La actual pandemia nos ha llevado a una situación límite donde finalmente se ha puesto de manifiesto algo que con demasiada frecuencia olvidamos: las limitaciones y falibilidad de la naturaleza humana. Y uno de los campos donde mejor se ha revelado esto es la ciencia, en tanto los presuntos científicos han sido incapaces de entender y controlar a este nuevo virus Covid-19. Lo que hemos visto venir desde la ciencia en este ámbito es incertidumbre, contradicciones, estudios y modelos fallidos, y a veces engaños deliberados. A consecuencia de esto los gobiernos del mundo se han visto superados por el desafío que se plantea y sus resultados están lejos de ser óptimos.

Pero las desagradables revelaciones en esta situación límite no han parado ahí. También hemos podido constatar la disposición de algunas personas hacia el mal radical que ha dado lugar a otro tipo de pandemia más virulenta y peligrosa: la politización de la epidemia. En efecto, hemos visto que en muchos países se ha detonado un conflicto político interior en torno a un tema absurdo: la culpa por la epidemia. El conflicto es puesto en escena por los grupos de interés nativos que desean recuperar el control del Estado y los gobiernos en funciones, y donde aquellos grupos de interés culpan sistemáticamente a los gobiernos de las causas y consecuencias de la epidemia.

Muy poco o casi nada habría que lamentar de esta guerra política interna si sus efectos se limitaran a la autodestrucción de los políticos, porque entonces el mundo seguiría igual o mejor que antes. El problema es que esta politización nos afecta a todos porque ha ido poniendo los ciudadanos ordinarios en un estado de desinformación e incertidumbre. Esto ocurre porque los grupos de interés opositores en cada país se ocupan en construir y difundir narrativas de terror en torno al virus, en muchas ocasiones valiéndose de científicos corruptos que diseñan estudios a modo, con el fin de paralizar a la sociedad y su economía y con ello propiciar el derrocamiento o la derrota electoral de los gobiernos en funciones. Por su parte, los gobiernos en funciones también colaboran porque, como es de esperar, tienen que defenderse construyendo información que, en ocasiones, está simulada para generar en el público una percepción de control y éxito. Y el resultado de todo este juego maligno es un ciudadano ordinario muy desinformado y paralizado por la incertidumbre y el miedo, con lo cual se echa de ver que los enemigos de los gobiernos en funciones están ganando en su juego del terror.

Es bien claro que el objetivo de esos grupos de interés y sus partidos de oposición en cada país es infundir terror en los ciudadanos a fin de mantener a sus países en cierre y parálisis económica el mayor tiempo posible y conseguir con ello sus objetivos políticos: derrocar o derrotar electoralmente a los gobiernos en funciones. Y es aquí donde se pone de manifiesto el mal radical inserto en estos grupos porque están demostrando que son capaces de infligir un gran mal a los demás con tal de hacer realidad sus intereses particulares.

México no ha sido una excepción en lo que toca a la politización de la epidemia. Todos los días atestiguamos en los medios que los grupos de interés y sus partidos están ocupados en dibujar a AMLO como el culpable de los estragos de esta pandemia en nuestro país. Pero lo que me interesa en esta ocasión es que esos grupos de interés se valen con demasiada frecuencia de un uso ilegítimo de las estadísticas para infundir terror en los mexicanos desinformados y muy sugestionables y “probar” la presunta ineficacia del gobierno de AMLO.

Pero ¿es cierto que el gobierno de AMLO ha sido ineficaz en la gestión de la epidemia? En este artículo me ocuparé en tratar de demostrar con algunos procedimientos matemáticos que dicha afirmación es falsa o al menos muy polémica.

 

Las preguntas de investigación:

Trataremos de responder las siguientes tres preguntas de investigación:

¿Los gobiernos del mundo, incluido el de AMLO, tienen algún control sobre el virus? Y si tienen algún control, ¿cuál es la magnitud del mismo?

Buscaremos responder estas preguntas para tres variables dependientes: tasa de contagio, contagiados por millón de habitantes y muertos por millón de habitantes.

Finalmente, trataremos de responder a la siguiente pregunta: En lo que le cabe de poder o control en el tema, ¿el gobierno de AMLO ha sido ineficaz contra la epidemia?

