“Este tipo de generación de narrativas de golpe, a veces se ha conectado en Latinoamérica, en la historia de Latinoamérica con golpe, golpe, golpe de Estado, y esta idea de los niños con cáncer que no tienen medicamentos cada vez lo vemos más posicionado como parte de una campaña, más allá del país, de los grupos de derecha internacionales que están buscando crear esta ola de simpatía en la ciudadanía mexicana, ya con una visión casi golpista.

Hugo López-Gatell; 25 de junio de 2021, El Chamuco TV

Hugo López-Gatell podría tener múltiples alias. Mas, uno que ciertamente merece es el de el Mal Nacido. Sus recientes dichos sobre las acciones llevadas a cabo por los padres de niños con cáncer, ante la realidad que los subyuga producto de la falta y/o escasez de fármacos y tratamientos para combatir su enfermedad, es un pronunciamiento miserable e inhumano. Él, después de todo, es —todavía— cabeza de la COFEPRIS y, para todos fines prácticos, vocero del sector salud en México. Lo que ha dicho no es tolerable.

A 232,000 muertos oficiales por el covid —el número real podría ser fácilmente el doble— se suman los niños cuyo único crimen fue estar enfermos en medio de un gobierno “austero” y mentiroso; una muy ineficiente y criminal administración que, a ya más de treinta meses en el poder, sigue prometiendo que las medicinas oncológicas llegarán a clínicas, hospitales y hogares. Pero estas siguen escaseando, en ocasiones en su totalidad.

Para variar, este funcionario gubernamental acusó a esos padres de familia de estar siendo manipulados por fuerzas antagónicas al régimen en un intento de estrategia “casi golpista”. No se ha enterado de que los niños, en especial los moribundos, no tienen ideología, no piensan en términos de “derecha” o “izquierda”, tan solo quisieran reír un poco y sobrevivir.

Tan ciego está a la realidad este servidor público que no se ha enterado que la asociación que agrupa a los padres de familia de niños con cáncer se separó de todos quienes, no siendo padres con hijos enfermos, les habían apoyado dentro de sus filas. El objetivo: que el gobierno federal no tuviera ningún pretexto para no ayudarles. Esperaban que así, la administración obradorista les hiciera caso. Ello no ha ocurrido.

Los autodenominadnos defensores del régimen, obtusos a la crueldad espetada por el galeno, dirán que sus palabras fueron sacadas de contexto. No es así. Su comentario no solo es ruin y de lo más bajo que existe, muestra también premeditación y un desprecio por la vida humana, esa que alguna vez juró defender como profesionista.

Escogió la forma más fácil y criminal de desacreditar las voces que claman por falta de tratamientos y medicamentos. Muy difícil se le ha hecho optar por el camino más arduo pero también el más responsable que es conseguir, de una vez por todas, los fármacos para los cientos de niños que hoy no tienen fuerza para hablar por ellos mismos.

Su perorata es la definición precisa de lo que es ser un fanático. No hay que recurrir a la Real Academia de la Lengua Española para ello. López-Gatell y quienes lo defienden dan la perfecta exposición de perder la objetividad.

Gente así no debe tener cabida en la función pública. En nuestro país, sin embargo, este señor no solo es subsecretario, sino adicionalmente se da vuelo en un programa televisivo y no hay consecuencias.

Parafraseando a López-Gatell, tenemos entonces que lo que sí es ‘de manual’ es su fanatismo a ultranza y su absoluto desconocimiento de la historia política latinoamericana.

Lo que debería haber sido un programa entre tres moneros —Hernández, Rapé y el Fisgón, y el encargado de una correcta distribución de medicamentos en el país (además de zar anticovid, subsecretario y barbero contumaz), se convirtió en el escenario para que el lenguaraz demostrara su incultura y mezquindad.

Se observa en el video a un ser desalmado y a moneros que se dejan engañar. Dicen: “sí claro; por supuesto”, mientras asientan con su cabeza a lo dicho por el pseudocientífico. Los dibujantes resultaron ser también tristes caricaturas de todo lo que criticaban. Ni siquiera simpáticos o críticos como sus cartones.

No se puede solapar ni por sus dichos ni por sus actos a quien enseñó a la Asociación de Padres de Familia con Niños Enfermos A.C. la lista de compras de medicamentos a sabiendas de que las mismas llegarán —cuando finalmente ello ocurra— en forma parcial y en tiempos variados, lo que impedirá que los esquemas de tratamiento de los pequeños se realicen de manera integral, resultando en una nula esperanza de vida.”

Caben las preguntas: ¿cuántos niños mueren al día en México por carecer de los medicamentos indicados?, ¿cuántos de esos futuros cercenados pudieron ser salvados?, ¿quién es responsable de todos estos muertos?, ¿por qué se continúa teniendo a ese ser carente de humanidad en un lugar clave para la vida de millones de mexicanos?

No podemos exagerar, pero sí afirmar que decir idioteces y ser un mal nacido no es delito. Si lo fuera, merecería juicio en los tribunales de Nuremberg y no tendría vida suficiente para purgar su condena.