Si es que la oposición hubiera mantenido la apuesta de Xóchitl Gálvez como favorita para ser candidata a jefa de gobierno en la Ciudad de México, no tendría el problema que hoy enfrenta al impulsar una candidatura sin un equipo sólido propio. La estrategia de contención para los daños que ha causado la falta de seriedad en temas como el plagio recicló (o intentó reciclar) perfiles que han sido rechazados hasta por grupos empresariales oligárquicos como el caso de Javier Lozano, que ha logrado superar el récord de durabilidad como vocero, pero no de la COPARMEX. Los que han rechazado aquellos espacios como los senadores Lilly Téllez o Germán Martínez dejan manifiesto que el ruido mediático y las campañas de aire no son suficientes para sostener la falta de liderazgos cercanos a la propia Xóchitl.
De hecho, la esencia del buen político no es que sea especialista en todo, imposible por definición, sino que tenga la capacidad de rodearse de gente más inteligente en aquello que el político ignore y se dice que el aspirante, por el equipo será mejor conocido. El fichaje de Xóchitl Gálvez poco a poco, rompe con la narrativa de “outsider”: ni su coordinador de campaña, Santiago Creel, se ha tomado en serio aquello de ser equipo, menos vocero, ni los recién anunciados como la senadora Kenia López Rabadán o la senadora Claudia Anaya representan liderazgo en opinión que pueda ser decisivo para creer en Gálvez. López Rabadán ha sostenido una estrategia de choque utilizando movimientos y causas que ya se han distanciado del panismo y al momento del anuncio, el PRD no ha nombrado representante. No se trata de soledad sino de genuina duda: Si no compite para ganar ¿será suficiente para gestionar la derrota apostando a los espacios en el Congreso? ¿Alcanzará para contrastar ante Marcelo Ebrard que está a meses de consolidar su candidatura presidencial por Movimiento Ciudadano?
El caos tiene efecto dominó, posiblemente, aquello era pensado por Andrés Manuel López Obrador cuando destapó a Xóchitl Gálvez en una mañanera, haciendo creer a los grupos antagónicos que sería su pesadilla pero a sabiendas de que el escenario dejaría la puerta abierta para que su partido pudiera recuperar la Ciudad y con ello, que el principal bastión de la izquierda retomara a los liderazgos que quedaron fuera en el 2021. La Alianza Va por México se debate entre perfiles que han construido una imagen al estilo policiaco. Sandra Cuevas olvidó los vestidos caros y los tacones incómodos, sustituyendo su estilo personal por uniformes oscuros con cabello recogido y operativos “diamante” de mano dura. El cambio reciente sigue a la identidad que hace años, Adrián Rubalcava ya guardaba como “Jefe Dragón”: patrullas, radios, escudos al estilo “army” de Estados Unidos. Coincide la imagen que buscan proyectar con las preferencias que se reflejan en las encuestas: Si Omar García Harfuch se convierte en el candidato de Morena, retiene la Jefatura de Gobierno y garantiza continuidad al proyecto de la 4T por casi 46% de preferencias.
Pensar en perfiles fuera de Adrián Rubalcava, del PRI, que ha ganado a pulso de trabajo diversos cargos en la Alcaldía Cuajimalpa por más de 10 años o Cuevas, que no pierde el apoyo de Ricardo Monreal y una cantidad considerable de personas que adoran la confrontación polarizada y raci-clasista que encabeza, podría ser un error. Santiago Taboada es implicado y beneficiado directo del Cártel Inmobiliario mientras que Kenia López Rabadán nunca ha ganado una elección. El escenario parece perfecto para el caos, pues en la apuesta ambiciosa, podría ser que los planes de Dante Delgado, quien ha mantenido cercanía con Ricardo Monreal durante su paso por el Senado, se materialicen: Un segundo lugar postulando a Ebrard, quien no está descartado por encima de la molestia de Alfaro o los militantes de años en la contienda presidencial; otro segundo lugar en la Ciudad de México postulando a Salomón Chertorivski que sigue siendo un perfil atractivo para las clases medias, sólido en propuestas y discurso e inclusive, alternativo y distinto a la oferta policiaca que parece haber seducido a los votantes debido a la crisis nacional que se sufre en materia de seguridad.
Mientras tanto, el plan de plagio estratégico de Marcelo sigue adelante: en la intentona de copiar como fórmula matemática la trayectoria de López Obrador, Ebrard ha dado un paso más en alargar la pataleta al recurrir al Tribunal Electoral tras el silencio por sus observaciones en contra del proceso no-electoral que eligió a Claudia Sheinbaum como Coordinadora de los Comités de Defensa. Así como el dirigente de Movimiento Ciudadano ha afirmado, hacia enero que definan su candidato y hacia el proceso interno que hagan público este jueves, podemos esperar un octubre–noviembre lleno de litigios, reclamos y “nuevos movimientos” por parte de Marcelo. Aunque como buen tecnócrata confíe en la fórmula, alguien debería recordarle que los movimientos sociales no son receta de pastel y el suyo parece desinflarse aún antes de nacer.