The Guardian sacó de su portal la nota del reportero José Luis Montenegro en la que daba cuenta de un “conflicto de intereses” entre el gobierno mexicano y el empresario Ricardo Pierdant Y SE DISCULPÓ PUNTUALMENTE.

El pecado de Pierdant fue haber pagado un impuesto predial de un departamento vecino al que tiene en Miami y que resultó ser propiedad de la esposa del presidente de México.

El conflicto de intereses NUNCA fue probado y semanas después de la publicación de la nota de Montenegro, los editores de la mencionada publicación deciden sacarla de su portal y disculparse, seguramente por el riesgo jurídico que ella les implicaba una información que nunca podría ser probada.

Eso lo vio claramente el columnista de La Jornada, Julio Hernández, y no entró a esa mascarada de descalificaciones basadas en mero supuesto.

Ahora los editores de The Guardian están aprovechando la posibilidad de corregir su error, para resarcir en algo el prestigio editorial que les hizo perder Montenegro con el fantasmal conflicto de intereses entre Pierdant y el gobierno mexicano del que “podría ser contratista en el futuro”.

Esas notas en el medio mexicano se conocen como “voladas”.

Pues la volada de Montenegro la compraron como buena y le dieron vuelo como nota SENSACIONAL publicaciones como Proceso, Reforma y la profesional del antipeñismo que es Carmen Aristegui.

Ante el derrumbe de credibilidad de los mencionados editores, hay que reconocer otra vez el oficio y olfato que mostró el duro crítico del peñismo Julio Hernández, quien con más serenidad, no se fue con la finta y esperó confirmaciones y se dio tiempo para realizar sus propias investigaciones.

Actitud muy diferente la que tuvo el potosino a la mostrada por los editores de Proceso y Reforma.

Y ya ni para qué mencionar a Carmen Aristegui, quien en asuntos referidos negativamente a Peña Nieto, y que en esos lances ha convertido el periodismo de investigación en periodismo de hígado, lo compra todo.

Ther Guardian cuida los aspectos legales, retira su nota y manda un mensaje de disculpa al principal afectado que es el empresario Ricardo Pierdant, porque está en posibilidad de ejercer sus derechos para que le sean reparados los daños que le causaron las mentiras de Montenegro y quienes las difundieron como ciertas.

Algo similar deberán hacer Reforma y Proceso porque ellos dieron implícitamente por cierta la acusación de ser coyote al empresario Pierdant.

El gobierno del presidente Peña Nieto ya tomó nota de la conducta visceral, y por lo tanto mentalmente afectada de manera irreductible, de la fobia que le profesa Carmen Aristegui, y tomará su perruna actitud ahora con el caso Pierdant-departamentos de Miami, como una más de sus visceralidades.  Aristegui, quien también puede ser demandada por todos los que resultaron moralmente afectados por la tremenda difusión que dieron a un asunto falso, es ya solamente una piedra en el zapato de un personaje como el presidente de México. No más.

Lo que hicieron todos, Montenegro, Proceso, Aristegui, Reforma, con la difusión del asunto Pierdant, en términos latos se llama DIFAMACIÓN.

Y a las consecuencias de su fobia desbordada hacia el presidente Peña Nieto, tendrán que asumirlas, en el terreno que se les pudiera presentar.

Federico Arreola se pregunta si Aristegui, Reforma y Proceso harán lo mismo que The Guardian y reconocerán la falsedad del trascendido de Montenegro.

Para que algo así ocurriera, debería cambiar la actitud arrogante de esos comunicadores.

Y la verdad que yo los veo más cerca de la obstinación que de la naturaleza de los que saben reconocer sus errores y saben ofrecer disculpas.

Se esconderán en el ya gastado argumento de la “persecución oficial” en caso de sentir el riesgo de ser justamente demandados.

Aristegui, Reforma y Proceso tienen cuatro años ejerciendo el oficio del periodismo de un solo objetivo de crítica y análisis del TODO el entorno nacional, en este caso, de sus particulares formas de pretender enjuiciar y aplastar, de cualquier forma, al presidente Peña Nieto.

Tienen ya cuatro en el intento, a pesar de los reveses que reciben como es el caso de la disculpa DE QUIENES INICIARON LA DIFUSIÓN DE LA MENTIRA DE Montenegro sobre un conflicto de intereses que existe solo en su enfermiza cabeza.