Un grave problema al que se están enfrentando las líneas aéreas de todo el mundo es la falla presentada en los aviones con motores Pratt&Whitney, al grado que varias aerolíneas han puesto en tierra a estos aviones. Sabemos que, en el caso de nuestro país, dos líneas aéreas tienen equipos con este modelo de motor; ambas empresas de aviación comparten el mismo sindicato y, sin embargo, estas compañías aéreas están abordando este caso de manera diferente.

Empecemos por Volaris. Los ahora extrabajadores de dicha línea aérea están muy molestos por la forma en la que ha actuado la empresa y por parte del Sindicato de Trabajadores de la Industria Aeronáutica (STIA), en franca colusión con la aerolínea, no ha habido una defensa de los trabajadores, permitiendo que el recorte se haya llevado de manera indiscriminada y no como está marcado en de la Ley Federal del Trabajo, que establece que en caso de un recorte, se realizará por orden estricto del escalafón, del más nuevo al más antiguo.

Ahora que ya están fuera de la aerolínea han comenzado a denunciar, en diversos espacios, las condiciones en las que estaban laborando, puntualizando que a veces el mantenimiento de las aeronaves no era el óptimo. Por ejemplo, en una estación de sobrecargo, el intercomunicador está roto y aun así tuvieron que volar. También se quejan de que los alimentos a bordo ya están caducados, y a pesar de ello tienen que tratar de vendérselos a los pasajeros.

Podríamos seguir haciendo una lista, pero no tiene caso; el punto es que vean la diferencia entre dos líneas aéreas que comparten un mismo sindicato. Porque estamos de acuerdo que las administraciones de Volaris y de VivaAerobus (las implicadas en este caso de motores) no tienen por qué llevarse de la misma manera; cada empresa le pone su “toque” distintivo.

Para no ir más lejos, la falla en los motores Pratt&Whitney, afecta a ambas aerolíneas que son de bajo costo. Sin embargo han tomado decisiones diametralmente opuestas, mientras para Volaris la opción más viable ha sido recortar a 200 trabajadores (entre pilotos, sobrecargos y personal de tráfico), para VivaAerobus, informaron en un comunicado que en los próximos meses sus aviones que utilizan los motores Pratt&Whitney no podrán ser utilizados, sino hasta que el fabricante realice las revisiones correspondientes en los talleres certificados; sin embargo, dejan en claro que esta medida será temporal, y confían en que en breve, por decirlo coloquialmente “saldrán del bache”.

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En su comunicado además terminan por disipar las dudas existentes sobre si en esta aerolínea habrá recortes al personal, y la respuesta que dan es la siguiente:

“…Sabemos que este proceso es temporal, largo, pero temporal. Frente a este hecho en Viva podemos garantizar que cuidaremos al 100% de nuestro talento, por lo que no prevemos que se pierdan plazas laborales a causa de esta situación. Por el contrario, seguiremos preparándonos para el crecimiento esperado en los próximos años, por lo que seguiremos contratando más personal…”

Tal y como lo comenté líneas más arriba, ambas aerolíneas comparten sindicato, el STIA, pero lo que me resulta muy curiosa la discrepancia. En Volaris la corredera de gente se hizo sin decir ¡agua va!, y fue hasta que la presión de trabajadores y medios los empujó a publicar un comunicado, haciendo oficial el recorte a 200 puestos de trabajo, todo con la anuencia del STIA, quien permitió que se llevase al margen de la Ley Federal del Trabajo, eliminando a los empleados de mayor antigüedad.

En VivaAerobus, se busca mantener las fuentes de empleo porque saben que la cuestión con los motores que hoy les afecta es “temporal”, y que ha afectado a las aerolíneas de todo el mundo que tienen equipos con motores Pratt&Whitney.

Como sindicalista me cuesta mucho trabajo entender cómo por un lado el STIA en Volaris se comporta como el más rancio sindicato patronal, sin meter siquiera las manos para hacer distintas propuestas a los trabajadores antes de citarlos para darles su “Convenio de terminación de la relación de trabajo”.

Me han hecho llegar testimonios personales de que, al presentarse, el sindicato solamente les dijo que tenían que firmar, pues no había de otra. Increíblemente el STIA, que también detenta el Contrato Colectivo de VivaAerobus, no se ha pronunciado ni en contra ni a favor de las medidas anunciadas por la aerolínea de mantener todas las fuentes de empleo.

Lo que sí debemos dejar en claro, es que cada día que pasa se devalúan más los trabajos dentro de la aviación. Entre los trabajadores de ambas empresas hacen estas comparaciones, y concluyen que la administración de Juan Carlos Zuazua al frente de VivaAerobus, busca constantemente tener un ambiente de trabajo agradable, como comentan los propios empleados.

Pero en el caso de Volaris, incluso la describen como una relación tóxica; más cuando el propio Enrique Beltranena ha declarado en varias ocasiones y en distintos foros y medios, que los sobrecargos los consigue en la caja de un OXXO; así es como visualiza a los tripulantes de cabina, como cualquier artículo que se puede adquirir en una tienda de conveniencia. Dejando atrás que son profesionales que cuentan con licencia para ejercer.

Es un secreto a voces que tiene firmado un convenio con una escuela de vuelo, que le provee de sobrecargos, pilotos y personal de tráfico entre otros, por lo que no le angustia poder conseguir gente cuando sea necesario para sus planes de crecimiento, que, por el momento, están en una pausa.

Va un ejemplo: la aerolínea de la India IndiGo, ante la problemática de los motores, buscarán arrendar -por el momento- otros equipos; ANA también está siendo afectada, por lo que tienen contemplado reducir en un 3.5% sus operaciones.

También JetSmart, Frontier, Spirit Airlines y LATAM, por nombrar algunas de las líneas del continente americano, pero en Europa también han sido afectadas líneas aéreas como Iberia Express y Vueling. Y vamos a Oceanía donde Air New Zealand también se les está viendo negras al tener que dejar en tierra los aviones que usan esos motores.

Como podemos observar, varias líneas aéreas han sido afectadas y cada una de ellas ha buscado cómo mitigar este asunto, que no es sencillo. En nuestra aviación nacional, a mí en lo particular me resulta sumamente llamativo que el mismo sindicato, el STIA aborda el mismo problema con actitudes diferentes ante las aerolíneas con las que tiene detentación del contrato colectivo.

Algunos dirán que son las dos caras de la misma moneda, ya que el problema finalmente es el mismo; pero la diferencia estriba en cómo se aborda, por un lado, Volaris le apostó al recorte de personal y Viva no.

La Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC), en conjunto con la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, deberían observar ambos casos, ya que con Volaris las quejas de maltratos al personal son constantes y eso termina por vulnerar la seguridad en la operación, pero también es un tema de derechos laborales. Ambas dependencias deberían de corroborar cómo está el ambiente en dicha aerolínea.

Tenemos que trabajar por espacios libres de violencia, no solo sexual sino también laboral, y el STIA debería estar buscando el bienestar de sus agremiados. Por una aviación sana, ojalá y lo hagan.