Patentar o no las vacunas  de Covid-19

El mundo entero debate hoy el asunto sobre las patentes de las vacunas. De acuerdo a la normatividad vigente, toda fórmula, invento o creación puede ser patentada, con miras a incentivar a la innovación mediante la posibilidad de obtener beneficios económicos a partir de su desarrollo y comercialización.

En este sentido, la protección de la propiedad industrial e intelectual es un pilar del modelo capitalista; aquel definido por la la prevalencia de ley de la oferta y la demanda, por la limitada acción del Estado como garante de los equilibrios económicos y por la generación de incentivos.

Sin embargo, la pandemia provocada por la covid-19 ha obligado a replantear estos principios. Para ello, algunos países han promovido, en el seno de la Organización Mundial del Comercio (OMC) la relajación de estas medidas en aras de la posibilidad de que distintas industrias farmacéuticas alrededor del mundo sean capaces de producir las vacunas que hoy son utilizadas como medidas de emergencia contra la enfermedad.

Desafortunadamente, el derecho internacional es difícilmente coercitivo, y aun mas problemático resulta el proceso de toma de decisiones al interior de la OMC, pues los Estado, de acuerdo a sus intereses políticos y económicos, deben alcanzar acuerdos por consenso.

Katherine Tai, responsable de las politicas comerciales del gobierno de los Estados Unidos, ha expresado recientemente la postura de su país en torno a las necesidades excepcionales de permitir que las patentes sean liberadas. Este país se ha sumado a un larga lista de gobiernos que propugnan que se adopten medidas de excepción con el propósito de sanar al mundo de la pandemia.

En el otro lado de los razonamientos se encuetran aquellos que argumentan que fueron precisamente los incentivos ofrecidos por las patentes los que hicieron posible el desarrollo de las vacunas en un extraordinariamente corto periodo de tiempo. En adición a ello, arguyen que la liberación de las vacunas no resolvería el problema, pues quedarían sin resolver asuntos cómo la capacidad de producción, la garantía de su calidad y las exigencias en la supervisión del desarrollo de las fórmulas.

En palabras de una articulista de la BBC, liberar las patentes sería como entregar una receta culinaria sin ingredientes a un cocinero que no tiene entrenamiento y que carece de los utensilios necesarios para preparar el platillo. En línea con esta alegoría, un pastel de chocolate puede quedar bien o mal hecho, mismo si los reposteros siguieron la misma receta.

El Papa Francisco, por su parte, se ha sumado a los líderes mundiales que abogan en favor de la liberación de las patentes. Sin embargo, la sociedad sufre - expresó el sumo pontífice- del “virus del individualismo”.

El debate continuará indefinidamente pues consensos en temas espinosos, y aun más ligados a intereses políticos y económicos, son raramente alcanzados. Así lo ha demostrado históricamente el derecho internacional. Mientras ellos debaten vía remota desde sus palacios de gobierno o desde los ministerios de salud, India registra alrededor de 300 mil contagios diarios, y el país vive una pesadilla que parece no tener fin.