Mal se ha visto el Gobernador Enrique Alfaro al desdeñar las protestas cívicas que ha generado el lamentable asesinato de Giovanni López a manos de la policía en Ixtlahuacan de los Membrillos. Y ridículas han sido sus intentonas de salir con la versión trillada de que es el Presidente de la República quien le está armando un complot y son sus secuaces del gobierno federal los que mueven los hilos para crear caos y desprestigio.

De inmediato el presidente le respondió contundentemente y le aclaró que, aunque efectivamente, sí tiene diferencias ideológicas y políticas con él, no tiene el menor propósito de afectar autoridades locales, insinuando un poco que no es gallo para escogerlo para un pleito, lo retó a presentar pruebas y de no tenerlas, mejor alejarse de politiquerías.

En un tono más conciliador el Senador, Ricardo Monreal, dijo sentirse preocupado por la situación política y social que se vive en el Estado de Jalisco, e hizo un llamado al gobernador Enrique Alfaro, a que se reencaucen y privilegien las relaciones interinstitucionales como un ejercicio de colaboración entre el Estado y la Federación, no sin antes pedirle que se conduzca con seriedad, responsabilidad y prudencia, características propias de un servidor público de alto nivel. Monreal invitó al gobernador Alfaro a buscar caminos de entendimiento racional inteligentes y de apoyo recíproco entre Estado y Federación, para evitar entrar en callejones sin salida, “pues el Estado de Jalisco no lo merece”.

Pero más allá de la arena política, lo que no se puede perder de vista son las manifestaciones civiles que surgen de la irritación de la gente, veámonos en el espejo de nuestros vecinos del norte a quienes un exceso policiaco similar en contra del ciudadano Floyd sirvió de detonante para confrontaciones y polarización, generando caos y anarquía en las autoproclamadas ciudades más civilizadas del mundo en respuesta a la ineficiencia gubernamental.

Los jaliscienses se han manifestado, el Gobernador Alfaro tiene la opción de atender, escuchar y corregir o de sentirse atacado y empeñarse en buscar molinos de viento que quieran interponerse en sus delirios presidenciales. La población estará atenta a su decisión.