Parafraseo el célebre “no soy quien para desprender hojas de la Constitución” del ministro Alberto Pérez Dayán: yo no soy quien para dar lecciones de música y literatura a gente tan culta como el titular del poder ejecutivo, Andrés Manuel López Obrador; el diputado que encabeza la cámara baja, Santiago Creel, y los y las juristas que integran la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Explico por qué hablo de AMLO y no de todas las personas de su gabinete; de Creel y no del resto de diputados y diputadas, y de todo el pleno de la corte en el que hay 7 ministros y 4 ministras.

No tengo la menor duda acerca de que Andrés Manuel posee una cultura sobresaliente, pero no es el caso de la mayoría de su equipo de trabajo. Jesús Ramírez, vocero presidencial, periodista profesional, sí ha dedicado su vida a la lectura; también la secretaria de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez, y la de Cultura, Alejandra Frausto, y sin duda incluyo en esa lista al director de la CFE, Manuel Bartlett, un tipo duro y con mala imagen pero sensible e interesado en la música y los libros. Los y las demás del gabinete presidencial son hombres y mujeres inteligentes y con buena prelación técnica, pero hasta ahí.

√ Creel es un abogado bastante culto y, seguramente, esa característica la tiene alguien más en la cámara baja lo será, pero la inmensa mayoría son diputados y diputadas ignorantes.

Creo que todos y todas en la SCJN son hombres y mujeres con amplia cultura. Una ministra inclusive ha destacado como poeta, Margarita Ríos Farjat. Ella conocerá bien el soneto 104 (CIV) o 134 (CXXXIV) de Petrarca, al que Franz Liszt le puso música. Admito que, como no soy experto ni en música ni en literatura, estoy confundido acerca de si se trata del soneto 104 o del 134, ya que en algunos lugares lo presentan con el primer número y en otros con el segundo. Mi confusión aumenta cuando busco versiones de esa obra de Liszt en YouTube, ya que en la mayoría de los videos nadie canta: solo está el o la pianista..., pero sí hay versiones cantadas. Creo que la culpa del enredo la tiene el propio músico húngaro, ya que primero hizo una versión para piano y tenor y después una nada más para piano. Habrá que pedirle a nuestro experto Héctor Palacio que explique la situación. Enseguida ejemplos de cada caso.

Quienes deberían escuchar la versión para tenor y piano de Liszt o solo leer a Petrarca son el presidente AMLO, el diputado Creel y la ministra Norma Lucía Piña Hernández. A estas tres personas les veo con ganas de pelear a muerte. No parece que deseen debatir con argumentos objetivos el plan b electoral que necesariamente llegará a la corte y que ya está llevando la división de la sociedad mexicana —innegable desde hace años— a niveles que considero riesgosos para la estabilidad política de la nación.

El tema del soneto es el amor a Laura. ¿Cuál Laura? Lo ignoro, solo es Laura, la amada de Petrarca. Para Petrarca —leí por ahí, en el texto de alguien de la Universidad de Murcia— “el amor es algo y su contrario”. Y es que el soneto trata de la lucha entre contrarios. ¿Una anticipación artística a la lucha de clases marxista? No lo sé, pero quizá así podría interpretarse.

La primera línea del soneto deberían imprimirla, enmarcarla y colgarla frente a sus escritos de trabajo tanto el presidente López Obrador como el diputado Creel y la ministra Piña:

Pace non trovo e non ò da far guerra

No encuentro paz y no he de hacer guerra

PETRARCA

Evidentemente el presidente AMLO, el legislador Creel y la jurista Piña Hernández no encuentran paz en la disputa política, pero ¿ello les obliga a hacer la guerra? Deberían aprender de Petrarca: no encontraba paz en el amor no correspondido a Laura, pero no iba a hacer ninguna guerra.

El poema de Petrarca es sobre la guerra y la paz y otras contiendas dialécticas: “Ardo y soy un témpano”. “Veo sin ojos y sin lengua grito”. “Llorando sonreír”. “Vuelo sobre el cielo y yazco en tierra”; esto último significa que se puede, al mismo tiempo, “dejar volar libre al pensamiento sobre el cielo y mantenerlo firme en tierra”, según el especialistas de la Universidad de Murcia citado.

Entiendo que el conflicto de Petrarca tenía que ver con su amor a Laura: la amaba con pasión carnal, pero eso era “un lastre para la verdadera vida —según la mentalidad medieval—, la espiritual. Petrarca había tomado los órdenes menores y, por tanto, había hecho voto de castidad”.

La falta de ética de Petrarca no está en amar carnalmente a una mujer a pesar del voto de castidad, sino en culparla a ella, y no a su fanatismo religioso. El último verso es clarísimo: “En questo stato son, Donna, per voi”. Lo he escrito en italiano porque alguien en Letras Libres dijo que era un verso intraducible. Más allá de eso, creo que Petrarca le dice a Laura que por culpa de ella está así, en la complicada crisis de ser algo y lo contrario a la vez. Por culpa de la mujer, ¡por favor! El culpable era su dogmatismo, propio de la época quizá, pero igual de dañino que hoy en día.

Estoy seguro de que AMLO quiere un INE eficaz y democrático, pero menos costoso. ¿Son contrarios austeridad y elecciones limpias perfectamente organizadas? Andrés Manuel piensa que se puede y se debe ahorrar y hacer lo mismo.

Pero el diputado Creel y la ministra Piña, como la totalidad del consejo del INE, piensan que no es posible trabajar con menos recursos. Porque este es el conflicto, el del dinero de la autoridad electoral. Todos los otros cambios —por ejemplo si los funcionarios tienen o no libertad de hablar de sus aspiraciones políticas— realmente son lo de menos, ya que como bien sabemos, la prohibición de hacer campañas anticipadas todo el mundo la ignora, hasta el propio Creel, quien ha encontrado en el debate del plan b un excelente motivo para adelantar su campaña presidencial. Y es que Creel será el candidato del PAN, es un hecho. En ese partido nadie podrá ganarle. Ya será otra contienda, mucho más complicada para él, enfrentarse en las elecciones constitucionales a la líder en las encuestas, Claudia Sheinbaum.

Pase lo que pase, ojalá nadie en la disputa por el plan b culpe a sus rivales cuando el pleno de la corte tome una decisión. Porque es un asunto en el que necesariamente deben intervenir 7 ministros y 4 ministras, no solo quien reciba el caso y —quizá— suspenda las reformas legales propuestas por AMLO. Esto tampoco debe ser solo analizado nada más por una de las dos salas. Es un problema muy importante cuya solución nos meterá todavía en mayores problemas, así que rápidamente deben estudiarlo todos y todas las personas que participan en la cúpula del poder judicial mexicano.

Si las cosas se salen de control AMLO no deberá culpar a Creel y Piña, ni el diputado y la ministra culpar al presidente de México. Si el desorden se impone nade será inocentes el fracaso será de toda la gente que gobierna y no sabe ponerse de acuerdo.