Se vale rectificar. Se acabó el hostigamiento hacia México de parte del gobierno de Estados Unidos. Impecable manejo de nuestras relaciones exteriores comerciales, de amistad y cooperación vecinal. Nuestro presidente AMLO agradeció a Trump en visita a la Casa Blanca el no haber intercedido en los intereses de México —como amenazó hacerlo—, haber finalmente respetado la soberanía mexicana, ante la siempre viva insistencia del diálogo, la transparencia, la proactividad que caracteriza al actual gobierno de México, que en lugar de optar por el enfrentamiento, la simulación, el oscurantismo, la violencia, el armamentismo o la sangrienta guerra intestina, da vuelta al timón hacia la abierta comunicación dirigida hacia la protección trilateral para la detonación de la productividad económica. Los deseos opositores de confrontación de parte de Trump hacia México —o contra AMLO— que albergaban padeciera la 4T, no fueron cumplidos. Habrá de aceptar el grupo minoritario opositor eventualmente, pues es una realidad que donde quiera que se presenta AMLO porta frente en alto, autoridad moral, liderazgo. Planea sus decisiones basadas en aquello que aporta bienestar a los mexicanos, porque el desarrollo económico social del país es su misión, la riqueza de nuestro territorio manejada para el beneficio de los ciudadanos es la dirección que lleva la cuarta transformación de la vida pública nacional, un orgullo para México.

Como era previsto, la visita del líder mexicano a Estados Unidos, de igual a igual frente a Trump, encantó a nuestros paisanos de aquel lado, lo recibieron con emoción, son 38 millones, lo aman, y él también. Nos da esperanza para salir adelante la reafirmación de valores inamovibles de nuestro gobierno, de su entereza. La verdad es que las políticas del mandatario mexicano han causado impacto. Trump no fue la excepción, se impactó desde que fue elegido el presidente mexicano, y como ya no se lidia en México con aquellos líderes corruptos de antaño, pues cabe ahora el respeto mutuo, la admiración, la cooperación fincada en los derechos humanos, el reconocimiento al exterior —e interior— de lo logrado en nuestro país en los últimos dos años. Las mujeres y los hombres que apoyan como líderes adjuntos al presidente AMLO, que representan y sirven los intereses de nuestra nación, han sido parte clave de la 4T. El saberse rodear de los especialistas más capacitados es una gran virtud y la Cancillería al mando de Marcelo Ebrard hizo una labor espléndida de coordinación, de negociación, logrando un encuentro sumamente exitoso para México. Felicidades