El partido que muchos esperamos durante cuatro años está por llevarse a cabo. El Mundial de Brasil 2014 llega a su fin con el juego decisivo, los futbolistas acarician la máxima gloria que cualquiera podría tener, están a un paso de hacer historia o quedar como simple anécdota. Alemania y Argentina son los últimos sobrevivientes y por tercera ocasión en la historia se enfrentarán ante sí en una final de Copa del Mundo.

 

Ambas selecciones tienen argumentos sólidos para llevarse el título, sin embargo, los alemanes son los que se alzan como los grandes favoritos por el desempeño que han mostrado en el Mundial y, sobre todo, por la aplastante victoria ante Brasil. Es importante que los dos equipos estudien las fortalezas y debilidades de su rival. El exigirles que salgan a darlo todo en el campo está de más, pues es más que obvio que los 22 jugadores querrán ganar el partido. Lo que se les debe pedir es que sean racionales, que no se dejen ganar por un impulso y por una jugada echen a perder el partido, es decir, que exista concentración al máximo.

El partido puede ser bastante espectacular, aunque cerrado, se definirá por uno o dos goles de diferencia seguramente. Las individualidades pueden ser un factor determinante, pero lo más importante será privilegiar el juego de conjunto.

Alemania tiene muchas virtudes y fortalezas, empezando, precisamente, por su juego en equipo. El medio campo teutón es de miedo, son jugadores de mucha calidad que pueden resolver los partidos cuando éstos están en su momento más cerrado. Si bien el equipo germano se caracteriza por ser un bloque, destaca la figura de Toni Kroos quien, a mi criterio, es el mejor jugador del Mundial.

Kroos es un futbolista exquisito, difícilmente falla un pase, juega fácil, de primera o de segunda intención, abre espacios, filtra balones y posee buen disparo de media distancia. Me recuerda mucho a Xavi Hernández cuando estaba en plenitud de facultades. El volante alemán, próximo jugador del Real Madrid, se ha convertido en el motor de su escuadra, un jugador muy callado pero que rinde en todos los partidos y que es determinante para el funcionamiento germano.

Además, Alemania cuenta con Klose, goleador histórico de los mundiales, un veterano de mil batallas que, es cierto, ya no aguanta a plenitud física todo el partido, pero con una que tenga puede matar a su rival, así ha sido siempre. También están Özil y Götze. El primero es un referente natural pero no ha logrado destacar en la competencia, necesita enchufarse rápido el domingo. El segundo es un gran revulsivo, con una técnica privilegiada y que puede cambiar las cosas si así se lo propone.

 La debilidad del equipo europeo es su defensa, a pesar de contar con el considerado mejor portero del mundo, Neuer. Si bien Hummels es un central de gran clase, nominado incluso a ganar el Balón de Oro (aunque cabe destacar que está en duda para la final), los centrales alemanes son lentos y a Höwedes, lateral izquierdo, le cuesta el manejo de perfiles cuando lo encaran. Las ventajas que puedan darles a los ofensores argentinos, por muy pequeñas que sean, pueden costarles muy caro.

Argentina, por su parte, llega al séptimo partido dejando muchas dudas en su funcionamiento. Jugó una de las peores semifinales de la historia, un partido aburridísimo ante Holanda. Los sudamericanos no han jugado bien en este mundial, no han mostrado argumentos para ser candidatos al título y, sin embargo, ya están en la final, tienen la oportunidad de ser campeones del mundo.

Messi es, sin duda, la gran fortaleza de los argentinos. Pero Messi no ha jugado bien en el Mundial, ha metido goles, sí, pero no ha sido el jugador espectacular que nos tenía acostumbrados cuando jugaba en el Barcelona. A pesar de esto, a pesar de que camina todo el partido, que desaparece, que no pide el balón, en 4 partidos ha sido decisivo para su equipo, él comandó las victorias ante Bosnia, Irán, Nigeria y Suiza. Con simples destellos, con eso Messi ha jugado el que muchos dicen que es su mundial.

 Hoy más que nunca argentina necesita a Messi y el crack necesita a su equipo. Para callar de una vez a sus detractores, para ganar el título más importante de su carrera. Es ahora o, quizá, no lo será nunca y él lo sabe.

 A pesar de esto, Alemania parece tener ventaja, pero sólo en el papel. Ambas escuadras pueden ganar, habrá espectáculo. El Mundial ha llegado a su fin, que gane el que juegue mejor. Así entonces.