La sonrisa se va acabando y la paciencia más.

A diez meses de asumir el cargo la actual presidenta municipal de Veracruz, Patricia Lobeira, nada ha sido miel sobre hojuelas.

Se sintió amparada, cobijada por un apellido, por un grupúsculo de hombres y mujeres que ostentan el poder económico en Veracruz y pensó que sería fácil.

Pero cuando llegas a un cargo sin experiencia y encima mal asesorada, el gusto te dura muy poco.

A Patricia Lobeira de Yunes las cosas se le salen de control y ella misma pierde el control.

Y es que a la señora Lobeira le tocó bailar con la más fea: recibió una ciudad endeudada, con una enorme descomposición social, una ciudad en ruinas, llena de baches, sin seguridad, hasta el copete de corrupción.

Una ciudad que ha sido gobernada por décadas por personajes impresentables e incompetentes que se han llevado la tajada más grande del pastel.

Una ciudad donde los moches, los conflictos de interés, la transa, la delincuencia de cuello blanco, ha llevado la batuta, dejando en el abandono a la mayoría del pueblo que solo recibe migajas y malos tratos.

Lo más grave e incluso lo más duro que ha tenido que enfrentar la señora Lobeira es que quien le dejó el cargo es un familiar cercano, su cuñado, el hermano de su esposo.

Cargar con ese lastre es pesado y en caso de tener buenas intenciones e incluso capacidad para llevar el barco a buen puerto, se antoja difícil, por no decir imposible.

¿Cómo culpar del desastre a su antecesor? ¿Cómo decir que todo es un cochinero?

Hacerlo es darse un balazo en el pie y por ello, pese a tener en sus manos una oportunidad histórica y poner muy en alto el nombre de las mujeres, Patricia lucha contra corriente.

No puede gobernar una ciudad de este tamaño y no nos permite, insisto, ver su capacidad para hacerlo.

Esta semana fue negra para la presidenta municipal.

Desde días pasados sabíamos que está ahí tratando de capotear los problemas heredados, que no son pocos ni son pequeños.

Los enormes desvíos financieros que han quedado documentados y exhibidos son solo la punta del iceberg de lo que se avecina.

Y la bomba está a nada de estallar.

A Lobeira le ha hecho falta ya no digo empatía y humildad, le hace falta liderazgo ante su propio género, pilar fundamental en la sociedad veracruzana y del país en general.

Por el contrario, la señora Patricia ha actuado en contra de las mismas mujeres.

Esta semana lo vimos en Cabildo, la regidora Virginia Roldán denunció la persecución que vivió por dos hombres en un auto con logo del municipio y en lugar de mostrar solidaridad con ella, abandonó la sala haciendo mutis, mientras el secretario de acuerdos le pedía respeto a la regidora, siendo que ella estaba denunciando sucesos graves que pusieron en peligro su integridad.

Hoy viernes, en un acto de represión, desalojan a vendedores ambulantes del malecón y un número importante de mujeres son maltratadas y despojadas de su fuente de ingresos por policías ante la indolencia de la señora presidenta.

Ambos sucesos son inconcebibles.

En nuestra ciudad habitan en promedio 4,190,805 que desean ser atendidas y respetadas por quien se supone, las representa.

No usaré el término “sororidad” pues he dicho en muchas ocasiones que no me gusta ya que pocas veces se utiliza como debiera, con ese sentido de hermandad, de amistad, de complicidad, de lealtad. Lo que sí pido, es más exijo, es responsabilidad y compromiso con las mujeres, pues siendo ella mujer, madre, hija, esposa, amiga y ciudadana, debe sacar la casta y demostrar que puede con el cargo, o en su defecto, renunciar.

Creo que la señora Lobeira está muy a tiempo de demostrar que puede con eso y más pero ha elegido el camino equivocado.

Con desdén, con soberbia, no se gobierna, mucho menos amparándose en la queja permanente de ser víctima de violencia política pues hechos son amores y la mejor forma de demostrar que estamos equivocados quienes señalamos sus fallas, es ser partícipe de un cambio real y funcional en esta sociedad ávida de respeto hacia las mujeres, hombres, niños y ancianos es trabajando de verdad, con liderazgo, con talento. Eso esperamos ver en la presidenta o de lo contrario vendrán más semanas negras como esta donde no solo la señora Lobeira sale perdiendo.

Por cierto…

México es el segundo país en Latinoamérica en tipificar el delito de Violencia Política en razón de Género, lo que nos coloca a la vanguardia en esta materia, pero como todo, es uso, no abuso de la ley.

En efecto, la Violencia Política en razón de Género existe en el país y hay medidas legales para impedir que esto siga mermando el desempeño de las mujeres en la esfera política.

Sin embargo, el desconocimiento de la materia hace que ostentar un cargo público sea sinónimo de superioridad o, peor aún, de abuso de poder.

A estas fechas, casi agonizando el primer año de gobierno de la señora Lobeira, las repetidas menciones recalcando ser la víctima la están convirtiendo en victimaria y para muestra lo que ocurrió en Cabildo y en el malecón.

Lo dije arriba: es uso, no abuso y la ley no es a modo.

Hay mucha chamba que hacer al respecto. Vale la pena reflexionar, señora presidenta.