Carlos Mora Álvarez, vicepresidente de Relaciones Institucionales de Grupo Vidanta, publicó en El Universal un gran y merecido elogio sobre “doña Martha Elena Federica Bárcena Coqui”, embajadora de México en Estados Unidos... y también, de pasada, también con toda justicia, de su esposo, el embajador retirado Agustín Gutiérrez Canet.

El señor Mora Álvarez narra un encuentro entre Martha y Agustín con el dueño de Vidanta, Daniel Chávez, integrante del Consejo Asesor Empresarial del presidente Andrés Manuel López Obrador.

El ejecutivo de Vidanta dice de la embajadora:

√ “Doña Martha Bárcena Coqui nos ha honrado hasta hoy con su desempeño magistral como la máxima representante de los mexicanos ante los Estados Unidos de Norte América”.

√ “La señora embajadora es una mujer de profundas raíces, un ejemplo a seguir, de una valentía y honor excepcional que predica con el ejemplo su amor por México para las nuevas generaciones que deberán aprender de sus enseñanzas”.

√ “Ella sigue el ejemplo de fortaleza de Eleanor Roosevelt que declaró ‘el curso de la historia está dirigido por las decisiones que tomamos y nuestras decisiones surgen de ideas, de creencias, de valores, de los sueños de las personas’; y doña Martha es una mujer que sueña, por supuesto, con un México siempre mejor”.

Del embajador en retiro, Gutiérrez Canet, el funcionario de Grupo Vidanta, dice que es un “intelectual férreo en su profesión de acucioso periodista”.

Sin duda, los anteriores son juicios absolutamente precisos y necesarios. Precisos porque Martha Bárcena es de lo mejor qué hay en la 4T y, por supuesto, porque Agustín Gutiérrez honra a lo más brillante del periodismo mexicano con sus artículos a veces muy críticos relacionados con la política exterior del gobierno en el que no solo colabora su esposa, sino con el que tiene una estrecha cercanía.

No nada el señor Gutiérrez Canet, hace tantos años, salió de Excélsior siguiendo a Julio Scherer porque es de la clase de hombres que no van a limitar su libertad expresión por ningún motivo.

No sorprende, pero indigna, que funcionarios de segundo nivel de la cancillería sean incapaces de entender al buen periodista y golpeen tanto a Agustín filtrando calumnias en no pocos medios. Marcelo Ebrard debería poner orden, castigar a quienes que hacen eso y disculparse con Agustín Gutiérrez Canet.

Agustín abandonado Excélsior detrás del histórico Scherer