Trascendió, hace algunos días, la noticia del desarrollo de un dispositivo electrónico, un ?chip? destinado a la detección oportuna de la diabetes, diseñado por investigadores mexicanos del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (CINVESTAV) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), que permite la valoración casi inmediata de marcadores biológicos relacionados con la diabetes mellitus, como la cantidad de glucosa en sangre y la presencia de ciertas proteínas en sangre y orina relacionadas con la presencia de la enfermedad, esta última considerada como una de las principales responsables de la elevada mortalidad de la población en México en años recientes. Este dispositivo permitiría que, en una consulta médica de rutina, según explicaciones de la investigadora Ruth Hernández Pérez, el médico pueda conocer los datos necesarios para establecer la presencia, aun asintomática, de la enfermedad en personas aparentemente sanas, iniciando el tratamiento adecuado para controlar el padecimiento; esta tecnología de bajo costo y alta precisión ?sería una excelente opción de ahorro? para el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), afirma la especialista, pues permitiría tratar de forma muy temprana a los nuevos enfermos en el país. Enhorabuena, y felicitaciones a estos destacados investigadores mexicanos.

Hasta aquí la nota científica.

Y a continuación, mi análisis crítico-documental sobre la trascendencia de una aportación así al panorama de la salud pública de México.

Según cifras oficiales de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012, hace 3 años, la cantidad de diabéticos diagnosticados en el país era de 6.4 millones de personas, siendo México el sexto país en poseer la mayor cantidad de enfermos en el mundo, detrás de China, India, Estados Unidos, Brasil y Rusia, según lo reportó la Federación Internacional de Diabetes (FID).

Por su parte, se calcula que en el año 2015 morirán alrededor de 100,000 mexicanos a causa de la diabetes, 19% más de los fallecimientos que se registraron en el 2010, de acuerdo con cálculos presentados en octubre de 2013 durante el Segundo Diálogo sobre Diabetes en México, organizado por la Fundación IDEA (www.fundacionidea.org.mx), organismo dedicado a la promoción de políticas públicas para el desarrollo social y la reducción de la pobreza. Adicionalmente a estas cifras alarmantes, se encuentra el hecho de que por cada 2 enfermos diagnosticados, existe uno que padece la enfermedad sin saberlo, lo que aumenta la cantidad de enfermos complicados potenciales a largo plazo, suponiendo un reto económico enorme para el Sistema Nacional de Salud del país, el cual ya gasta alrededor del 1% del Producto Interno Bruto Nacional (PIB), según detalló en 2013 Javier Dávila, entonces Director de Prestaciones Médicas del IMSS; según Dávila, el IMSS gasto diariamente, en ese año, 87 millones de pesos para el tratamiento de la diabetes y sus complicaciones, como la insuficiencia renal, entre sus derechohabientes.

Y si continuamos el análisis, las cosas se ponen peor.

Según la mencionada Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012, de las personas que viven con diabetes, el 15.78 por ciento reveló que no cuenta con algún tipo de seguridad social. De estos, casi dos terceras partes se atiende en el sector privado, mientras que casi el 24 por ciento recibe tratamiento en instituciones del Sistema Nacional de Salud y el resto lo hace en el IMSS. Bajo este panorama, el aumento en la cantidad de fallecimientos por esta enfermedad ?será resultado de la falta de políticas públicas para prevenir y controlar la diabetes mellitus?, tal y como lo afirmó en su momento Miguel Ángel Lezana Fernández, Director General del Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades de la Secretaría de Salud y Premio en Administración de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) 2014.

Ante esta información resulta imperativo preguntar ¿qué está ocurriendo en México con la diabetes mellitus? ¿Qué nos está enfermando?

La diabetes mellitus y sus consecuencias como la insuficiencia renal, la ceguera y las amputaciones no son una maldición divina enviada por los cielos para poner a prueba la fe y resistencia de los habitantes de nuestra nación. Tampoco es el resultado del pánico y las emociones extremas que día a día viven los mexicanos a lo largo y ancho del país por causas que no vienen al caso mencionar, pero que todos conocen. No. La diabetes y sus consecuencias no son males presentes en México por oscuras y desconocidas circunstancias; existen factores reconocibles y perfectamente prevenibles asociados a la presencia de diabetes en nuestra población.

