En el ámbito político, la vida interna de los partidos juega un papel fundamental; sin embargo, son los mecanismos internos de estos partidos los que pueden convertirse en herramientas para imponer normas que favorezcan a ciertos perfiles de dirigencia y generar rupturas internas. Un claro ejemplo de esto es el reciente caso del PAN, donde el filtro de un millón de firmas ha generado cuestionamientos sobre su verdadera intención. Perfilándose para la elección del 2024, todos los partidos anunciaron una variedad de mecanismos y requisitos para seleccionar a sus candidatos y dirigentes, con el objetivo de supuestamente garantizar la idoneidad y, sobre todo, para no generar asperezas en la militancia. Pero esta estrategia ha sido un fracaso, ya que ha sido evidente la intención de instrumentar aquellos lineamientos para favorecer a ciertos perfiles específicos.

Recientemente, el presidente del Partido Acción Nacional anunció que quien quiera ocupar la candidatura del 2024 tendrá que pasar por un filtro de un millón de firmas. Además, es incluso ridícula la necesidad constante de compararse con los números masivos de Morena, aunque esto afecte a su propio partido en un momento de rispideces y desmoronamientos. Mas allá de generar falta de representatividad, esto puede llevar a la fragmentación del partido y a la creación de nuevas corrientes o agrupaciones que busquen representar a aquellos que se sienten excluidos,sobre todo viniendo de la impugnación al rededor de la figura de Marko Cortes respecto a su puesto en la dirigencia.

En la alianza “Va por México”, desde hace tiempo ya se vislumbran las fracturas y tensiones entre las dirigencias de los diferentes partidos que disputan la candidatura presidencial y quieren que tenga sus insignias. En los últimos meses, diferentes panistas han anunciado sus intenciones de competir, como Santiago Creel, Mauricio Kuri y, sobre todo, Lilly Téllez. Esta última sería la más afectada por el requisito de un millón de firmas, ya que hasta hace dos años era ajena al partido y además ocupa un lugar en el Senado gracias al partido Morena, lo que le juega en contra con la militancia panista.

La respuesta de altos perfiles dentro del PAN a esta medida, prácticamente impuesta por Marko Cortés, dejará en evidencia su posible falta de control político y quizá no llegue en el puesto hasta las elecciones presidenciales.