A muchos nos costará trabajo imaginar cómo sería la vida política del país después del 2024 cuando se termine el sexenio del ahora presidente López Obrador. Habrá quienes aseguren que, un hombre del perfil de Andrés Manuel, jamás— se separa de la política, solamente toma un tiempo para relajarse. De acuerdo con el mismo mandatario, en el instante que finalice su periodo— se retirará por completo de los reflectores. Lo mejor es lo que queda en la conciencia de los mexicanos y siempre he pensado que el pueblo es sabio y agradecido”, en alguna ocasión comentó.

Tiene razón, más de 40 años de lucha irrestricta e inagotable merecen un descanso y una vida tranquila en familia. Sin embargo, el gran dilema antes de que concluya su sexenio es visualizar a su posible sucesor en Palacio Nacional. Él mismo ha comentado que, el pueblo es quien pone y quita, en esa lógica, se inclinará por aquel personaje que dé continuidad al programa de transformación del país en la 4T. 

Mucho se ha especulado sobre ese tema, más allá de que todavía faltan 4 años para que lleguemos a la recta final de ese capítulo. Sin embargo, a varios nos invade la suspicacia latente de conocer quién está en el pensamiento del presidente para su reemplazo. Para muchos la moneda está en el aire y no hay nada definido aún; sería una irresponsabilidad asegurar que hay un perfil decidido desde este momento. De lo que sí estoy completamente seguro es de que, en la mente de López Obrador, transita el nombre de Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal y Claudia Sheinbaum, los tres: pieza clave de la estructura ganadora del histórico 2018.

Sin embargo, si nos justificamos en dos aspectos fundamentales que quizá puedan llegar a ser la piedra angular, serían las labores y la efectividad, asimismo, el nivel de aprobación. Si nos basamos en esa premisa, las señales apuntalan al canciller, Marcelo Ebrard a partir de este momento. En primera, el Secretario de Relaciones Exteriores, es uno de los hombres de confianza del presidente; de hecho, las tareas han sido reconocidas por López Obrador que ha enaltecido su quehacer; ese mismo ánimo, se depositó de forma preponderante para conducir la política en el exterior con resultados siempre positivos. En segunda, hay un antecedente que se relata desde la época del gobierno capitalino en donde Andrés Manuel, consideró en muchas funciones al frente de la administración, incluso, se habló de una lealtad en la fase que se designó al aspirante a la presidencia en 2012. Amor como amor se paga.

Y por si fuera poco, la aprobación del Secretario, Marcelo Ebrard, posee un porcentaje altísimo de aceptación— basándose en los estudios de la encuestadora Enkoll. Asimismo, ayer circuló una evaluación sobre los líderes políticos para defender el proyecto del ahora jefe del ejecutivo federal. Según los datos de Massive Caller a pregunta expresa de ¿qué líder político considera que puede salvaguardar mejor el legado del presidente Andrés Manuel López Obrador?, el 42.1% respondió que el canciller Ebrard; le siguió la titular de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum con 28.2%.

Evidentemente eso es una señal grandísima en el primer tercio de la gestión de Andrés Manuel. Por ello, no podemos soslayar la importancia que juega en estos instantes, Marcelo Ebrard. Su relación con López Obrador es bastante sólida; incluso, me atrevería a decir que, el canciller, en un perfil en el que se depositó parte importante del programa de la 4T. Por esa sencilla razón: se convierte en un presidenciable con altas posibilidades de ganar si la decisión se inclinara a su imagen, para convertirse en el próximo presidente constitucional de México. Su aspiración a pesar de ser prematura, está en la mente del Secretario de Relaciones Exteriores, es un hecho.