 

El análisis, las variables y el tiempo:

El artículo está diseñado para la divulgación popular en virtud de que la enorme mayoría de los lectores no tienen el conocimiento necesario para entender este tipo de análisis al nivel técnico. La exposición evita formalismos y enredos técnicos y va directo a los resultados que son de interés y utilizando en su descripción las palabras más ordinarias que me sean posibles. Para cualquier aclaración en torno a los aspectos técnicos y granulares del análisis, me pongo a su disposición vía correo electrónico o mensaje en redes sociales.

Utilicé las técnicas de análisis anova de una vía y Dunnett. La primera nos permite estudiar el efecto de una variable independiente sobre la media de una variable dependiente. La variable independiente es una variable categórica (digamos no numérica) que define varios grupos o categorías para la variable dependiente. A su vez, la variable dependiente es una variable continua (digamos numérica) Para este propósito, la técnica procede comparando sobre todo las medias de la variable dependiente bajo estudio entre los diferentes grupos que son definidos por la variable independiente.

En nuestro caso, la variable independiente está definida por los países, lo cual genera agrupamientos según país. He seleccionado a 29 países (incluyendo a México, por supuesto) que me parecen importantes y decisivos para mi propósito. Otro criterio que utilicé para la selección de países fue la calidad de la información estadística que ofrecen. En cada uno de estos casos la información era al menos mínimamente satisfactoria. Los países incluidos en este análisis son los siguientes: Argentina, Australia, Austria, Bielorrusia, Bélgica, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Corea del Sur, Ecuador, Francia, Alemania, Hungría, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Perú, Portugal, Rusia, España, Suecia, Taiwán, Reino Unido, y EUA. Estoy incluyendo al “Mundo” como otro país o grupo.

No estoy considerando a China en este análisis porque tengo razones sobradas para creer que el gobierno dictatorial de ese país está simulando su información pública desde el inicio del problema. Ya sabemos con pruebas documentadas, por ejemplo, que ocultó la epidemia en las semanas iniciales con la colaboración de la OMS - Organización Mundial de la Salud -, y que durante esas semanas permitió el flujo internacional de muchos de sus ciudadanos hacia otros países, con lo cual se potenció la pandemia. Lo que no sabemos es si todo eso ocurrió por error o por alguna intención deliberada. Por semejante consideración tampoco consideré en este análisis a Irán, toda vez que se trata de un país con un gobierno dictatorial y que con frecuencia funciona como títere del dictador chino.

Las variables dependientes son tres: número de contagiados por millón de habitantes, número de muertos por millón de habitantes y la tasa de contagio. Dado que son tres variables dependientes, realicé tres análisis, uno para cada una de las tres variables dependientes. Lo que no cambia en los tres análisis son los 29 países bajo estudio. Las dos primeras variables (contagiados y muertos por millón de habitantes) se pueden obtener a partir de las estadísticas oficiales con sencillas operaciones de aritmética, pero no ocurre lo mismo con la tasa de contagio, la cual merece un comentario aparte.

A saber, nadie está estimando y publicando las tasas de contagio al día para cada país en esta epidemia. Así que esta variable es una construcción mía a partir de las estadísticas oficiales de cada país. En un anterior artículo de esta saga sobre la epidemia expliqué a grandes rasgos las técnicas y procedimientos matemáticos que apliqué en las estimaciones de la tasa de contagio. Refiero al lector interesado en estos aspectos técnicos a ese artículo - ver enlace 1 al final -.

Un “error” frecuente que cometen los políticos y presuntos analistas en este tema es comparar países pasando por alto que la variable tiempo es la más determinante y que los países se encuentran en diferentes tiempos del proceso de epidemia. Esto que hacen es tan ilegítimo como comparar capacidad reproductiva entre adultos y niños. Es por esto que estoy limitando el análisis a los primeros 118 días de epidemia en cada país. Y si son 118 días es porque México es el país de control contra el cual comparo al resto de países, y ocurre que nuestro país apenas llevaba esa cantidad de días de epidemia cuando realicé el análisis, hace pocos días. Afortunadamente, esta condición de tiempos iguales agrega más eficiencia y exactitud al análisis porque estamos trabajando con grupos (países) con tamaños de muestra iguales o muy semejantes.

 

Los gobiernos del mundo no tienen control significativo sobre el virus:

Este apartado es una actualización de un artículo anterior que publiqué en este diario titulado de la siguiente forma: “¿La política de sana distancia y cierre económico es eficaz contra la epidemia? Las cifras dicen que No.” Refiero al lector interesado a ese artículo al final - ver enlace 2 al final -.

