El día de ayer las Cámaras legislativas aprobaron, sin mayores contratiempos, la nueva ley para la revocación de mandato presidencial, al ser una modificación constitucional, pasa a los congresos locales para culminar con el proceso legislativo correspondiente y su final publicación en el diario oficial de la federación, para su entrada en vigencia.

Si bien, los supuestos previstos en el proyecto de Ley: firma del 3% de la lista nominal en la solicitud para el inicio del proceso más la posterior participación del 40% de la misma, nunca se deben olvidar los caprichosos azares de la política, y paradójicamente viene esta ley a consumarse en una franca crisis (la primera) del lopezobradorismo en el poder; "se empodera a las mexicanas y los mexicanos, ante la piedra angular del sistema político mexicano. El Presidente no será más intocable", son alguna de las frases que escuchamos del líder en la Cámara de Diputados por MORENA, Mario Delgado. Bien hasta ahí, o en apariencia, reza un dicho popular que "hay que tener cuidado con los deseos, que a veces pueden convertirse en realidad", y es que este nuevo escenario (y para el que esto escribe, innecesario) puede llegar a convertirse en un incentivo para la muy perversa ultra-derecha, capaz de cualquier barbaridad con tal de ver a Andrés Manuel en la lona, y de ser posible, fracasado, fuera de la presidencia.

De todos los hechos negativos y que han cimbrado a la opinión pública nacional e internacional, desde Tlahuelilpan hasta el caso LeBarón, ¿quién puede garantizar que no hay una mano o manos negras desestabilizadoras del proyecto de Nación de AMLO y del país mismo?, nadie, de hecho es más posible de lo que la mayoría pudiera llegar a pensar, ya lo han demostrado por años: con tal de descarrilar a López Obrador, hoy ya Presidente, son capaces de LO-QUE-SEA. La, ya por Ley posibilidad de revocación de mandato no hará más que llenar de ilusiones (y combustible) a estos personajes de la más negra oscuridad política mexicana; el inicio, o más bien incremento, de un torpedeo brutal, por todos los frente posibles, a la institución más importante, piedra angular por muchas décadas, de nuestro sistema político, como lo es la presidencia de la república. Su socavación está ya en la mira y esta nueva ley conseguirá que lo esté aún más.

No puedo sino evocar a James Cameron, el Reino Unido y la consulta para el BREXIT, nunca se calculó un resultado como el que se dio, y en las encuestas más alocadas, sin embargo el saldo ya lo conocemos, se puso en vilo a aquella potencia mundial y a la viabilidad de la Unión Europea misma, sin ninguna necesidad más que el aplauso populista fácil, por parte de propios y extraños para Cameron; nada pudo salirle peor.

No vaya acabar siendo, y esto aun lo veo como un escenario casi imposible, dado el aun impresionante capital político con el que goza el Presidente, que este periodo presidencial sea el primero en casi un Siglo que no sea un sexenio (desde Lázaro Cárdenas), sino que sea de un trienio, y es que ya sucedió una ocasión lo impensable: en el 2006 ganó un personaje, que un año antes, solo figuraba en una encuesta, y lo hacía en el lugar número 19, su nombre: Felipe Calderón Hinojosa, acabó llegando a la presidencia.