Eso de que le quitaran a Emilio Lozoya su pasaporte para evitar que se fugue me recuerda un chiste de Gila, cuando le hace de detective y suelta a un sospechoso de asesinato: llama por teléfono a su superior y explica: “Le dije que lo soltaba si me dejaba algo en prenda y me dio su sombrero. Así que si el tipo se fuga se queda sin sombrero, como yo me quedé sin abuela”.
Supongo que el hecho de delatar a sus compinches suavizará su pena como dos años (no, menos, como cinco); particularmente si acusa a aquellos que usan copete alto, no han leído ni tres libros en su vida y bailan de la fregada; pero que tampoco quieran tomarnos el pelo con brazaletes antifugas, ni quieran justificar su evasión de la prisión preventiva diciendo que es alérgico a los barrotes.
El Peje dijo que las concesiones a Lozoyín son para que brinde información sobre el aparato organizado del poder, pero no es justo que un señoritingo que se servía dinero mal habido con la cuchara grande, circule libremente por las calles, mientras quien está en el bote por robarse un litro de leche para alimentarse, purgue una condena interminable; por ello, propongo medidas punitivas alternas para que los niños no crezcan creyendo que pueden cometer todo tipo de delitos y librar el castigo de la ley, convirtiéndose súbitamente en testigos protegidos, así como aquellos pecadores moribundos que se confiesan con un sacerdote un segundo antes de morir, para granjearse una nubecita cerca del cielo.
Casarlo con Laura Zapata
Pero para rebajarle la pena que se le permita tener dos amantes (únicamente Laura Brozzo y Denise Dresser).
Premiarlo con un perro
Un pitbull terrier que no lo deje salir a la calle, salvo que quiera pasear convertido en cachitos.
Hacerlo musulmán
Para que le quiten la carne, el vino, las drogas, lo pongan a leer el Corán todos los días y lo manden a luchar a la Franja de Gaza.
Darle residencia en Ecatepec
Para que esté rodeado de fiestas Covid y gente que ataca hospitales y sale en masa sin cubrebocas.
Que viva en un crucero
Pero como animador, hasta volverlo loco. Y que los fines de semana se la pase en un campo de golf (buscando pelotas).
Que viva en el reventón
Con un departamento dentro de un edificio con gente que haga fiestas todas las noches, que no lo dejen dormir.
Obligarlo a fumar “piedra”
Si no quiere una cárcel con muros, métanlo en la cárcel del vicio (salvo que ya lo tenga, pues hasta El Lobo de Wall Street, con todo y su fortuna, le entraba a esa droga tan chafa).
Darle paella
Para que recuerde sus días en España (sin opción de probar otro platillo hasta los últimos días de su vida; y si lo hace, ¡al bote!, como compañero de celda de los Duartes).
Mandarlo al espacio exterior
Y si no alcanza para el cohete, métanlo a un simulador, pero que no aterrice en treinta años.
Llevarlo a Los Pinos
Ahora que es museo, exhíbanlo como “la rata favorita del ex presidente”.
Llevarlo a la casa blanca de Peña Nieto
Así como está, en ruinas; para que viva como “paracaidista” u “okupa”.
Que substituya a Cristina Pacheco
En el Canal 11, para que la ñora tome vacaciones y el ñor sepa lo que es la eternidad.
Asignarle una nueva personalidad
Ya que andaba de hocicón con Santiago Nieto, presumiendo su árbol genealógico, que a partir de hoy se llame Don Beto y trabaje 14 horas en el turno nocturno de una fábrica.