Estuve hoy martes 2 de agosto con la periodista Blanca Becerril en su programa de El Heraldo TV. Me invitó para preguntarme mi opinión acerca del video de redes sociales en el que cantan Claudia Sheinbaum y su novio Jesús Tarriba.

Precisamente para no tener que responder tal pregunta, ayer pedí al tenor Héctor Palacio un artículo en el que calificara lo que la jefa de gobierno y su pareja hicieron.

Pensé que Palacio iba a reprobar a la pareja, ya que él normalmente es muy crítico; lo volvió exigente en exceso su larga trayectoria como interprete de ópera en distintos teatros de América, Europa y Asia.

Para mi sorpresa, a Héctor le agradó bastante el estilo de Claudia y Jesús para cantar “Siempre en mi mente”, de Juan Gabriel. El tenor que colabora en SDPNoticias hasta sugirió a la jefa de gobierno de la CDMX que para la próxima grabe “A mi guitarra”, también del Divo de Juárez. Ya se verá si la aspirante presidencial atiende el consejo, o no.

Lo anterior lo dije rápidamente a la periodista Becerril para pasar a algo más importante, pero realmente desagradable: los ataques que Claudia recibió de parte de mujeres, particularmente de una senadora del PAN quien fue en exceso vulgar al burlarse del video de la jefa de gobierno.

Recordé que hace no muchos días las redes sociales de mujeres de oposición se llenaron con una frase de Madeleine Albright: “Hay un lugar especial en el infierno para las mujeres que agreden a las mujeres”.

En efecto, no pocas señoras del PRI y del PAN citaron a la primera secretaria de Estado de Estados Unidos para cuestionar a Layda Sansores, quien había sido ofensiva con diputadas priistas. Me pregunto si ahora defenderán a Sheinbaum con esa frase… es lo menos que deberían hacer ante lo que hizo una senadora panista que llegó a la cámara alta invitada por AMLO, cuyo proyecto abandonó, en una maroma de fea deslealtad, para irse al partido de la derecha.

A Sheinbaum, tristemente, no solo la atacan mujeres de oposición, sino de la propia 4T que participan en los equipos de los rivales de la jefa de gobierno en la carrera de la sucesión presidencial. No mencionaré nombres, pero están llegando al extremo de intentar desacreditar a Claudia comparándola con la brasileña Dilma Rousseff.

Lo que por lo bajo dicen en ciertas secretarías del gobierno federal, es que AMLO no debe cometer el error de Lula, quien hizo presidenta a Dilma solo para que esta fracasara.

Terrible ignorancia de quienes en el gabinete de Andrés Manuel mencionan lo anterior. Olvidan que Dilma ganó dos elecciones presidenciales, que gobernó extraordinariamente bien —realizó importantísimas reformas— y que al final dejó el poder en lo que, para todo fin práctico, fue un golpe de Estado que sus operadores buscaron justificar con un escándalo que ni siquiera inició en las administraciones de Rousseff.

Esa comparación no perjudica, sino beneficia a Sheinbaum. Pero si no fuera suficiente, le dije a Blanca Becerril, hay otra comparación que se puede hacer: con Angela Merkel.

La alemana, científica ella misma, estaba casada con un discreto científico. En efecto, como Claudia, doctora en ingeniería con estudios de física cuyo novio es doctor en física.

Difícilmente se puede encontrar un mejor ejemplo de gobierno eficaz que el de Merkel. Claro está, nadie espera que las senadoras del PAN hablen en tales términos de Sheinbaum. Católicas ellas, ya lo saben: “Hay un lugar especial en el infierno para las mujeres que agreden a las mujeres”.

Después hablaré de una mujer, reconocida feminista, que no ataca a Claudia pero que incomprensiblemente no la apoya. Curioso caso el de Malú Mícher, quien toda su vida luchó para hacer posible que hubiera una presidenta en México, pero que cuando al fin ese hecho histórico es posible, ha preferido apoyar a un machito, Marcelo Ebrard, por cierto feamente exhibido por el yerno de Trump.