Los cuatro jinetes del “apocalipsis fiscal” galopan a todo tren en la llanura mexicana de la “4ª Transformación”:

1o.- La tipificación de “delincuencia organizada contra la seguridad nacional” aprobada por el Senado, para los EFOS y los EDOS -quienes venden y compran facturas falsas- que se perseguirá de oficio y sin derecho a fianza.

2o.- La euforia recaudatoria desatada por la misma autoridad hacia una base de contribuyentes cautivos que no ha aumentado en términos reales desde hace dos años, dejando fuera de este esquema a los informales, que por millones pululan por todas partes.

3o.- La “carnicería” -porque ya rebasó la simple cacería- desatada por las hordas de inspectores, auditores o como la nomenclatura del SAT les llame, en contra de empresas de todos los giros y tamaños a lo largo y ancho del País.

4o.- El límite del 30% sobre su utilidad fiscal ajustada por la autoridad para la deducción de los intereses que pagan las empresas por sus deudas.

Ahora sí, como dijo Jack El Destripador, “vámonos por partes” con cada una de las cuatro medidas impopulares de este gobierno populista:

1.- En un cruce de información que hice utilizando mi plataforma de Big Data, descubrí que el 58% de los contribuyentes que presentaron durante el 2018 declaraciones fiscales donde el SAT detectó entre sus deducciones de impuestos a empresas fantasmas, no sabía que estaban haciendo trato con los EFOS.

Está bien, es un error de los EDOS o de sus contadores no verificar el status fiscal de sus proveedores, pero pedirles a empresas y particulares que investiguen si quien les factura es un facturero, pone en manos del paga-impuestos una tarea de investigación que debe realizar el recaudador.

Es como si un comensal tiene que andar detrás del mesero y de los cocineros para ver si en el trayecto de la cocina hasta su mesa, el platillo que pidió es manejado por manos limpias.

Ya me imagino al parroquiano siguiendo al mesero, al cocinero y a los pinches por todos lados para ver si se lavan las manos antes de tocar los alimentos que se va a comer.

Me van a perdonar, pero ese jale corresponde al dueño del restaurant, porque el consumidor está pagando un servicio que incluye ese tipo de supervisión.

Esta persecución contra empresarios, personas físicas y particulares se evitaría si el SAT identificara a los factureros en el momento mismo en que intentaran registrar fiscalmente a sus empresas fantasmas.

¿Dónde están los “expertos” de los que tanto presumen las jefazas y jefazos del SAT, para “desarmar” a los delincuentes antes de que disparen contra sus víctimas?

¿Dónde están esas mismas “chuchas cuereras” que fueron presentados en sociedad en una de las mañaneras, para ayudarle a documentar al presidente la tipificación de delincuencia organizada, solamente contra los que con conocimiento de causa compran facturas falsas para pagar menos impuestos?

Están agarrando parejo y dicha medida va a alejar a los inversionistas y provocará que muchos se den de baja ante Hacienda y se vayan a engrosar las ya abultadas filas de los informales, de quienes me ocupo en seguida:

2.- El mercado de los informales mueve en el 2019 casi dos billones de pesos -sí, dos millones de millones de pesos- ocupa a más de tres millones y medio de personas, cuyos patrones no los tienen en el IMSS, les pagan “por debajo de la mesa”, no están formalmente dentro del sistema bancario nacional y para colmo, manejan casi el 60% de sus ingresos y egresos en efectivo o mediante transacciones de tarjetas de crédito y débito.

Además de que no declaran ante el SAT porque simplemente no están dados de alta, los informales no pagan predial, muchos se roban la luz y otros servicios públicos, venden fayuca y son una desleal competencia contra los negocios formales.

Nadie del SAT ha informado de algún plan para aumentar la base de contribuyentes, jalando a cuentas a los informales. Todo el rigor de la fiscalización recae prácticamente en el mismo número de causantes cautivos y esto, desmoraliza y ahuyenta a los emprendedores formales.

3.- Se hablaba en México de una cacería fiscal, cuando empresarios de Jalisco denunciaron que un inspector del SAT indiscreto les confió que tenían instrucciones de ejecutar mínimo 50 auditorías fiscales al día en las principales ciudades de ese Estado.

Ahora, a “ojo de buen cubero”, un inspector del SAT puede “determinar” que la fachada de un contribuyente requerido no es lo suficientemente formal, que el logo o el mobiliario de la empresa no están acorde al giro y con base en eso puede anotar en sus resolutivos de visita que tal o cual causante es sospechoso y como consecuencia, ser sometido a una auditoría de gabinete, física, ser intervenido y llegar incluso a la congelación de sus cuentas bancarias.

Esto ya no es una cacería; se volvió carnicería.

4.- Varios fiscalistas a quienes consulté me dijeron que la disposición de topar en un 30% la deducción de los intereses de deudas que pagan las empresas, va a provocar una lluvia de quiebras y amparos.

Es cierto, hay negocios que simulan la adquisición de pasivos para pagar menos impuestos, pero según mi Big Data, en el 2019 estos casos no llegan ni al 25%, lo cual significa que las deudas del 75% restante son reales, mismas que a partir del próximo año podrán deducirse nada más hasta en un 30%.

Entonces, los poco más de 500,000 empleos que se han creado en lo que va del año, se van a esfumar apenas toque tierra el 2020 y no solo eso: al no poder deducir fiscalmente los intereses de deudas reales, miles de empresas no tendrán de otra que cerrar, con lo cual, aumentará el desempleo a niveles que ningún especialista en el tema se atreve a precisar hasta ahora.

Aquí están los cuatro jinetes del apocalipsis fiscal mexicano, bien montados en briosos bridones que harán retemblar en sus centros la tierra.

 

“Y ante todo esto ¿dónde están los contrapesos empresariales, sociales, cívicos, ciudadanos, políticos, económicos, para hacerle ver al gobierno populista de la “4ª Transformación” lo impopular de estas medidas”, se pregunta la irreverente de mi Gaby.

placido.garza@gmail.com

PLÁCIDO GARZA. Nominado a los Premios 2019 “Maria Moors Cabot” de la Universidad de Columbia de NY; “Sociedad Interamericana de Prensa” y “Nacional de Periodismo”. Forma parte de los Consejos de Administración de varias corporaciones. Exporta información a empresas y gobiernos de varios países. Escribe para prensa y TV. Maestro de distinguidos comunicadores en el ITESM, la U-ERRE y universidades extranjeras. Como montañista ha conquistado las cumbres más altas de América.