“Una como quiera, pero con los hijos, no”, me dijo en su momento una mujer que atravesaba un duro trance en su vida conyugal.

Su marido amenazaba no solo con dejarla, quería llevarse a los hijos, a quienes siempre que veía maltrataba verbalmente e incluso los “nalgueó” en forma “correctiva” un par de ocasiones para que su madre “reaccionara” y cesara en su intento de disolver el matrimonio.

Historias como éstas hay muchas.

Pero aquí, como en la mayoría de los casos, la permisibilidad del maltrato doméstico llevado a cabo principalmente por el varón, por considerarlo “socialmente normal”, “aceptable” o incluso “necesariamente correctivo”, provoca en el núcleo familiar severos daños a quienes son menos culpables y por el contrario, deben ser protegidos: los hijos, quienes se convierten en el instrumento de venganza del agresor hacia la mujer.

“Te doy donde más te duele”

La frase anterior engloba un tipo de violencia doméstica, a veces silenciosa o incluso encubierta pero terriblemente brutal: la llamada Violencia Vicaria, que surge precisamente cuando el hombre decide maltratar física o psicológicamente a los hijos para así dañar a la mujer.

Wikipedia la define de la siguiente manera:

La violencia vicaria es un neologismo aplicado en el ámbito de la violencia de género que denomina a una forma de violencia por interpósita persona por la que un progenitor ataca a una hija o un hijo con el objetivo de causar dolor a la madre.

Defensores de los derechos de la infancia señalan que este tipo de violencia, llevada a los extremos, puede llevar al agresor a asesinar a sus propios hijos, por lo que es considerada la forma más cruel de violencia dentro del núcleo familiar.

El caso Elisa

Elisa Zaldívar es madre de dos menores, de cuatro y seis años, quienes están al cuidado de su padre y a quienes no ha visto desde hace más de un año.

Elisa acudió el pasado 13 de octubre al Centro de Convivencia de lo Familiar para reunirse con sus pequeños, pero en el lugar fue detenida y trasladada a un Cereso de Quintana Roo, acusada de corrupción de menores por su ex pareja y padre de sus hijos.

Tras su detención, familiares y amigos de la mujer protestaron en la calle para exigir su liberación sin ser escuchados.

Amigas cercanas a Elisa acusan que su ex marido, de nombre Juan Eugenio N”, debido a sus influencias y como una forma muy ruin de venganza hacia su ex mujer, la mantienen en prisión pese a ser inocente.

Urge legislar sobre violencia vicaria en Veracruz

El pasado mes de junio la diputada morenista Ana Miriam Ferráez, presidenta de la Comisión Permanente de los Derechos de la Niñez y la Familia, planteó que era urgente y necesario tipificar como delito la violencia Vicaria en Veracruz, para así brindar protección a niños, adolescentes y mujeres que son víctimas de ésta en el seno familiar.

Sin embargo, a la fecha la propuesta sigue en el tintero.

En el país ya son siete los estados que tienen tipificada la violencia Vicaria como delito, el más reciente fue Morelos, quien apenas el 2 de diciembre se sumó a lo aprobado en los congresos de la Ciudad de México, Yucatán, Campeche, Hidalgo, Estado de México y Zacatecas.

Demasiado poco para tan grave mal.

#JUSTICIAPARAELISA

El caso de Elisa ha movilizado a activistas, feministas y ha indignado a la sociedad veracruzana en general.

Elisa está siendo acusada de delitos graves, como corrupción de menores e incluso fue acusada por su ex pareja sentimental de encubrimiento de violación, por lo que ya se le dictó prisión preventiva oficiosa por dos años.

Integrantes del Frente Nacional de Mujeres acusan que el proceso que se le sigue a Elisa ha estado plagado de inconsistencias debido a que su ex pareja es “influyente” y le ha impedido no solo ver a sus hijos, la mantiene retenida en una celda por delitos que no cometió.

Mientras eso ocurre hay dos infantes de muy corta edad que están separados de su madre y se teme por su integridad física y emocional.

Lo ocurrido a Elisa es una tragedia, sin duda.

Estamos hablando de una madre que fue separada de sus hijos de muy corta edad, a quienes no está segura pueda volver a ver en próximas fechas.

Este caso debe sensibilizar no solo a los encargados de la impartición de justicia, la sociedad en general debe ser consciente que la violencia Vicaria debe ser erradicada para evitar dañar a los más indefensos: nuestros niños y niñas.

Esperemos que el año próximo se tengan buenas noticias desde el congreso del Estado y temas tan sensibles como éste se atiendan con la seriedad que se requiere.