El sábado 4 de mayo no fue un día grato para los miembros de la Cooperativa Manufacturera de Cemento Portland La Cruz Azul quienes buscan ya no ser trampeados tanto en su trabajo, como en las ganancias que legalmente les corresponden. Ese día, la asamblea de socios no reunió al 50% del quorum legal para validar sus decisiones, se perdió una oportunidad para hacer el relevo de la dirigencia que no ha tenido un comportamiento profesional ni justo.

La intención era hacer el relevo de la dirigencia de la Cooperativa, del Consejo de Administración y del de Vigilancia para evitar que los hermanos Guillermo y Alfredo Álvarez Cuevas, sin embargo, no se pudo concretar. No solo por las amenazas veladas hacia trabajadores y socios por igual, sino una situación real: la desinformación entre la base trabajadora de las transas cometidas por ellos. Es necesario llegar hasta ellos, hasta su lugar de trabajo, para explicarles la situación.

Lograr lo anterior no es fácil. Es necesario invertir tiempo y dinero para explicar con un lenguaje ciudadano como es que les roban el producto de su trabajo y en el caso de los socios, las ganancias que deberían entregar a sus familias; en lugar de ser depositadas en paraísos fiscales a nombre de la familia Álvarez Cuevas. Hay que explicarles la situación con palitos y manzanas porque no es fácil de entender, incluso para quienes tienen conocimiento del tema.

Esto tiene que ser obligatorio para quienes están en la oposición de la dirección general actual y de sus malas prácticas. Tienen que hacer su base social más grande a partir de la información, la guerra no ha terminado y sigue más encarnizada que nunca. Se tienen que blindar ante las trampas por venir, el terrorismo judicial seguirá y solo con conocimiento de manera masiva se puede evitar. Unidos se mantendrán, separados los derrotarán.