En la imagen siguiente le ofrezco los primeros resultados del análisis para cada una de las tres variables dependientes bajo estudio, y actualizados al día 118 de epidemia. 

 

Para nuestro caso, lo interesante de esta fase preliminar del análisis está en el coeficiente llamado "R squared" (R cuadrada) Este coeficiente mide la proporción de variación en la variable dependiente (tasa de contagio, etc.) que se debe a la influencia de la variable independiente (país) En otras palabras, este coeficiente nos permite medir el grado en que la variable independiente (país) afecta a la variable dependiente (tasa de contagio, etc.), y de existir dicha influencia. Y para interpretar este coeficiente con mayor facilidad podemos convertirlo a porcentajes multiplicándolo por 100.

El valor de R cuadrada para la tasa de contagio es de 0.1013, lo que significa que el efecto de la variable país sobre la tasa de contagio es de 10%. Y lo mismo podemos decir para las otras dos variables: el efecto de la variable país sobre los contagiados por millón de habitantes es de 21% (0.208) y de 49% (0.4848) para la variable muertes por millón de habitantes. Esto significa que el tratamiento que cada país le está dando a la epidemia – políticas, etc. - está determinando solo en esos porcentajes a las tres variables.

Ahora bien, aunque este efecto del tratamiento de los países no es despreciable, lo importante para nosotros es que no es el más determinante. Por ejemplo, el 90% (100% - 10%) del comportamiento en tasas de contagio no es explicado por la variable país. De igual forma, ese porcentaje no explicado por la variable país es de 79% para contagiados por millón de habitantes y de 51% para muertos por millón de habitantes. Técnicamente, este porcentaje mayoritario no explicado se atribuye al error, pero al final de todo se debe a que no estamos considerando en el análisis al menos un factor muy determinante y diferente a la variable: país. Sobre la identidad de esos factores más determinantes sólo podemos especular por el momento. Pero es de alta probabilidad que se trate de factores que están operando a nivel global, ya sean propios del comportamiento del virus o de las personas en general y con independencia de su nacionalidad.

Creo que estas cifras nos prueban que los gobiernos de los países no tienen control significativo sobre la epidemia. Pero le comparto enseguida algunos datos que ayudan a confirmar esto.

Desde el inicio de la epidemia en el mes de enero he estado estimando la tasa de contagio al día para todos los países que se han visto afectados, pero ha ocurrido un proceso muy curioso que puede observar en la siguiente gráfica.

 

En casi todos los países la tasa de contagio se ha caído rápidamente desde el inicio, antes incluso de que los gobiernos tomaran cualquier acción, y tiende a estabilizarse en torno a la tasa 1, lo cual significa que cada persona infectada contagia a solo una persona. Este es el caso de países como México, Perú y Portugal, que son representativos de la mayoría. En algunos países que han sido más castigados por la epidemia, como es el caso de España – ver gráfica -, la tasa de contagio se disparó hacia arriba al inicio, pero a la vuelta del tiempo se abatió y también tiende a estabilizarse alrededor de la tasa 1.

Lo anterior nos deja claro que la tasa de contagio en todos los países parece tener un comportamiento común con independencia de lo que hagan los gobiernos, lo cual refuerza nuestro hallazgo en el sentido de que los gobiernos de los países no tienen control significativo sobre la epidemia. Y si bien es cierto que es una mala noticia eso de que los gobiernos nacionales tengan poco control sobre el virus, la buena noticia es que este nuevo agente viral no es tan contagioso como se dice, toda vez que su tasa de contagio es muy baja. Yo diría que su comportamiento es subexponencial.

Así pues, si la variable país explica solo un porcentaje minoritario del comportamiento de las tres variables bajo estudio, podemos concluir que el gobierno de AMLO, como todos los gobiernos de los países bajo análisis, no tienen un control significativo sobre el comportamiento de la epidemia.

 

El análisis comparado de los países:

Ahora vamos a ocuparnos en el análisis comparado de países con la prueba Dunnett. La siguiente imagen nos da los resultados de la comparación de México con los otros 28 países para la variable tasa de contagio. 

