Pumas es considerado como uno de los equipos más grandes del balompié mexicano. Sus siete títulos y su convocatoria nacional lo avalan así. Además, es el club representativo de la Universidad Nacional Autónoma de México, la cantera más histórica de nuestro fútbol y un equipo que, históricamente, ha transmitido muchas alegrías a la afición por su estilo ofensivo y dinámico que los ha acompañado durante muchos años.

Hasta hace unos años así eran los Pumas. Un equipo que atacaba siempre, que buscaba la victoria, que hacía de su cancha una fortaleza y que gustaba de ser protagonista. Hasta hace unos años así eran…

Una de las peores crisis en la historia de los felinos se dio en los años 2005 y 2006, cuando se vieron involucrados en temas de descenso. A pesar de que esta situación logró ser revertida, y que se consiguieron un par de títulos (2009 y 2011), el dinamismo poco a poco se ha ido perdiendo, llegando a ser prácticamente nulo en la era actual.

Si esto no fuera suficiente para impacientar a la afición, Pumas ahora sepulta poco a poco su esencia. En el torneo actual cuenta con nueve futbolistas nacidos en el extranjero, cuatro de ellos naturalizados. Estos jugadores no son determinantes en el accionar del equipo (salvó Verón, eterno defensor central), no son figuras de la liga y no demuestran tener la calidad suficiente para tapar a los jóvenes talentos mexicanos con los que cuentan los universitarios.

Ludueña sólo da muestras de su calidad de vez en cuando, Romagnoli es un gran recuperador pero equivoca muchos pases, Sosa no ha dado muestras de su calidad, Lagos lo pintaron como un jugadorazo y es bastante mediocre, Dante… bueno, es Dante; Leandro está muy cerca del retiro y muy lejos del gran jugador que fue, Britos es un futbolista mediano y Dutari, la flamante nueva contratación que jugó casi nada el semestre pasado, es una incógnita. Ellos son las grandes figuras de Pumas.

Qué diferencia sería el contar con tres extranjeros (en vez de nueve), de calidad, referentes en cada una de sus líneas, que fueran figuras no sólo del club, sino de la Liga Mx. Pero los directivos auriazules muestran poca visión para hacer crecer al equipo.

 Aunado a esto, José Luis Trejo se empeña en demostrar que no es el técnico que necesita el equipo unamita. Siempre juega a defender, a contratacar, a guardar los resultados, a priorizar los empates si se juega de visitante y, el colmo, en dos jornadas consecutivas, ante Chivas y Toluca, hizo perder a Pumas, a pesar de que su equipo tenía superioridad numérica en el campo, al mostrar una nula capacidad de reacción, falta de variantes y deficiencias defensivas en su parado táctico.

 Hoy Pumas está lejos de lo que debería ser, de su historia, de su esencia, de su tradición. La cantera histórica se ha secado, ha sido tapada por los directivos que prefieren jugadores mediocres en vez de apostar por el talento nacional. Pumas no es dinámico, es aburrido y, así, con todo esto, difícilmente volverá pronto a los primeros planos del fútbol mexicano. Así entonces.