Utopía

La decisión presidencial para que los gobiernos estatales y empresas privadas puedan adquirir la vacuna en contra del SARS-CoV-2 que provoca covid-19, tomó por sorpresa a muchos actores políticos, incluidos integrantes del gabinete, analistas y comentócratas incapaces, por cierto, de reconocerlo.

El presidente Andrés Manuel López Obrador, dio luz verde a la adquisición de las muy demandadas y todavía más escasas vacunas –tanto que existen países pobres donde no se aplica una sola dosis–, bajo el argumento de que el gobierno no pretende “monopolizar” y ni siquiera acaparar el biológico, además de que “Sería mezquino decir a quienes quieren ayudar que no se les permite”.

Así lo dijo en la mañanera del viernes 22, antes de viajar a la sultana del norte y sostener una llamada telefónica con Joseph Biden, dos días después de la toma de posesión en el Capitolio: “He dado instrucciones al secretario de Salud, al doctor Jorge Alcocer, para que hoy mismo se emita un comunicado estableciendo que cualquier empresa o gobierno local que quiera adquirir vacunas para aplicarlas en México tiene autorización, sólo que deben anexar a la solicitud el contrato de adquisición de las vacunas, la cantidad y la farmacéutica”.

López Obrador apuntó con razón que se requieren acciones para no tener duplicidades con el plan nacional. Y bajo el supuesto de que su pecho no es bodega, precisó: “También para que no anden engañando diciendo: ‘voy a comprar’ y resulta que no hay en los hechos nada real, que es pura demagogia”. Y remató más tarde: ¡No quiero politiquería!

No hay ni puede haber ahora que la demanda de biológicos está por las nubes y la capacidad de producción es harto limitada frente a la urgencia sanitaria, mayor disponibilidad que para cubrir los contratos firmados por las trasnacionales farmacéuticas con los gobiernos nacionales y que en el caso mexicano ocupó ocho meses.

De tal suerte que la idea de que la revisión de la postura del gobierno mexicano es el reconocimiento de un fracaso y por ello acude a la ayuda de gobernadores y empresarios, constituye una tontería preelectoral. Cierto, el anuncio fue sorpresivo y el vituperado Hugo López-Gatell –hasta por presuntos amigos de AMLO que advierten planes del doctor para 2024, lo cual es risible, salvo que trabajen para otro “gallo”–, todavía la tarde del jueves 21 argumentó a favor de la centralización de las vacunas. E hilarante resulta argüir que la decisión de Obrador revela que su gobierno es “unipersonal”. Y qué esperaban en un sistema político presidencialista.

El gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez (el Bronco), mostró un talante opuesto y agradeció a Obrador la decisión tomada porque, según él, ayudará a los nuevoleoneses a vacunarse más pronto y no viajar a Estados Unidos para hacerlo. ¿Con qué vacunas si no hay suficiente producción ni la habrá en el primer semestre en EU, Alemania, Rusia, China y Gran Bretaña? Y el compromiso de Pekín de declarar a sus vacunas bienes públicos mundiales no gustó a la muy poderosa industria químico-farmacéutica occidental y comenzó la campaña mediática para presentar el biológico de Cansino como de tercera, con la simpatía de algunos que se anuncian como progresistas.

Y para reafirmar soluciones bilaterales, los presidentes de México y EU, Obrador y Biden, acordaron vía telefónica estrechar y fortalecer la relación bilateral "sobre la base del respeto mutuo y la esperanza compartida en beneficio de ambos pueblos". Y convinieron en colaborar para enfrentar la pandemia de Covid-19 al coincidir que se requiere una “cooperación efectiva”. Excelente.

Acuse de recibo

De la periodista y comunicadora Fátima Soto Rodríguez: “Leo tu análisis con el interés de siempre y aprovecho la oportunidad para enviarte un abrazo en este comienzo de año que esperemos traiga salud y bienestar para todos”.