 

En la anterior tabla estadística vemos que no hay diferencia estadísticamente significativa entre México y otros 20 países en lo que toca a la variable tasa de contagio. Nos estamos refiriendo a las primeras 20 comparaciones, desde Ecuador a Bélgica, y que no están coloreadas de amarillo. A su vez, México sí tiene diferencias estadísticamente significativas en tasa de contagio con respecto a 8 países, que son los coloreados en amarillo hacia el final de la tabla.

Si bien es cierto que en este apartado tenemos desventaja significativa con respecto a 7 países, la verdad es que se trata de diferencias numéricas muy despreciables en tanto se resuelven en diferencias a nivel de decimales, de tal forma que podríamos considerar que no hay diferencias entre los países en lo que respecta a tasa de contagio. Y esto es consecuente con lo que dijimos arriba sobre el comportamiento común de todos los países en esta variable.

La imagen que sigue nos da los resultados de la comparación entre países para la variable contagiados por millón de habitantes.

 

Como podemos ver en esa imagen, no hay diferencia estadísticamente significativa entre México y 14 países en lo que toca la variable contagiados por millón de habitantes. Nos estamos refiriendo al primer grupo de comparaciones que va de UK a Australia, y que no está coloreado de amarillo. Por otro lado, México sí tiene diferencia estadísticamente significativa con respecto a otros 14 países, y que es el grupo coloreado de amarillo. Sin embargo, llevamos una ventaja significativa con respecto a 9 países en este grupo, que son la mayoría. Vea para este efecto las comparaciones que van desde Chile hasta Ecuador. A su vez, solo tenemos una desventaja significativa con respecto a 4 países: India, Indonesia, Japón y Taiwán. Y es importante destacar que nuestra desventaja significativa con respecto a estos 4 países no es tan grande numéricamente como nuestra ventaja significativa con respecto a los otros 9 países. Observe el lector las cifras de la columna llamada “Diferencia real” en la zona coloreada de amarillo en la imagen.

La siguiente imagen nos da los resultados de la comparación entre países para la variable muertes por millón de habitantes.

 

En la anterior imagen podemos ver que no hay diferencia estadísticamente significativa entre México y 9 países en lo que toca a la variable muertes por millón de habitantes. Nos estamos refiriendo al primer grupo de comparaciones que va de Canadá a Bielorrusia, y que no está coloreado. Ahora bien, en este caso sí tenemos diferencia estadísticamente significativa con respecto a 18 países, que son las comparaciones en la zona amarilla de la tabla. Dentro de este grupo tenemos ventaja significativa con respecto a 9 países: Bélgica, España, UK, Italia, Suecia, Francia, USA, Ecuador y Portugal. Pero estamos en desventaja significativa con respecto a otros 9 países: Colombia, Argentina, Corea del Sur, Indonesia, Australia, India, Japón, Costa Rica y Taiwán.

Pero de nuevo invito al lector a que atienda a las cifras consignadas en la columna llamada “Diferencia real” en la zona coloreada de amarillo en la imagen. Como puede ver el lector, nuestra desventaja significativa con respecto a 9 países del grupo no es escandalosa y no es tan grande como nuestra ventaja significativa con respecto a los otros 9 países.

 

El verdadero error de AMLO:

Este apartado también es una actualización del artículo que publiqué en este diario titulado de la siguiente forma: “¿La política de sana distancia y cierre económico es eficaz contra la epidemia? Las cifras dicen que No.” Refiero al lector interesado a ese artículo al final - ver enlace 2 al final -.

En ese artículo anterior analizamos si la política de sana distancia y cierre económico en México estaba aportando algo significativo en el combate a la epidemia. Para este efecto contrastamos a México con los dos países que no acudieron al cierre económico: Suecia y Bielorrusia, usando para este efecto de algunos métodos matemáticos. Nuestra conclusión fue que la política de sana distancia y cierre económico no nos ponía en mejor condición que esos dos países, y que seguramente hemos perdido más que lo que hemos ganado con esa política restrictiva.

Ahora le ofrezco al lector enseguida imagen de los resultados del mismo análisis actualizados al día 118 de epidemia.

 

Como puede ver el lector, los resultados actualizados son muy parecidos a los del anterior artículo y nos llevan a la misma conclusión: la política de sana distancia y cierre económico no aporta algo significativo al control de la epidemia, pero sí nos ha reportado costos económicos enormes. Y para reforzar esta conclusión le obsequio la imagen siguiente, que son las gráficas de contagiados acumulados en el tiempo para México, Suecia y Bielorrusia.

