En un tuit de Laisha Wilkins, columnista de Opinión 51, se deja ver una foto donde están algunas periodistas alrededor de una mesa y en el texto dice “en la Cantina del Indio Azteca abierta hace 102 años por primera vez dejaron entrar mujeres y fuimos nosotros”.

Previo a eso, también había publicado un video donde se les observa, con ajuar de señoras bien, burguesas de la lomas, de esas a las que nadie les dice que no porque en la pirámide de privilegios están arriba de los hombres morenos, asalariados y que no tienen ningún problema en confrontar y exhibir a trabajadores que sólo cumplen con las órdenes de sus jefes, acercándose a exigir que las dejen entrar.

Más allá de eso, parece impreciso llamarle ”abrir brecha” a algo que desde hace más de 40 años fue un derecho conquistado por otras mujeres. Desde 1981, a las mujeres se les permitió la entrada a las cantinas de la capital y en el 2011 un grupo llamado “Mujeres a las Cantinas” realizó protestas para que en las cantinas que hicieron caso omiso a la ley, le permitieran la entrada a las mujeres.

Hace 7 años, Vice News publicó un artículo sobre la historia de las cantinas, y tras un recorrido por la historia concluyó que la lucha entre las mujeres y las cantinas exclusivas para hombres, fue ganada por las mujeres.

Finalmente, sabemos que a Laisha y a sus amigas las iban a dejar entrar sobre todo porque no dejarlas habría sido ilegal gracias a otras mujeres que lucharon en el pasado. El problema es hay mujeres con menos privilegios que no dejan entrar a las escuelas y a otros lugares pero que luchan: las mujeres que exigen no abrir brechas sino cerrar las brechas salariales.

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Banalizar una frase utilizada para conmemorar victorias históricas del feminismo no suma a la causa, pues mientras unas conmemoran conquistas de derechos, otras celebran la apertura de cantinas.

Estefanía Veloz en Twitter: @EstefaniaVeloz