Uno de los casos más excepcionales en la historia, es el del paciente M, un soldado sobreviviente a la Guerra Civil española.
El paciente M, tras recibir un disparo en la cabeza, comenzó a ver el mundo al revés.
El joven -de entonces 25 años de edad- luchaba en el bando republicano e ingresó al Hospital Militar de Salud Godella de Valencia en 1938, tras ser herido.
Allí lo atendió el neurólogo Justo Gonzalo Rodríguez Leal, quien posteriormente publicó su teoría de la dinámica cerebral, inspirado en el caso del paciente M.

El paciente M, el soldado que veía el mundo al revés
Dos semanas después de haber recibido un disparo en la cabeza, el paciente M despertó del coma.
Sin embargo, afirmaba ver el mundo al revés; las personas y los objetos no parecían estar en el lado opuesto al que realmente estaban.
Además de que presentaba graves daños en su oído y sentido del tacto.
El paciente M no veía con el ojo izquierdo y en el derecho decía tener un débil destello, aunque podía leer letras y números tanto al derecho como al revés.
Sin que su cerebro diferenciara entre ambos.
Por ejemplo, veía a unos hombres trabajando boca abajo en un andamio, leía la hora en un reloj de pulsera desde cualquier ángulo y podía ver los colores separados de sus objetos.




¿Qué reveló el caso del paciente M?
Mientras estuvo hospitalizado, se evidenció que la bala destruyó parcialmente las capas externas del cerebro del paciente M, hacia la parte posterior izquierda.
Pero sorprendentemente se recuperó sin necesidad de cirugías o cuidados especiales.
Esto llevó a su neurólogo, Justo Gonzalo Rodríguez, a proponer la teoría de la dinámica cerebral, según la cual el cerebro funciona con diferentes gradientes, como pequeñas cajas.
Y es que antes se pensaba que el cerebro estaba formado por regiones distintas separadas por límites abruptos que apenas se superponían.

Pero como las teorías modulares no explicaban las cuestiones que surgían con el paciente M, Gonzalo Rodríguez rompió con la visión hegemónica sobre el funcionamiento de este órgano.
Asimismo, demostró que las lesiones al cerebro no destruyen las funciones específicas, sino que afectan a una gran variedad de funciones.
Con el tiempo, su trabajo permitió identificar tres síndromes cerebrales que se caracterizan por alteraciones en múltiples sentidos y efectos no uniformes:
- El central
- El paracentral
- Marginal