Presidente López Obrador, no voy a criticar a su gobierno, tampoco intentaré convencer de nada ni a usted ni a quienes le “ayudan” en la difícil tarea de pacificar al País.

Sólo trataré de sensibilizar sobre algunos casos que llegan a mis oídos y que me han conmovido.

Le platico: Una persona con sobrepeso que vive en Culiacán, con grandes dificultades para moverse y víctima de cáncer, vivió la toma de esa Ciudad por las bandas de narcos la semana pasada.

Andaba con sus dos hijos de 16 y 18 años, y sin recordar cómo le hizo, pudo llegar hasta una tienda de autoservicio, donde le abrieron las puertas para refugiarse de las balaceras.

En una llamada, me pidió que utilizara este espacio para preguntarle a usted ¿cómo piensa hacerle para devolverle la paz? después de que todas las voces de su gobierno aseguran que seguirá la misma estrategia para disminuir la violencia, aunque los muertos siguen aumentando en número, en saña y en violencia contra la población civil.

No es cierto como dicen quienes lideran la lucha contra la inseguridad, que los malos se están matando entre ellos. En Culiacán murieron inocentes que tuvieron la desgracia de estar en medio del fuego cruzado.

Otro caso, ahí mismo en la capital sinaloense: Me escribieron tres personas que pasaban por la Plaza Fórum, cerca del malecón en un autobús de ruta, y vieron cómo los sicarios balaceaban su camión, mientras la gente corría como loca.

Uno más: El padre de una familia que se resguardaron en el Centro Joyero Culiacán durante 6 horas protegidos por las cortinas de acero, que fueron bajadas para contener las ráfagas de balas y a pesar de ello, algunas las traspasaron y lesionaron a dos menores de edad, uno de los cuales sigue internado en un hospital de esa ciudad.

Cómo no sorprenderse por el hecho de que el abogado de la familia del hijo del Chapo Guzmán dio una conferencia de prensa para darle las gracias al gobierno republicano de la 4aT por haber liberado a Ovidio.

El colmo, los delincuentes agradeciendo que les sigan permitiendo traficar con drogas. Al fin de cuentas, la conferencia no la dieron los familiares sino sus abogados, un poco menos drama, pero igual de grave.

En Culiacán, la gente sabe quién manda ahí… y no es el Gobierno... La Presidencia Municipal fue sitiada por los maleantes -las casas de los militares también- con dos tanquetas esperando órdenes de los altos mandos de los capos para asesinar a las familias que ahí viven y que fueron tomadas como rehenes.

Los tiempos han cambiado, quizá el Chapo hubiera reaccionado de otra manera, pero ahora -según me dicen amigos muy cercanos que viven allá- el mando de esas bandas lo ejercen los chavos treintañeros que son mucho más violentos y despiadados que sus antecesores y que ordenaron a cientos de gatilleros armados hasta los dientes, que bajaran de la sierra para recuperar a Ovidio, vivo o muerto, en pedazos; como fuera.

Los militares no tienen las armas con las que cuentan éstos grupos de delincuentes; incluso las bandas de narcos tienen la capacidad de declarar su propia independencia de México en el momento que ellos lo decidan y les convenga.

Me gustaría saber si su política de abrazos funcionaría ante ésta eventualidad y que pasaría si el crimen organizado de esa región reclama sus propios usos y costumbres para adueñarse formalmente de la vida en muchas regiones de Sinaloa.

Un mando estatal que opera la seguridad en Mazatlán me dijo que -después de la toma de Culiacán- los cárteles de Jalisco y Tamaulipas ya saben cómo doblegar a las fuerzas del orden federal y militar.

Mientras el gobierno pregona el amor al prójimo y pretende atacar las causas raíz de la delincuencia, se me figura que quienes le asesoran en esta “estrategia” creen que México tiene todo el tiempo del mundo para esperar que la “Guarida” Nacional de Durazo haga su jale.

Presidente, tiempo es lo que menos tiene un país vandalizado como éste por la corrupción y la violenta inseguridad que tiene a millones de mexicanos encerrados en sus casas, mientras los delincuentes se pasean como Pedro por su casa ante la ineficacia de quienes cada quincena reciben un sueldo por protegernos a todos.

Pregunto: ¿Vamos a ver más ciudades colapsadas si no se cumplen las más locas exigencias de los criminales? Hoy fue la libertad del hijo del Chapo ¿y mañana, qué se les ocurrirá?

Muchos de los gatilleros que se adueñaron de Culiacán andaban con la cara al aire patrullando sus dominios mientras soldados y policías bajaban las cabezas avergonzados, humillados y confundidos por las órdenes contradictorias que recibían de los “altos mandos” o actuando como el Dios de Spinoza les dio a entender.

Los malandros ya no necesitan cubrirse las caras con pasamontañas. Su cinismo sin capucha está retando al Estado mexicano.

Con los miles de muertos que van durante su gobierno, con tales daños colaterales de inocentes que pierden la vida cada día por estar en el lugar equivocado a la hora equivocada ¿no valdrá la pena rediseñar estrategias? ¿No será necesario que corra a los inútiles que juegan al policía sin saber ni jota, mientras se dan los tiempos políticos para irse a esconder su ineficacia detrás de una candidatura para gobernar en Sonora, donde aspira a retirarse de la política?

¿Vamos a seguir esperando que las mamacitas de éstos muchachitos traviesos y mal portados los metan en cintura?

Así como el caso que narré ayer del empleado de Bancomext que murió por no poder atenderse como debía al quedarse sin seguro de gastos médicos debido a la mal planeada fusión entre el Banco de Comercio Exterior y Nafinsa, igual muchos sinaloenses hoy son viudos, viudas o huérfanos. Lo mismo sucede en otras partes del País.

No sé si la culpa de todo esto es de su gobierno, presidente, o de los anteriores, pero sin será culpa de todos los mexicanos como sociedad, si seguimos con los brazos cruzados viendo cómo nos roban nuestra tranquilidad, nuestro patrimonio o de plano nuestras vidas.

No quiero convencerlo, presidente, quiero conmoverlo y mientras tanto, México arde y sólo los “ciegos” no quieren ver lo evidente.

 

“A ver qué te responden desde el Palacio Nacional, cuyos ocupantes no sufren ni se acongojan, con tanta seguridad como tienen a varias cuadras a la redonda”, dice la irreverente de mi Gaby.

placido.garza@gmail.com

PLÁCIDO GARZA. Nominado a los Premios 2019 “Maria Moors Cabot” de la Universidad de Columbia de NY; “Sociedad Interamericana de Prensa” y “Nacional de Periodismo”. Forma parte de los Consejos de Administración de varias corporaciones. Exporta información a empresas y gobiernos de varios países. Escribe para prensa y TV. Maestro de distinguidos comunicadores en el ITESM, la U-ERRE y universidades extranjeras. Como montañista ha conquistado las cumbres más altas de América.