Como todos ustedes saben (y para los que no sabían acá se los comparto), soy “sobreviviente” de cáncer de mama. Y lo pongo entre comillas porque ésta palabra me recuerda lo cerca que estuve de morir, y lo cerca que me puedo encontrar de morir, así, con todas sus letras hay que decirlo. Hablar de muerte no es fácil pero es necesario.
Así que bueno, soy sobreviviente.
El miedo a una recaída por supuesto que no se va. Nunca se va. Nunca se irá.
Hay diferentes tipos de cáncer de mama en diferentes etapas pero al final todo es un poco lo mismo: Te llega por la espalda y nunca sabes cuando ni cómo lo hará ni con qué fuerza ni cuan devastador pueda ser. Eso es algo que a todas nos deja marcada en muchos sentidos y de muchas maneras.
Cuando fui diagnosticada tendría yo unos 28 años. En aquel entonces tuve la bendición de contar con un padre que me amaba y me tenía asegurada. Hoy sé que eso fue un acto de amor.
Imagino que jamás pensó que tendría que darle uso a esa póliza de seguros de gastos médicos que puntualmente durante tantos años pagaba, pero así fue. Tristemente, no nada más ocupó esa póliza conmigo sino con mi única hermana que también tuvo cáncer.
Siempre me decía que no me preocupara por nada… que él pagaría mi póliza “mientras tenga vida”.
Y un mal día de otoño mi padre se me fue.
Resistí pagarlo un año más, pero después fue imposible; insostenible.
La póliza había subido muchísimo de precio pues entre más “mayor” y con más achaques que tenía, el costo se elevaba cada vez más.
En un año o año y medio de pagar 30 mil, tenía que pagar dos veces al año casi 60 mil pesos.
Para mí fue imposible e inviable. Tendría que haber sido millonaria para poder hacer ese gasto.
Y desde ahí he perdido la poca paz que me sostenía y me quedaba.
La gente que me conoce y sabe que ya no pude pagar mi póliza me dijo “estás loca”, como si por propio gusto y por berrinche hubiera dejado de pagarla. No tienen ni idea de cuánto me ha robado el sueño eso.
Ayer me enteré de una muy probable recaída por cáncer de una prima hermana. No tiene póliza de seguro de gastos médicos ni trabajo.
Me escribió muy alarmada… contándome que le habían hecho una biopsia por un ganglio anormal detectado en sus estudios de rutina, pero que no confiaba en las instituciones públicas. Que trataba de atenderse “por fuera” pero que no había dinero para consultas privadas y mucho menos para todo lo que se le viniera de gastos.
Los resultados de la biopsia se los entregarán en mi opinión muy tardíamente (en dos semanas) y el resto, pues le aterra… porque sabe que el proceso, el seguimiento y el tratamiento en el Seguro Social es sentencia de muerte. Lo sabe, pero está resignada.
“No confío en el Seguro”, me repetía. Y como si el cáncer no avanzara, en el Seguro le rechazaron un ultrasonido mamario que ella llevaba realizado en una farmacia de similares. Desde ahí mal. ¿Por qué? Porque es pérdida de un valiosísimo tiempo.
Entonces le dieron nueva fecha para que se hiciera un ultrasonido en el Seguro.
Pérdida de tiempo. Todo aplazado.
Por supuesto que esto me agobió, por mi prima y también por mí, porque creo que aquí en mi país es difícil sino es que imposible sobrevivir al cáncer si no cuentas con póliza de gastos de seguro médico. Y la verdad es que esas pólizas aunque te brindan paz, son un atraco. Te sacan dinero a caudales cada vez más y más pero luego si tienes el infortunio de usarlo, es un dolor de cabeza para defender que te paguen y te cubran el gasto o te devuelvan lo gastado.
Pensé muy bien las cosas y pensé en usar ese dinero que le regalaba a la aseguradora dos veces al año en ocuparlo con momentos con mis seres queridos, pero hoy se que el riesgo es altísimo de sobrevivir si no cuento con esa póliza de seguro de gastos médicos que me acompañó toda la vida gracias a mi padre.