En México, siete de cada 10 adultos y uno de cada tres niños tienen sobrepeso y obesidad, una de las principales causas de la diabetes, de acuerdo con datos de la OCDE, Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico.

En México, no existe educación formal en salud y nutrición dentro de los programas oficiales de formación básica y media básica que genere conciencia temprana de la importancia del cuidado del cuerpo y la generación de hábitos saludables entre los niños y adolescentes. Esta falta de información es determinante en la conciencia del autocuidado y la toma de medidas preventivas eficaces para la prevención de enfermedades.

En México, no existe una política pública de libre acceso al agua potable y de fomento a la hidratación con agua en la población, carencia que favorece el consumo de bebidas azucaradas y, por tanto, el consumo excesivo de calorías que influye en la aparición generalizada de sobrepeso, obesidad y elevados niveles de azúcar en sangre entre los consumidores, muchos de ellos, niños.

En México, no existe una estructura eficaz y operativa para el fomento del ejercicio entre la población, debido a carencias de infraestructura pública, como parques, jardines, centros deportivos y presencia de inseguridad, así como una falta total de estímulos al deporte escolar y las competencias públicas, lo que coloca a México, penosamente, como una nación sin deporte estructurado. Así lo expresaría el entrenador olímpico de natación Nelson Vargas: ?La cultura deportiva, que no existe como tal en México, comienza con la educación de los hijos; enseñarles los beneficios y valores de la actividad física como hábito y brindarles espacios para desarrollarse, sin pretexto?.

En México no existen problemas para diagnosticar debidamente, y a tiempo, la diabetes mellitus. Prácticamente todos los médicos en el país cuentan con preparación técnica y recursos diagnósticos para determinar la presencia y evolución de la enfermedad en la población. El problema es el seguimiento, el apego al tratamiento por parte de los enfermos y los recursos insuficientes, técnicos, humanos y materiales, para atender a una cada vez mayor, población enferma.

Es de todos conocido el rezago y estado de quebranto del Sistema Nacional de Salud. Ninguna institución que lo compone cuenta con recursos suficientes para atender la demanda de servicio que la población a la que sirve le solicita. Médicos insuficientes, recursos materiales limitados y un catálogo de medicamentos disponibles cada vez más precario, son la causa verdadera detrás de la epidemia de enfermedades que están matando a miles de mexicanos.

Y como si no fuera suficiente, la falta de concientización sobre el autocuidado de la salud que caracteriza a la inmensa población mexicana, actúa como catalizador de una Nación enferma. La razón nos debiera hacer pensar que, ante la incapacidad del Gobierno de ofrecer un sistema sanitario competente que tiene que remendarse con una medicina privada voraz y mercantilista y con remedios de mala calidad disfrazados de apoyo social, como las Farmacias de Similares, la población debiera asumir una conducta responsable respecto a su salud vigilando sus hábitos de alimentación e higiene, moderando su consumo de alcohol y desarrollando sistemas de previsión que evitarán, en la medida de lo naturalmente posible, la catástrofe económica que implica el tratamiento privado de sus enfermedades. Pero no es así. La población ha demostrado incapacidad general para autocuidarse y administrarse lo suficiente para aminorar la posibilidad de enfermar, como contrapeso ante la muerte lenta del Sistema Nacional de Salud.

En síntesis, hace falta mucho más que un chip para hacer frente a la grave epidemia de diabetes que abate a los mexicanos. Hace falta planeación inteligente, combate a la corrupción y voluntad política para atender, como la Constitución lo establece, a los miles de ciudadanos del país que un día trabajaron para pagar su, hoy agónica, seguridad social.  

Dr. Sergio García-López, médico, periodista y analista de los sistemas de salud

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