Más allá de lo que se vio y se dijo en el Primer Informe de Gobierno, de lo oficial, las cifras y los avances durante estos primeros meses de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, más allá de los simbolismos, como el de retar al orden constitucional, y llamar “tercer” a este “primer” Informe y del posicionamiento de las bancadas de oposición, el evento del primero de septiembre fue mucho más que eso.

 

El presidente tiene toda la razón cuando habla que sus opositores, es decir, los que están fuera de la órbita de Morena, están liquidados, por ello el discurso y lo informado el pasado primero de septiembre por AMLO es una suerte de mensaje a sus aliados, acerca de que ya hubo “pago de facturas” por el apoyo brindado en las campañas, y del rumbo político que, ahora sí, le dará a la 4T.

Los reacomodos en Morena y la 4T vendrán a partir de ahora en que estarán en el debate político por la definición de quién controlará las Cámaras, quién controlará al partido (Morena) y quién despegará dentro del gabinete presidencial.

En el Senado queda claro que Ricardo Monreal ya es el mandamás, pero el debate continúa fuerte en la Cámara de Diputados. Mario Delgado, Yeidckol Polevnsky y hasta el propio Ricardo Monreal se disputan el control y tanto las negociaciones, como los choques entre ellos parece que no tendrán tregua ni visos de unidad.

Esta misma lucha se repite en la sucesión del presidente nacional de Morena, entre los mismos que se desgarran las vestiduras por presidir la Cámara de Diputados.

 

La Revocación de Mandato

En el centro del debate, del destino de Morena, del presidente y de México, está, se dice, la “sucesión adelantada” misma que se definirá con la propuesta que haga AMLO de la “Revocación de Mandato”, ahí es donde se mostrarán los equilibrios de poder en Morena y la 4T, al dejar al descubierto las lealtades hacia el compañero presidente y los saldos de las disputas por los órganos de poder.

La primer gran noticia que se tuvo después del Informe son las declaraciones de Ricardo Monreal, quien afirmó que esta semana la Cámara alta examinará la iniciativa de revocación del mandato y consulta popular. Es decir, saca la propuesta de la congeladora.

En junio de este año, Monreal parecía subir la vara de la negociación a AMLO para sacar adelante la Revocación de Mandato. Condicionaba la propuesta a que cambiara la fecha en que López Obrador se someta a esta consulta, utilizó a la oposición, esa que está aniquilada, pues, aseguraba que la mantenían la negativa a que coincida con las elecciones de 2021, incluso comentó en lo que pareció una clara confrontación con AMLO: “Sin generar una opinión de mi grupo parlamentario, creo que eso es correcto de la oposición, si no, van a ser triturados”.

El senador Monreal ya con el control del Senado y contando con que su archi enemigo, Martí Batres acató la instrucción, cambió su postura y en una entrevista el pasado dos de septiembre, aseguró que aceptarán el 20 de noviembre como fecha para la revocación, tal y como lo planteó el compañero presidente.

De aprobarse en breve, como lo plantea Monreal, quedará en medio de la disputa y de cómo queden configurados el gobierno de la Cámara de Diputados y la presidencia de Morena, mientras que entre los saldos y resentimientos de estas batallas, al menos, en el Senado, Martí Batres espera la oportunidad de la venganza.

En la disputa por Morena están al menos tres grupos que influirán en cómo se lleve a cabo el procedimiento de la Revocación de Mandato y sobre el respaldo o no que pueda tener el camarada presidente.

De esta forma, el proceso de revocación de mandato, no jugará solamente en favor de AMLO, como se podría esperar, sino que la otra parte está en la intención de los grupos que aspiran alcanzar el poder dentro de Morena.

Los tres grupos son el que encabeza por un lado, Ricardo Monreal, el otro, con más talento y proyección política y administrativa, demostrada dentro del gabinete, lo lidera el canciller Marcelo Ebrard y uno más donde, desde luego, está AMLO y su grupo.

Bajo este contexto, la revocación de mandato bien puede ser como un cuchillo de doble filo, de un lado, sería realmente lo que el presidente planteó: Que se evalúe su gestión clara y llanamente y, que sobre eso se decida, y del otro, podría quedar como rehén de los intereses y ambiciones sucesorias de sus correligionarios en Morena junto a sus aliados, situación, que en el peor de los casos lo podría orillar a dejar el cargo o bien, conceder, ceder o quedar maniatado el resto de su mandato ante los grupos empoderados.

La apuesta sobre la “revocación de mandato” puede estar en una vertiente muy peligrosa para la estabilidad política del país, para la confianza misma de las autoridades y con el riesgo de quedar a merced de los carroñeros de la política que están al acecho de quien caiga en el intento,