Brilla la mentira en tu mirada

Eres como un vuelo sin llegada

Se cerraron ya de golpe los caminos

Y conmigo desde hoy no cuentas más

No me extraña nada

No me extraña nada que te vayas

Sasha Sokol

Campeones, actores y dictadores deben retirarse cuando están en la cima.

Enzo Ferrari

¿Usted cree que AMLO perdió con la bajísima participación del domingo en la consulta popular? Se equivoca. AMLO ganó.

Por supuesto, habría ganado más si la votación hubiera sido copiosa. Pero mismo así ganó. AMLO siempre gana.

Lo sabíamos de antemano: la poca participación será culpa del INE. Varias semanas previas a la consulta, pero en particular unos días antes, las huestes de Morena empezaron a azuzar a sus seguidores señalando como único culpable al instituto y a su consejero presidente, Lorenzo Córdova. Nadie mencionó que las restricciones presupuestales, así como el tiempo que tuvo el INE para promocionar la consulta (17 días), fueron determinados e instruidos por el Congreso de la Unión. Que en el legislativo aquel partido político tiene mayoría y que esta obedece a Ya Saben Quién.

El presidente AMLO no pierde pues, con el ejercicio en cuestión, tomó el pulso de sus fieles absolutos y de la menguada oposición.

Imposible no ganar cuando logró que todo el mundo reaccionara a su comentario de que él no podía votar. Hasta el consejero electoral Ciro Murayama se vio obligado a contestarle y señalar dónde sí podía hacerlo.

AMLO gana también cuando su principal corifeo, quien estuvo detrás de la campaña nacional que invitaba a enjuiciar a los ex presidentes en la consulta popular, tiene 150 millones de razones para culpar al Instituto Nacional Electoral.

Porque hace parecer que la 4T intentó cumplir su palabra de llevar a los exmandatarios tras las rejas, aunque ni la pregunta ni la consulta trataran en realidad sobre ello.

Éxito rotundo porque la supuesta imposibilidad de cumplir con su deber —que es acatar la ley— es culpa ahora de los ciudadanos.

Porque el ejecutivo federal dominó al INE pues logró que, sin aumentarle el presupuesto, el instituto sacara adelante la consulta.

Porque AMLO usará este argumento perverso para retomar su propuesta de reforma electoral y dinamitar la autonomía y eficiencia de la autoridad electoral. Porque logró lo que se proponía: enquistar dudas en torno al proceder del INE.

Porque son varios los intentos originados desde el ejecutivo federal para asestar un duro golpe al INE y el esperpento de ayer ayuda a su cínico y malandro fin. Porque ha sido juez y parte, pero finge diciendo “yo no estoy metido en eso”, refiriéndose obviamente a la consulta.

Porque acciona el engaño al anunciar que él no votaría para luego quejarse públicamente de que no había casillas para que la gente votara en tránsito. Porque ello fue secundado por su esposa, demostrando mezquindad (especialmente cuando el 95% de las casillas fueron instaladas en tiempo y forma).

López Obrador siempre gana porque se mofa del sistema. Porque un ejercicio que podía haber sido honesto y realista se usó como un muy caro distractor para ocultar los problemas que atraviesa el país y que son en su mayoría producto de una mala gestión gubernamental a nivel federal.

Gana porque desvirtúa la figura de la consulta, haciéndola caprichosa, mentirosa e indescifrable, para posteriormente darle el significado o el uso que él prefiera.

Capitaliza por partida doble, pues con este resultado no solo no aplica la ley (que no requiere consulta alguna), también se vacuna para que en un futuro tampoco pueda ser llevado a consulta o juzgado conforme a derecho.

Arrasa porque, no importando el resultado, hará y procederá como se le antoje y esta consulta es su justificante. Porque acostumbra a la ciudadanía a acudir a las urnas con y sin razón. Porque desvirtúa un ejercicio y lo convierte en una encuesta más; una como esas que manipula y cucharea a su antojo.

Porque con una consulta que resultó baladí, él se presenta como bueno, justo, coherente y efectivo. Porque ensaya para otras consultas, algunas que posiblemente tratarán de asuntos trascendentales para el país y para las cuales el primer mandatario endilgará la “decisión” —y la responsabilidad— a los ciudadanos.

Porque, independientemente de cual fuera el resultado, de cualquier manera creará, a través de su bancada legislativa, una comisión “de la verdad” para juzgar a sus antecesores.

Vence porque tendrá más “argumentos” para darle punto final al INE, sustituyendo a la democracia representativa por una “deliberativa y directa”; reemplazando al instituto por su partido como único mecanismo electoral.

Porque con los resultados de la consulta, sus quejas y sus acusaciones tendrán eco en la mañanera. Una nueva cortina de humo con un costo de 580 millones de pesos.

Logra su objetivo de ahondar en la división entre los mexicanos, la cual ha utilizado ampliamente como candidato.

Gana también porque ya sabe que sus operadores políticos tienen alcances minúsculos y ahora deberá tomar nuevas previsiones.

La 4T resulta victoriosa al seguir un modelo invencible: fingirse víctimas, atacar antes de ser acusados y ahondar la confrontación. Es algo —probablemente lo único— que los lopezobradoristas saben hacer muy bien.

Rinde frutos porque poco importa que la 4T esté alimentada de cinismo, desvergüenza, ignorancia, capricho, corrupción y victimización, si al final logra imponer su narrativa entre la ciudadanía.

AMLO gana nuevamente al hacerse de un pretexto más para no hacer NADA en contra de las aparentes ilegalidades del pasado.

Resulta victorioso porque equipara su #ConsultaPitera con la democracia, aduciendo que la consulta no puede fracasar porque la democracia tampoco puede hacerlo.

Porque fortalece a AMLO que la consulta siga los pasos de todo lo que hace la 4T: los procesos sin reglamento, sin propuesta, sin sustento, sin substancia, sin claridad.

Triunfa porque, al no tener estrategia contra el covid ni propuesta de rescate económico real para el país y haber agotado su sexenio y su proyecto, le quedan este tipo distractores. La prueba inequívoca del cascarón.

Porque nunca se trató de buscar justicia ni de acatar la legalidad; porque a partir de hoy se oficializa que la marrullería está por encima de la norma e incluso de la justicia, así sea esta popular.