“La crisis por Covid-19 le vino como anillo al dedo a la 4t para atajar la corrupción en el sector salud”.<br>

Irma Eréndira Sandoval

Un anillo en el dedo, es mi mujer<br>Una estrella en el pelo, es mi mujer<br>Un secreto al oído, un sabor conocido<br>Un olor familiar...<br>Una voz escondida, es mi mujer<br>Fierecilla dormida, es mi mujer<br>Una suave melena, un amor sin veneno<br>Una forma de amar.<br>

Emmanuel

En el marco de la ‘Semana de la Transparencia’, la secretaria de la Función Pública copió la frase dicha por el presidente AMLO de hace unos seis meses: ”la pandemia nos cayó como anillo al dedo”.

Si en ese entonces lo dicho causó sorpresa, ahora con más de un millón de contagiados y casi 100 mil muertos, la expresión resulta ofensiva, por no decir criminal.

El virus, pero sobre todo los muertos producto de covid, no han servido para atajar la corrupción en el sector salud; antes bien, se conocen ahora los intentos de ventas de respiradores artificiales a precios exorbitantes y cómo el embudo causado por un control irrazonable en la aprobación, compra y distribución de medicamentos ha ahorcado a todo un sector y, más importantemente, a cientos de miles de enfermos y contagiados. Ni la SFP ni la SSA han probado las supuestas corruptelas denunciadas con fines políticos, pues jurídicamente no ha habido nada. ¿Ha sucedido algo con relación a las farmacéuticas o consorcios cuestionados? La respuesta es no. De hecho, lo que se dibujaba como multas y castigos en un principio han desaparecido.

¿Con qué calidad moral (técnica ya sabemos no hay) soltar dicha frase cuando cien mil familias lloran a sus muertos y más de un millón han tenido que afrontar una enfermedad con más dudas que certezas? Yo no hablemos de enfermedades del corazón, de la diabetes, del cáncer, de enfermedades cerebrovasculares, hepáticas, renales, etcétera.

Señores, señoras de la 4T: se requiere más empatía por parte del servicio público; la tozudez de pensar que se tiene la razón a como dé lugar y que todo apoya una adecuada transformación, muestra la pérdida de contacto con la realidad.

Así que no, combatir la corrupción sin resultados NO es significativo para los muertos y todos quienes han sido afectados por malas decisiones gubernamentales. El combate a la corrupción ha resultado una falacia sin resultados reales. Si acaso uno: el floreciente mercado negro que lucra con uno de los derechos fundamentales como es la salud.

Pero el sinsentido continúa. En este escenario de crisis sanitaria y económica, la mayoría en el senado (sí, con minúsculas porque vulneran el Estado de Derecho y la presunción de inocencia) aprobó la ‘Ley Nieto’ para que la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) pueda bloquear a cualquier ciudadano o empresa sus cuentas bancarias sin necesidad de la orden de un juez.

Esta propuesta aún no autorizada por la Cámara de Diputados (seguramente la aplanadora morenista lo hará en breve) permite que la Secretaría de Hacienda (subordinada al Ejecutivo Federal) actúe como juez y parte; permite detener o bloquear propiedades de una persona sin ningún control judicial.

Dejan la materia al libre arbitrio de la autoridad como demandante y desaparecen con ello la certeza jurídica para el posible imputado, violando en el proceso sus derechos humanos. Bastará con que la UIF tenga ‘indicios’ para sostener que una persona o empresa está relacionada con delitos de financiamiento al terrorismo, operaciones con recursos de procedencia ilícita o los asociados con otros delitos.

Si bien pudiera parecer que esta es una medida para combatir la corrupción, lo que propone la UIF es ir en contra la presunción básica de inocencia y, más allá de ofrecer certeza jurídica, asemeja más a la idea de poder amedrentar con la aplicación de la norma.

El implementar esta ley por parte de la UIF no disminuirá la corrupción o las operaciones de procedencia ilícita, lo único que lograrán con ello es sacar el dinero ilícito del sistema financiero formal y crear un mercado financiero alterno (igualito que lo ocurrido en el sector salud), lo cual también tendrá otro tipo de implicaciones —negativas— para la economía del país.

Ante la crisis económica mundial, se deben tener sin lugar a dudas reglas claras que combatan a la corrupción, sí, pero que incentiven a los empresarios, a la gente en general a confiar en el país y a invertir y a gastar en el mismo.

Mientras el resto de los países del orbe ofrecen incentivos a las empresas y procuran que los empleados no pierdan sus puestos de trabajo, la 4T inventa propuestas inverosímiles para asustar la inversión y sacar los pocos ahorros del sistema financiero.

Tal vez Irma Eréndira tiene razón: la pandemia les ha venido como anillo al dedo. Pero ello para dinamitar las instancias autónomas y erosionar, cada día más, la confianza que propios y extraños tienen en nuestro país, quedando claro en el camino que el combate a la corrupción es solo el dicho (México pasó del lugar 99 al 104 en el World Justice Project, Índice de Estado de derecho, 2020).

El tan mentado anillo al dedo no es otra cosa que una argolla que asfixia, ahoga y estrangula lo que aún sirve en México.