A unos cuantos días de la elección presidencial, Claudia Sheinbaum muestra la mejor versión de sí misma. Tanto en el debate del pasado domingo, como en su entrevista en Tercer Grado de este lunes, Claudia dejó ver en sus planteamientos la seguridad y firmeza de quien sabe que pronto será investida con el honor de ser la primera mujer presidenta de México.

Cabe hacer mención que, frente a la preparación, conocimientos, y contundencia de la candidata en sus apariciones, es de llamar la atención la descalificación que algunos opositores le hacen, como soberbia y arrogante. Como si la condición de mujer nos obligara a ser débiles y sumisas en la defensa de nuestras convicciones. Claudia demuestra entereza y amabilidad.

En esta etapa final del proceso electoral, mientras que Xóchitl Gálvez, como último recurso, quizás producto de su desesperación, parece buscar de manera mal intencionada e indebidamente hacer del tema de la fe y la religión un asunto de Estado y en entrevistas dice encomendarse a Dios para que le haga el milagro de ganar las elecciones el próximo 2 de junio, Claudia se presenta como una demócrata y finca sus posibilidades presidenciales en el fundamento de una república democrática: el pueblo.

En el último debate, Claudia citó una de las frases más representativas proclamada por Abraham Lincoln, al señalar que “es falso que la democracia esté en riesgo en México”: “El gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”, que destaca el principio democrático fundamental y la rendición de cuentas del gobierno.

En estos momentos en los que está cerca la “hora cero” para Claudia, al muy posiblemente (según lo reflejan la mayoría de las encuestas) convertirse en presidenta en apenas unos días más, la candidata pronto deberá estarse preparando para la siguiente etapa donde deberá dejar atrás las inercias de la campaña electoral, para reflexionar sobre la nueva responsabilidad que próximamente asumirá: constituir un gobierno que sea administrado con el propósito de servir a los mejores intereses del pueblo, promoviendo su bienestar, protegiendo sus derechos y garantizando la justicia y la igualdad para todos.

Al citar la frase de Lincoln en el pasado debate, Claudia puso de manifiesto su compromiso de defender que el gobierno es creado por y para el pueblo. Le espera una tarea de gran envergadura donde su autoridad como gobernante, derivado del consentimiento de las mayorías, deberá considerar trabajar en la creación de consensos y la negociación, y tender puentes, para incluir a todos. Deberá quizás llevar a cabo una “operación cicatriz” en las áreas donde haya que reconciliar intereses con el fin de ejercer el poder ejecutivo efectivamente para poner en marcha los planes y propuestas que forman el proyecto de nación que ha ofrecido cumplir como candidata presidencial.

Estilo propio de “gobernar”

Pronto le llegará la hora de hacer política para pasar de “la poesía a la prosa”, donde empezará a tener que tomar decisiones que definirán su estilo propio de “gobernar” (palabra que viene del latín “gubernare”, que significa “pilotar un barco” como la acción que realiza el timonel –gubernator–).

Habrá de pensar en el cómo y el con qué (recursos) y con quiénes, resolver los problemas de seguridad, educación, salud, vivienda, agua, energía y demás, que ha diagnosticado y definido en propuestas, para detallarlos en un plan de gobierno, programático, enfocado en la implementación del que ha llamado en campaña, “el segundo piso de la Cuarta Transformación”.

Claudia confía en su legitimidad democrática para ejercer el cargo de presidenta, como lo señaló en una reciente entrevista para El País: “Yo tengo seguridad en mí misma… Ya lo irán viendo en el camino a partir de octubre de 2024″. Ha creado muchas expectativas, pero manifiesta confianza para cumplirlas, “no les voy a fallar”, ha dicho. Y menciona que “tendrá tres ejes nuevos que la diferenciarán de la Administración actual: apostará por la transición energética, por el medio ambiente y por los derechos de las mujeres, manteniendo la política de austeridad sin afectar el Estado de Bienestar”.

Para lograrlo, Claudia quizás deberá tener en consideración lo siguiente:

1.- Construir un equipo competente: Rodearse de asesores, miembros del gabinete y personal capaces para asignar responsabilidades y evitar cargar “lastres”. Como ella ha señalado: “Elegiré a los miembros del gabinete con un triple criterio a cumplir: honestidad, conocimiento y convicción de servicio público”.

2.- Fomentar la unidad y la colaboración: Es esencial que se busque encauzar la polarización hacia la construcción de acuerdos y la colaboración entre los partidos políticos, las ramas del gobierno y los diversas organismos y partes interesadas. La búsqueda de puntos en común puede ayudar a superar las actuales divisiones partidistas para promover los intereses del país, lo cual será crucial si Morena y aliados no logran una mayoría calificada en el próximo Congreso. También deberá limar asperezas y fracturas al interior de su grupo político.

3.- Comunicación efectiva: Debería pensar en algún medio eficaz como contrapeso al excesivo poder de los medios “conservadores” de comunicación que, salvo excepciones, favorecen intereses de grupos fácticos de poder, función de las conferencias matutinas del presidente López Obrador. La comunicación transparente, directa y oportuna genera confianza, fomenta la rendición de cuentas y garantiza que se combata la desinformación y manipulación.

4.- Promoción de la buena gobernanza y la rendición de cuentas: Para continuar con la lucha contra la corrupción, habría de priorizar la transparencia, la rendición de cuentas y la integridad, que son esenciales para mantener la confianza pública en las instituciones gubernamentales. Claudia deberá mantener su autoridad moral garantizando que los recursos del gobierno se utilicen de manera eficiente y responsable.

5.- Compromiso con la comunidad internacional: Claudia expresó su compromiso a favor de la defensa del medio ambiente en el tercer debate, que es una preocupación mundial. Dada la interconexión de los asuntos globales, debería buscar interactuar con líderes de otros países, organizaciones internacionales y foros multilaterales para abordar desafíos compartidos.

6.- Gobernanza inclusiva: Claudia debería buscar mantener el contacto con los ciudadanos, las organizaciones de la sociedad civil y otras partes interesadas para buscar aportes, comentarios y perspectivas (evidente con los “Diálogos por la Transformación”). Ya se ha manifestado a favor de las consultas populares, para escuchar diversas voces, y considerar puntos de vista alternativos e incorporar la opinión pública en los procesos de toma de decisiones.

A partir de que sea electa, el enfoque de Claudia debería estar en tres asuntos: resultados, resultados, resultados; donde el pragmatismo juegue un papel que quizás deba superar al de la mera ideología. Su gobierno será puesto bajo escrutinio público con la consulta sobre la revocación de mandato, a los tres años de su toma de posesión.

Pronto podremos verificar si se confirman los pronósticos de las encuestas en las que Claudia ha mantenido una ventaja de dos dígitos durante todo el proceso electoral, frente a Xóchitl. Hacia la próxima jornada electoral, a diferencia de ésta que mañosamente ha hecho de la religiosidad un tema últimamente, Claudia seguramente no prenderá veladoras, porque como lo ha mencionado en repetidas ocasiones, “tengo el reconocimiento del pueblo”, y “estoy completamente lista para todo lo que viene”. Se acerca así su “hora cero”. En sus manos estará, como primera mandataria, dirigir y administrar el destino del país.

Mientras Xóchitl prende veladoras y se cuelga de los poderes fácticos del país (hasta del apoyo de 250 supuestos intelectuales), Claudia Sheinbaum mantiene su enfoque en que el poder deriva del pueblo.