Dice la Real Academia de la Lengua Española que debate significa una controversia, contienda, lucha, combate.

Pues bien, a unas cuantas horas de que se realice el primero de un par de debates entre los candidatos presidenciales, esa debe ser la expectativa. Esperamos ver que se confronten los pareceres de cada quien pero por sobre todo, que en efecto sea una lucha, un combate. ¿Lo será?

Ha pasado ya el primer mes de campañas y si miramos a la ligera las mediciones sobre las preferencias electorales, es fácil decir que Peña Nieto sigue punteando por el doble de estas preferencias tanto a Josefina como a Andrés Manuel, ambos en un empate técnico. Sin embargo, si miramos a detalle estos sondeos y encuestas, hay que tomar en serio las tendencias también y ahí se visualiza que Peña Nieto va a la baja, Josefina en picada mayúscula y Andrés Manuel a la alza.

Así entonces, el esperado debate deberá confirmar o no estas tendencias si los candidatos se muestran como hasta ahora. Es decir, esta historia reciente nos dice que Peña Nieto saldrá a no polemizar y al cero error, que Josefina saldrá a atacar tibiamente al PRI como lo ha hecho y que Andrés Manuel reforzará la idea de que es el cambio verdadero. Quadri por cierto, sólo le interesa su 2% para preservar el registro de la Maestra.

¡Pues no señora y señores candidatos!

Si bien el debate es para diferencias ideas y proyectos, ¿dónde quedó la lucha y el combate?

¿En qué cuarto de guerra entre estrategas se le dice al candidato que sólo cumpla y evite el error?

¿En qué nos sirve a los ciudadanos escuchar una y otra vez que mejorarán la economía, darán más empleo, disminuirán la inseguridad y bla bla bla?

¿Cuál es el abono electoral escuchar otra vez que el PRI y el PAN son lo mismo?

¿Será el supuesto ganador del debate quien presente un expediente negro y eso será todo?

Es tiempo y de una vez por todas, sobre todo para Josefina y para Andrés Manuel, que muestren el hambre que tienen realmente por mejorar al país, que salga su pasión del corazón y no del script o del teleprompter, que se vean líderes y no políticos. Para ello, hay que luchar y combatir, no solamente hablar cordial y claramente. Vamos, si quieren ejemplos y aunque no sean contenidos propiamente de un debate, aquí unos ejemplos:

“No preguntes lo que tu país puede hacer por ti, pregunta qué puedes hacer tú por él”. J.F. Kennedy (1961).

“Yo no voy a renunciar, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo”. Salvador Allende (1973).

“Yo tengo un sueño”. Martin Luther King (1963).

“Yo veo un México con hambre y sed de justicia”. Luis Donaldo Colosio (1994).

Mucho me temo que no veremos ese nivel de discurso en el debate del domingo, pero espero que algún candidato se muestre que está listo para la silla grande, que sea vea directo, asertivo e inspirador. ¿Por qué no? Veremos.