Yo puedo entender que no sea fácil cubrir médicamente todas las necesidades de todos los mexicanos de manera gratuita, también sé que los mexicanos dejamos todo para el último, y tristemente a veces acudimos al médico demasiado tarde porque nos da pánico atendernos antes.
Entiendo que los costos sean altísimos en cuanto a inversión y atención especializada. Más aún cuando el presidente asegura que no hay médicos mexicanos suficientes .
Todo eso lo puedo entender. Pero cuando veo la cantidad de dinero por no decir de millones que se gasta el gobierno en otras cosas como campañas políticas, estadios de beisbol y caprichos, es decir las prioridades y gustos del presidente, me lleno de miedo y de impotencia, porque ahora sé que la gente enferma no les preocupa ni le ocupa, creo que hasta les estorba, y sí… los enfermos solo son un estorbo que ya no vota ni les aplaude por encontrarse luchando por sobrevivir.
Ya ni hablar del desabasto de medicamentos para niños con cáncer. Es otro genocidio.
He llegado a la conclusión de que vivir con miedo es vivir sin Dios y he decidido no tener más miedo, porque no es vida.
Sé que si me atiendo en un hospital público a los que me atiendan no les dará prisa hacerlo pronto para que todo fluya rápido.
Lo entiendo porque tampoco se dan abasto.
Pero entonces está uno ahí esperando ver distintas salidas para que todo pueda ser más ágil y efectivo sin encontrar salida.
Algo menos desesperante y burocrático.
Tengo esperanza que un milagro ocurra con mi prima. Es una buena mujer que no merece estar penando para que la atiendan puntualmente. Y ya ha tenido dos recaídas.
Tristemente ella está convencida de que “así le toca y no hay nada que hacer” es como si aceptara que se merece no ser atendida de primer nivel… es decir que acepta que no se le atienda de mejor manera, porque ya no tiene salida ni recursos ni opciones. Es eso o nada. Y yo le insisto que no se conforme. Pero no queda salida. No hay nada más que pueda hacer y lo sabe.
Y no, no debemos caer en esa resignación. Pero tampoco se me ocurre qué hacer.
Este gobierno le ha retirado recursos al cáncer de mama, como con la FUCAM (Fundación de Cáncer de Mama). Antes recibían apoyo por parte del gobierno. Cómo diría Obrador “eso era antes”. A raíz de que él llegó ignoró este tipo de fundaciones y dejó de promover apoyos y recursos para ellas. Nunca ha estado de acuerdo con fundaciones, cree que roban dinero, que están contra él y que la gente debe de sentir que al único que deben de recurrir para pedir ayuda es a él.
Los médicos y médicas se rompen el alma por tratar de sanar a sus pacientes, pero no tienen como ni con qué. A veces creo que se han acostumbrado a ver morir a sus pacientes, también se están rindiendo.
Y bueno…. Pues no queda mucho por hacer. Alzar la voz ya no sirve. Nadie nos oye.
Solo queda rezar. Orar porque todo sea lo menos doloroso para las mujeres y hombres y niños y niñas que padecen cáncer.
Y cualquier otra enfermedad.
Sobrevivir en este país es un reto, una pelea... un milagro.
Si está en tus posibilidades económicas, dale la mano al de junto, probablemente tú puedas apoyar en pagar algún estudio, pero alguien más se preocupe por pagar hospitalización o algunos días en él y otra persona, alguien más apoyar en algún tratamiento.
Sé que suena utópico y que puedo ser muy soñadora, pero quiero soñar y quiero creer que algo se puede hacer.
Si no nos tomamos de la mano unos con otros no vamos a salir adelante.
Solo espero que mi prima reciba atención pronta y que ocurra un milagro .
Ella ya está resignada “no tengo otra opción, es lo que hay y no cuento con más posibilidades”. Ya no sueña con tener un seguimiento de primera, como en Dinamarca. Solo espera que si sus resultados médicos son negativos, puedan salvarle la vida.
Y eso sólo se logra atendiendo el problema a tiempo y en forma.
¿Cómo se sobrevive en este país así? Con el corazón roto les contesto: No tengo idea. No hay mucha esperanza de que cambien las cosas.
Espero equivocarme y que nuevamente los milagros se den.
Es cuanto.