Después de la exoneración de Bartlett, Irma Eréndira Sandoval se ha convertido en un “Virgilio Andrade”, quien en su momento exculpó a Angélica Rivera del asunto de la Casa Blanca. La historia es por todos conocida.

El anuncio de la exoneración se hizo en la tarde, horario extraño para las noticias emanadas de la 4T, las cuales casi siempre se dan en la mañanera. Ello no fue óbice para que al día siguiente siguiera siendo tema (y seguro continuará siéndolo). La decisión de no encontrar ningún problema u omisión en la declaración de Bartlett será considerada como el primer gran golpe auto-infringido a la 4T. La razón es sencilla: lo que prometieron combatir, en su primer gran desafío, decidieron actuar igual que en el sexenio pasado. Irma Eréndira Sandoval proclamó sería la primera defensora del gobierno honesto de López Obrador y burlonamente prefirió legitimar la declaración patrimonial realizada por Bartlett.

La secretaria tampoco aclaró que no soportaría los comentarios vertidos sobre su persona en la prensa. Así, no dejó pasar la oportunidad de revirar a los artículos de opinión de Denise Dresser y Sergio Aguayo. Llama la atención que los mismos son del 23 de este mes y ella los retomó hasta una semana después.

Comentó en twitter: “Los mezquinos ataques de los mismos de siempre, como @DeniseDresserG y @SergioAguayo, me hacen lo que el viento a Juárez. La #4T vive y la lucha sigue. Recomiendo la lectura de este texto de hoy en @LaJornada…”

En orden: su escrito supura una falta de comprensión de la libertad de expresión; sufre una confusión al suponer la 4T encarnada en su persona (ella será parte, pero no es la 4T) y omite mencionar que el artículo recomendado está suscrito por su esposo el Dr. John Ackerman. Por todos es conocido, “alabanza en boca propia es vituperio”. Sin olvidar que siendo ella secretaria de la Función Pública debería recordar que citarlo y promoverlo puede ser considerado como conflicto de interés.

Ackerman, a su vez, hizo de su artículo una pseudo-defensa de la funcionaria y dice que no es igual AMLO que EPN. Y no, nos queda claro en qué no son iguales; de hecho, la forma en que Irma Eréndira se comportó en el caso de Bartlett es en sí mismo semejanza a lo realizado por Virgilio Andrade en el sexenio de EPN. Lo que es peor, es una copia corregida y aumentada de dicho funcionario. Sí existía la duda, el escrito de su esposo confirmó la semejanza. Total, académicos ambos (Andrade y Sandoval) quienes no supieron comportarse a la altura de su encomienda pública.

Como muestra de ello, es la respuesta de Denise Dresser en la misma red: “Mi estimada: si las críticas te hicieran lo que el viento a Juárez, no tuitearías al respecto. Como decía Shakespeare: “la dama protesta demasiado”. Y los ataques “mezquinos” que te molestan son idénticos a los tuyos sobre Virgilio Andrade luego de sus exoneraciones cuestionables.”

Lo realizado por Irma Eréndira consolida la creencia de que la corrupción se crea, se modifica y se transforma más allá de los sexenios. Lo cual es una lástima; la oportunidad de demostrar su valía prefirió apagarla, y darle nueva luz y brillo a la corrupción. Ya podremos llamarla indistintamente Irma Eréndira Sandoval o Virgilia Andrade.