En el zócalo de la ciudad de México, uno se encuentra de todo. En su suelo se pone a la venta el arte del pobrerío, la comida de quienes buscan sacar para comer, imágenes santas, fotografías de los héroes del pueblo, textos diversos y chácharas mil. Es el centro donde la gente compra sus libros, disfruta del arte, de la danza, de la música, de la poesía y del amor. Es el espacio que lleva el registro de las dolencias sociales, de la protesta, de las exigencias de los obreros, de los campesinos, de los profesores, de los estudiantes. Es además, el lugar que ha vibrado al grito de millones de mexicanos que en su historia han reclamado libertad, democracia y justicia. El zócalo del México centenario, es el pódium de la política, el centro de las vendimias, el tianguis de la cultura y el punto de encuentro de millones de mujeres y hombres que andamos construyendo un proyecto nuevo de Nación.  

Este centro político y cultural del México contemporáneo ha tenido en su haber historias diversas. Todas han cimbrado las estructuras del poder, muchas veces asentado en la violencia de las guerras civiles, del autoritarismo, de la impunidad y del fraude. Pero es, quiérase o no, el lugar que nos ha dado identidad política, cultural y el que ha tejido las grandes esperanzas de un cambio a favor de la equidad y la justicia.

El Gral. Lázaro Cárdenas en 1938, Valentín Campa en 1976 y Arnoldo Martínez Verdugo en 1982, Presidente el primero y candidatos de la izquierda los otros, hicieron del zócalo el epicentro de grandes manifestaciones sociales en defensa del patrimonio nacional y la democracia. En el 2005 y en el 2006 en el Zócalo de la ciudad de México se tomaron decisiones que cambiaron el rumbo de la historia. Los ciudadanos impidieron que Vicente Fox y los oligarcas desaforaran a AMLO como Jefe de Gobierno y se tomó la decisión de resistir el fraude cometido por el PAN y los poderes fácticos, se ungió a López Obrador el 20 de noviembre del 2006 como Presidente Legítimo de México y ahora ese espacio lo vamos a convertir en el centro de acción para impedir que nos quiten nuestros sueños. Si los oligarcas no nos dejan soñar, nosotros no los dejaremos dormir

De entonces a la fecha mucha agua ha pasado bajo el puente. Paco Ignacio Taibo II, Elena Poniatowska y decenas de escritores, periodistas, músicos, poetas, actores, cuenteros y políticos, han llenado el zócalo de cultura, de poesía y de acciones contra la imposición y el dinero. Han hecho de MORENA CULTURA el pivote principal para darle a los sueños de equidad, justicia y democracia de miles de ciudadanos; el soporte intelectual que proporcionan los libros y los debates. Interesante es ver cómo se agregan al saber, la esperanza y la capacidad para andar juntos en pos de la victoria contra el oscurantismo y el fraude electoral

Las librerías y las bibliotecas contienen en sus bodegas miles de volúmenes que jamás han sido abiertos por alguien que parezca un lector. Son verdaderos cementerios  en los que yacen fríos y empolvados, millones de libros que los burócratas les han negado el derecho a ser leídos por la gente. El oscurantismo que nos ha impuesto la oligarquía, no se lleva para nada con la cultura. Nos quieren ignorantes para que sus políticas no encuentren ni resistencias ni cuestionamientos a su poder. Por eso MORENA CULTURA está llevando los libros a los espacios públicos, para forjar un nuevo comportamiento social en el que no predomine ni la ignorancia ni el conformismo. Taibo II y Poniatowska, pusieron en juego su creatividad al estilo del viejo Visir Persa, Abdul Kassen Ismael, para subir a sus “camellos” sus cientos de títulos, miles de ejemplares, y exponerlos en el centro del desierto  de cemento citadino, para entregarlos casi regalados, a los millones de hambrientos de saber y de justicia

Somos un pueblo que sueña con cosas utópicas porque son éstas las que nos llevan a los caminos difíciles. Alcanzarlas es lo que da aliento a nuestras convicciones y lo que nos lleva al esfuerzo común. Hoy estamos decididos a conquistar la democracia y lo vamos a lograr tarde o temprano. En este empeño están de nuestro lado los libros, los jóvenes, el trabajo, la unidad y la esperanza por un cambio a favor de un nuevo país. El sueño de nuestros poetas y de los luchadores nacidos de las entrañas de nuestra Nación, es nuestro soporte en este batallar común. No vamos a renunciar a nuestras ideas porque siempre hemos estado prestos a defenderlas el tiempo que sea necesario. Haremos nuestras las frases de Nazim Hikmet, escritor turco, que siempre gritó a los que quisieron oírlo: todavía me quedan cosas por hacer/ Me reuní con las estrellas pero no pude contarlas/ Saqué agua del pozo, pero no tuve tiempo de ofrecerla a los sedientos.

* Si no nos dejan soñar, no los dejaremos dormir. Eduardo Galeano. "Los hijos de los días"