“Para tener la lengua larga se tiene que tener la cola corta.”

REFRÁN

“No temáis a la grandeza; algunos nacen grandes, algunos logran grandeza, a algunos la grandeza les es impuesta y a otros la grandeza les queda grande.”

WILLIAM SHAKESPEARE

Repetir. Repetir hasta el cansancio. Buscar se le asocie con lo que dice su jefe máximo.

La sombra de López Obrador guiando el bastón de mando; la estrategia es seguir a pie juntillas lo dictado por ese señor.

Si en Palacio aseguran “vamos requetebién”, el eco reitera “México está hoy mejor que nunca”. Si allá se busca capturar al Poder Judicial, acá se habla de elegir a los ministros por la vía del voto popular. 17 sueños que no son otra cosa que apuntes de lo que anhela el macuspano.

Se entiende. A ella no le queda de otra a menos que quiera arriesgar que este le retire la constancia que le entregaron el 19 de noviembre pasado. No hay que alejarse ni un milímetro, no vaya a ser que Andrés Manuel escuche otra voz que no sea la suya propia en el discurso.

La imposición es tal que él ya elaboró un “testamento político”; ahora la heredera solo tiene que ejecutarlo. Simbiosis absoluta.

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Salvo por el timbre de voz, se oyó lo mismo al respecto de Nuevo León: nombrar un gobernador interino fue según esto una imposición de la oposición en el congreso local. Ni en sueños —esos que el tabasqueño sueña y ella expresa— admitir que se trata de la ley que rige a los neoleoneses. Esa que claramente señala que es el otro poder, el Legislativo local, el que tiene la facultad de nombrar a un gobernador interino. En ningún lugar dice que el gobernante saliente, así sea uno fosfo fosfo, puede dejar durante seis meses a quien se le pegue la gana en una suerte de “encargado de despacho”.

Por eso, cuando la candidata impuesta reprobó este acto y lo calificó de “una imposición”, hubiera sido mejor guardara silencio.

Sí, por mucho ella ganó la encuesta interna de Morena. Pero ello no quita —de hecho reafirma— lo que reclama Ebrard: la imposición se dio producto de tanto escuchar “es ella, es ella”; de machacar su nombre. Resultado de tres años de insistir en que ella era la elegida, la ungida. La esperable y mediocre consecuencia de que López Obrador la llevara de la mano a todas partes.

Impuesta a través de publicidad constante, absoluta, que va desde los espectaculares sembrados en toda la República, hasta las entrevistas y menciones diarias en todos los medios de comunicación. Impuesta a costa de los dineros “del pueblo”.

Impuesta cuando a la candidata de la oposición la 4t le pone un lamentable personaje neoleonés para restarle votos; cuando a Xóchitl le cortan la luz en medio de sus eventos o inclusive le impiden el uso de un auditorio por órdenes de autoridad municipal de Rosarito, alcaldesa emanada de Morena…

Impuesta insertando la diatriba que muchos articulistas tomaron al pie de la letra y casi al unísono: que la campaña de Xóchitl no tiene futuro. Donde Samuel —ante su estrepitoso espanto y desastre— dijo que mejor va por el 2030 y que la 2024 está dado a favor de la delfina.

Poco importaron los tiempos —¡legislados por ellos mismos!— señalados por el INE para las precampañas. Las de la 4t llevan desde el primero de diciembre de 2018; la de su corcholata concretamente desde junio del 2021.

Y luego, encima, las encuestas verdaderamente serias (el resto no cuenta) que le dan un porcentaje mucho mayor a la figura impuesta que a Xóchitl… Estas únicamente reflejan precisamente esa imposición que ha jugado estos últimos años: ver y escuchar a la ex jefa de gobierno de la CDMX en todas partes. Cifras que no toman en cuenta —la metodología no da para ello— ni abstencionistas ni voto oculto ni rechazos… Millones y millones y millones de votos cuya definición está en el aire.

No hay novedad. México enfrenta una elección de Estado que no es sino otra forma de imposición.

Así que no: aunque AMLO lo sugiera y Claudia eso también retome, la imposición no ocurrió por cuanto a un gobernador interino en tierra regia; esa está teniendo lugar por los rumbos del zócalo capitalino.