Hay un video que circula en redes sociales en el que se le ve a David Beckham, exastro inglés del futbol, junto con su familia y a amigos con caras de funeral, esto aunado a la furia atípica con la que Lionel Messi y su DT Gerardo, el Tata, Martino al terminar el partido allá en la Florida del club rosa contra los Rayados del Monterrey, mismo que ganó con autoridad el club mexicano en el marco de los cuartos de final de la copa de campeones de la Concacaf. Y es que en la jugada del gol definitivo del Monterrey, el VAR llamó al juez central para advertirlo de alguna jugada (completamente INEXISTENTE) con el fin de anular la anotación, a lo que el nazareno chapín se negó con admirable autoridad (¡ooh sorpresa para el ‘establisment’ obsceno que gira en torno al mega negocio llamado Messi y cía.!).

Ya antes, el DT del Monterrey hecho en el América, Fernando, el Tano, Ortíz había externado sus fundadas preocupaciones por las tendencias a favorecer al cuadro de Miami, en la Copa esa de hojalata que ganó casi cómo ‘por default’, a manera de bienvenida al futbol de un país que ve a ese deporte como una plataforma para anunciar marcas de manera enfermiza, hacer de la mercadotecnia el corazón de ese deporte y timar a los aficionados con futbolistas que deberían ya estar hace años en el retiro, un prestigioso comentarista de apellido Velázquez de León los comparó, más que atinadamente, con los ‘Harlem globe trutters’ del basket ball, pero concepto este llevado al futbol gringo.

Para nadie es un secreto que el mejor jugador del mundo aún en activo nunca funcionó con su selección, por más que a todas luces se le diseñó el Mundial de Brasil 2014 a modo para que lo ganase, y en el de Qatar 2022 se le marcaron ni más ni menos que siete penales (de a uno por partido en promedio). ¿Sabían que la Argentina de Maradona, en cuatro mundiales no se le marcó UN solo penal siquiera?, pues así fue, eso más toda la cúpula de la FIFA de entonces, pudo ganar uno y un subcampeonato (heroico por cierto) en 1990 en Italia.

Un héroe del ‘fair play’ pues, el árbitro central de Guatemala, Walter López, porque desafió a un aparato que mueve demasiados millones de dólares en todo el mundo, que nadie pensó de atrevería a poner trancas para que fuese el campeón de la copa de campeones de Clubes de la Concacaf (o concachampions). Héroe además porque ya la directiva del Monterrey interpuso quejas a las autoridades de la Confederación por estar Messi prácticamente en la cancha cuando no había sido convocado, por lesión, a jugar ese partido y su sitio era en algún palco de las tribunas, aparte de los intentos de agresión a la gente del Monterrey al final del partido.

Héroe, en fin, del juego limpio porque ahora millones estarán al pendiente del partido de vuelta a jugarse en la sultana del norte, con una lupa sobre el arbitraje y cualquier posible decisión de sospecha tendenciosa a favor del club donde juega el nene consentido de la FIFA, por representar todavía un enorme negocio multimillonario.

Vayan pues, todas las felicitaciones al señor Walter López, de la hermana República de Guatemala, por su firme convicción de abonar a un deporte sin mácula ni sospecha.