 

En esa imagen puede observar que los tres países persisten hasta el día 118 de epidemia en la fase de crecimiento exponencial de contagiados y pese a que aplicaron políticas muy diferentes y opuestas contra la epidemia. Así que seguimos sin ver alguna ganancia para México con su aplicación de la política de sana distancia y cierre económico.

 

El balance de las cosas:

Creo que al lector le debe quedar claro que dar un veredicto definitivo sobre la eficacia del gobierno de AMLO en esta epidemia es problemático, complejo y va a depender sobre todo de cómo se aborde la cuestión.

Si comparamos a México con respecto a un estado óptimo es evidente que el gobierno de AMLO saldrá por abajo de la mesa, pero lo mismo ocurrirá con todos los gobiernos del mundo según vimos en los resultados anteriores. Y el resultado funesto para todos se debe a que estaríamos comparando contra un resultado imposible en virtud de lo que hemos dicho antes: los gobiernos del mundo no tienen control significativo sobre la epidemia.

Si comparamos a México con un país que ha destacado por sus buenos resultados como Taiwán, entonces sin duda alguna que al gobierno de AMLO le ha faltado eficiencia, pero también el resto de gobiernos se habrán visto ineficientes. Y aún en este caso la situación del gobierno de AMLO no es tan ruinosa y catastrófica como la pintan sus enemigos si nos atenemos a los resultados de nuestro análisis. Pero lo más importante es que tomar este criterio único es simplista y erróneo porque no debemos olvidar que Taiwán es una sociedad pequeña y desprovista de la problemática de sociedades más complejas como México y otros países.

Así que si nos ponemos realistas y consecuentes comparando a México con los 28 países incluidos en este análisis, donde se incluyen sociedades complejas con diferentes niveles de desarrollo, mi veredicto sería que se ha cumplido honrosamente por las siguientes razones.

En cuanto a las tres variables analizadas, no tenemos diferencias estadísticamente significativas con respecto a muchos países. A su vez, tenemos ventaja significativa con respecto a muchos países y nuestra desventaja significativa con respecto a otros pocos países no es tan crítica como se dice en la narrativa mediática. Y el balance numérico entre las ventajas y desventajas comparativas es favorable con mucho a la primera partida, las ventajas.

Tampoco podemos pedirle al gobierno de AMLO imposibles porque, como todos los gobiernos del mundo, no tiene control significativo sobre la epidemia. Ya hemos visto que hay factores desconocidos más allá del control de los gobiernos que están determinando mayormente el comportamiento del proceso virulento. Y siendo así, se puede asegurar que seguiremos comiendo costos en contagiados y muertos con independencia de lo que haga el gobierno de cada país y mientras esos factores globales más determinantes y desconocidos no atenúen y anulen al virus.

En mi opinión, el único error significativo que ha cometido el gobierno de AMLO ha sido implementar la política de cierre económico. Pero en este caso se trata de un error que han cometido todos los países con excepción de dos: Suecia y Bielorrusia. Incluso los opositores de AMLO han incurrido en el mismo error porque han sido los más fuertes proponentes del cierre económico. Vaya, mi opinión es que el gobierno de AMLO no tuvo más alternativa que optar por el cierre económico porque estaba constreñido por la narrativa del cierre que habían echado a andar sus opositores desde el principio, aunque no por el bien de México, sino por el bien de sus intereses políticos, claro.

Así pues, mi conclusión es que los opositores de AMLO están ocupadísimos fabricando narrativas falsas o simuladas sobre la epidemia y la gestión del gobierno de AMLO para sembrar pánico entre la población y mantener al país paralizado, y con el fin de socavar la legitimidad y apoyo social de su gobierno, y con lo cual esperan poner las condiciones políticas para derrocarlo o bien infligirle una derrota electoral en el siguiente año.

Desgraciadamente para los mexicanos, eso es lo que está ocurriendo: la epidemia del mal radical entre algunos grupos de interés y políticos de oposición.

Notas de pie:

1 https://www.sdpnoticias.com/columnas/coronavirus-parte-1-la-epidemia-esta-perdiendo-fuerza-en-mexico-o-hay-errores-en-las-estadisticas-oficiales.html

2 https://www.sdpnoticias.com/columnas/la-politica-de-sana-distancia-y-cierre-economico-es-eficaz-contra-la-epidemia-las-cifras-dicen-que-no.html

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