El próximo domingo 4 de junio se celebrarán elecciones para elegir las gubernaturas del Estado de México, Coahuila y Nayarit, la batalla comenzó reñida. Pero a lo largo de los días está aumentando la beligerancia y las acusaciones están aumentando de tono, lo cual se torna complicado porque aún no hay claros punteros.

Ante el ríspido ambiente de confrontación que arreció en las últimas semanas, queda claro, que es necesario recordarles a los partidos políticos y sus integrantes, que la gente ya está cansada de la polarización y el conflicto.

Según una encuesta de Gabinete de Comunicación Estratégica, siete de cada 10 mexicanos temen que la llamada guerra sucia impere en las campañas rumbo a las elecciones, para el 73.9 por ciento de los encuestados: “Sólo aturde y no les dice nada”, y sólo al 18.2 por ciento le ayuda a tomar una mejor decisión de por quién votar.

De cara a las elecciones presidenciales de 2018, los comicios electorales del próximo 4 de junio son una excelente oportunidad para los partidos políticos de aprender y reconocer sus fallas, tal como lo fueron las del pasado 2016, lo que llama entonces la atención es porque algunos siguen actuando como si el electorado no les importara.

Entonces, ¿por qué si saben y reconocen ante la opinión pública que el electorado mexicano está fastidiado, cansado y harto de la guerra sucia, siguen fomentándola?

Hay que decirlo, en este proceso electoral, a pesar de la reforma político-electoral de 2013, la guerra sucia es una constante, no exclusiva de un partido o candidato, porque casi todos participan en este tipo de campañas negativas, que adquieren este calificativo porque se centran en hablar del adversario, generalmente en contra, en lugar de hablar sobre las fortalezas o propuestas propias.

Esto último es lo verdaderamente preocupante, ya que confunden terriblemente al electorado, que a últimas instancias ya no sabe por quién votar, es decir, no conoce las propuestas y estrategias para gobernar del candidato o la ideología del partido, en lugar de ello, está al tanto de todos los aspectos negativos, oscuros o desagradables de los candidatos, aunque estos no sean siempre verdaderos o sólo sean una representación disfrazada de la realidad.

Las propuestas políticas son eclipsadas por la denostación mediática, para ello el uso de las redes sociales ha resultado ser una excelente herramienta, en ellas circulan toda clase de videos y audios editados, imágenes distorsionadas y fuera de contexto, memes y hashtag denigrantes, discriminatorios y humillantes, en fin, toda está “información” en nada abona a verdaderamente informar al electorado mexicano.  

La diferencia es que el electorado mexicano ha madurado, entonces ante la guerra sucia, muchos podrían optar por el abstencionismo o el voto nulo, el cual de acuerdo a las estadísticas no ha dejado de aumentar, por ejemplo, en las elecciones del año pasado fue del 53 por ciento, lo cual representa costos enormes, no solo económicos, también en términos de credibilidad y legitimidad.