“Si yo fuera presidente de un país o un continente, oigan mi primer decreto: todo chavo pasajero, en camión o en pesero, viaja sin pagar boleto.

Y se prohíben las guerras, tanto grandes como chicas, en el mar o en la tierra, los problemas de países se arreglarían felices en un juego de canicas.

¡Ay qué bonito para todita la gente si yo fuera presidente aunque fuera medio día!”

“Si yo fuera presidente”, Sara Eugenia, año 1982

Ahí estaba yo con mis pocos 9 años, haciendo audición  con esta canción en la disquera Musart en CDMX para la Segunda Temporada de un programa de concurso de canto infantil llamado “Juguemos a Cantar” .

Yo había escogido cantar esta canción. Me parecía vibrante y hermosa. Realmente me inspiraba. Cosas de la niñez, ahora veo.

Creo que sin lugar a dudas en aquel tiempo tenía muy claro el amor que siento por mi país. También tenía claro que soñar era posible.

Hice la audición y avancé muchos filtros, pero los nervios hicieron que mi mente se pusiera en blanco y me olvidara de la letra de la canción. Ahí acabó el sueño. Fue una de las cosas más dolorosas por las que he pasado. Cantar para mí es mi alimento. Pero no me rindo. Hoy empiezo clases de canto. Sí, a mis 50 años.

Pero enfocándome a esta época electoral, viendo la voracidad con la que todos quieren gobernar... ser presidentas, ser diputados o senadores, me llega a mi memoria, y ahora sí sin olvidar una sola coma, la letra de la canción con la que audicioné para aquel concurso.

“Sí yo fuera presidente, abriría de repente todas las jaulas del mundo, para que alegren al cielo muchos pájaros en vuelo con su canto todos juntos.

Lanzaría papalotes, con letreros bien grandotes y esta frase así completa: ‘Quién le pegue a un niño y quien no le dé cariño, que se vaya a otro planeta’”.

Claro, me alegra saber que hoy por hoy ya se le llama a una presidenta, presidenta. En aquel entonces convertir en femenino los términos era casi pecado. Por eso es que no se le podía llamar a una presidenta en esos términos, sino presidente.

Me alegra también saber que seré testigo de un hecho histórico en mi vida y es ver llegar a la Presidencia a una mujer.

Pero de pronto, noto tanto desespero que me pregunto si acaso se han olvidado de amar a su país. Es que ese tendría que ser su principal objetivo. Parece que se olvidan de hablar de los demás para terminar hablando de ellos.

Me parece que el poder enloquece. Y me resulta difícil imaginar a una de las candidatas para ser presidentas en mi país, tarareando esta canción y llevándola a la realidad.

Ser presidenta no es cualquier cosa. Tienen en sus manos la oportunidad de mejorar este planeta. De cambiar las emociones negativas por emociones positivas en la gente, tienen la oportunidad de sembrar esperanza, de hacer algo bien.

Pero lamento ver cómo se vuelve una carnicera entre las y los candidatos que se enfocan más que en proponer en destrozarse unos contra otros.

Entonces la letra de la canción con la que audicioné queda como lo que es: Una canción para niños. Y nada más.

Ojalá se convirtiera en realidad. Ojalá de nueva cuenta las y los candidatos a lo que sean retomen su naturaleza humana y dejen de querer comerse al que está junto.

Pocos políticos encuentran el modo de no hablar de otros, y enfocarse en sí querer brindar un servicio público efectivo porque eso es justamente lo que son: Servidores públicos, y trabajan para nosotros y nosotros les pagamos.

Pero se les olvida de pronto.

En fin. ¿Qué habrá sido de la intérprete original de esta canción? Es que escribir de política intentando hacer que con mis palabras y columnas cambie el mundo, solamente me desgasta porque sigo en la añoranza.

Es cuanto.