Más que asumir a priori como un logro o un error la reciente visita de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) a la Casa Blanca, habría que detenerse a revisar los puntos trascendentes de la reunión con su homólogo Donald Trump, y evaluar los resultados que ya comienzan a trascender de dicha reunión para evitar caer en generalidades o posiciones a favor o en contra que habría que relegar a fanáticos de la política que sin objetividad aplauden o reprueban sin mediar un análisis al respecto. Pero más allá de esa revisión, lo cierto es que ambos mandatarios han sacado raja del polémico encuentro.

Previo al viaje del presidente de México al vecino país del norte habíamos advertido que no tuvo opción a rechazar la invitación del magnate de la Casa Blanca porque como lo reconoció el propio López Obrador en el discurso que pronunció, se estaba en deuda por un par de favores que hizo a nuestro país; apoyar con el recorte de barriles de petróleo cuando la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) intentaba obligar a México a que redujera su producción, y cuando se le solicitó su intervención para traer respiradores mecánicos en el marco de la emergencia sanitaria por Coronavirus.

Así que la visita que tanto “conmovió” a Donald Trump por tener el honor de ser la primera gira fuera de territorio azteca que realizaba AMLO, simplemente fue más que obligada y así habrá que asumirla.

En el anecdotario apenas se mencionará que simpatizantes y detractores acudieron a saludar unos, y a abuchear otros a Andrés Manuel. Ese asunto no trascendió en las crónicas más allá de si fueron convocados por algunos grupos afines y contrarios a AMLO.

Las visitas a los mausoleos de Abraham Lincoln y Benito Juárez, resultaron significativas, aunque quizá se pudo cuidar un poco más la imagen de AMLO para evitar que su figura se viese tan reducida frente a la escultura de quien es considerado uno de los mejores presidentes del vecino país del norte.

Pero más allá de esa anécdota, se puede advertir un impecable trabajo por parte del canciller mexicano Marcelo Ebrard, que fue pulcro en todos los detalles. El hecho de que los dos presidentes se apegaran al guion y no se salieran de sus discursos escritos, impidió que se tuviera que lidiar con algún comentario o frase fuera de lugar. Por ello también es encomiable que no se permitiera contestar preguntas de la prensa, principalmente cuando ambos mandatarios suelen incurrir en comentarios inapropiados.

Así, se evitó también que en la Casa Blanca se escucharan asuntos que habrían puesto en aprietos la cordialidad manifiesta, de tal manera que, el muro, la seguridad, los migrantes, y los dreamers, entre otros temas escabrosos quedaron fuera de la orden del día.

Y ni hablar de reclamos, por el contrario, solo se escucharon palabras de agradecimiento, de fraternidad, de buena voluntad, y de seguir trabajando de la mano. Todo conforme al guion y eso habla de lo bien cuidada que estuvo la agenda.

Andrés Manuel dejó atrás aquel discurso en el que comparaba a su nuevo amigo con Hitler, se olvidó de las demandas que interpuso en su contra ante la ONU y el libro de su autoría “Oye Trump”, a través del cual hacía fuertes acusaciones y posicionamientos en defensa de nuestros connacionales.

Por supuesto que tenemos claro que la puesta en marcha del nuevo Tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá, fue solo un pretexto para propiciar el encuentro.

La realidad es que Trump necesitaba a López Obrador en su cancha, pronunciando palabras de agradecimiento y buena vecindad para levantar su endeble campaña electoral en la que ya es superado por once puntos por el demócrata Joe Biden. Por ello hizo que AMLO viajara y pronunciara esas frases que escuchó, por ello no hubo exabruptos, por ello no hubo mofa, por ello no hubo insultos ni amenazas hacia los migrantes mexicanos como acostumbra hacerlo en sus actos de campaña.

Trump sabe que después de lo ocurrido con el asesinato de un afroamericano a manos de un policía blanco, acto que fue calificado como crimen de odio y despertó la furia de la comunidad negra, ha perdido el apoyo de una parte importante de sus votantes, de ahí que en este momento esté dispuesto a todo para ganar el voto latino.

Automáticamente los mexicanos dejaron de ser narcotraficantes, y violadores, palabras con las que Trump se refería hasta hace poco a nuestros connacionales, a los que ahora ya protege y cuida junto con toda la comunidad hispana a la que desde ayer llama “un tesoro “.

Y es que entre los resultados de la gira de Andrés Manuel, ya tendremos que anotar que este jueves el presidente de Estados Unidos, firmó un decreto destinado a “expandir el acceso de los hispanos a oportunidades educativas y económicas”.

“Ustedes son un tesoro, la comunidad hispanaestadounidense es un tesoro”, dijo Trump en un acto junto a empresarios y políticos latinos en la Rosaleda de la Casa Blanca.

Sabemos que Trump está en plena campaña electoral en busca de perpetuarse cuatro años más al frente de la Casa Blanca y hará cualquier cosa por conseguirlo.

Un tema que esperemos haya sido bien explotado por el presidente mexicano y su comitiva integrada por empresarios del más alto nivel, -con los que evidentemente limó asperezas en la trompicada relación que han sostenido- para atraer inversiones y mayores beneficios a nuestro país.

Por lo pronto, la detención del ex gobernador de Chihuahua César Duarte, es una buena señal que viene a confirmar la armoniosa relación que viven en estos momentos México y Estados Unidos, y ojalá de este lado de la frontera también le sepamos sacar provecho.

Habrá que seguir atentos a los resultados que seguramente emanarán de esta polémica visita en el corto y mediato plazo.