En lo que sigue no voy a analizar la innegable sabiduría jurídica de ministros y ministras de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, sino la prudencia —o la imprudencia— con que están aplicándola en la actualidad.

El diccionario de español de Google es una obra de Oxford Languages, esta “la editorial líder mundial en el ámbito de la publicación lexicográfica”, que “cuenta con más de 150 años de experiencia en la creación y distribución a escala mundial de diccionarios de gran prestigio en más de 50 lenguas”.

¿Es mejor el diccionario de Oxford Languages que el de la Real Academia Española? Pienso que sí. Al menos su definición de prudencia me parece más adecuada. Veamos.

Prudencia, según El diccionario de español de Google:

  • 1. Capacidad de pensar, ante ciertos acontecimientos o actividades, sobre los riesgos posibles que estos conllevan, y adecuar o modificar la conducta para no recibir o producir perjuicios innecesarios. ‘Accedan a la zona con prudencia’.
  • 2. Virtud cardinal del catolicismo que consiste en discernir y distinguir lo que está bien de lo que está mal y actuar en consecuencia. ‘La prudencia y la justicia son dos virtudes que van muy unidas’

Prudencia, según el Diccionario de la lengua española de la RAE:

  • 1. Templanza, cautela, moderación.
  • 2. Sensatez, buen juicio.
  • 3. En el cristianismo, una de las cuatro virtudes cardinales, que consiste en discernir y distinguir lo que es bueno o malo, para seguirlo o huir de ello.

Ministros y ministras de la Suprema Corte de Justicia de la Nación deberían leer los significados de prudencia de El diccionario de español de Google, especialmente el primero de ellos y las frases de ejemplo de ambas acepciones. Si lo hicieran no retarían tanto a la 4T.

Repito la acepción de prudencia y sus frases de ejemplo que tendrían que analizar en la corte:

Definición de prudencia: Capacidad de pensar, ante ciertos acontecimientos o actividades, sobre los riesgos posibles que estos conllevan, y adecuar o modificar la conducta para no recibir o producir perjuicios innecesarios.

Frases de ejemplo de prudencia:

  • 1. ‘Accedan a la zona con prudencia’.
  • 2. ‘La prudencia y la justicia son dos virtudes que van muy unidas’

Ministros y ministras de la corte suprema jamás entrarían a un edificio de 30 pisos después de un fuerte sismo si la gente especializada de protección civil no les garantizara que el inmueble resiste, esto es, que no ha sufrido daños estructurales. Pero, a pesar de tal seguridad, ingresarían al vestíbulo y a los elevadores revisando con sus propios ojos que no se vean grietas. Eso es “acceder a la zona con prudencia”.

Ha sido un fuerte terremoto político la 4T, es decir, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Todas las estructuras del Estado mexicano se han sacudido y algunas se han derrumbado. Es un dato objetivo: así ha ocurrido, desde luego para bien y para mal —en lo personal pienso que para bien, pero respeto a quienes opinen lo contrario—.

Lo aconsejable, entonces, es actuar con extrema prudencia a la hora de revisar, consolidar o inclusive buscar eliminar los cambios generados por AMLO. “Acceder a la zona con prudencia”, dice Google. La recomendación sin duda aplica a juristas de la corte a quienes se les exige dar la última palabra en temas debatibles, pero también al sector empresarial inconforme con el presidente López Obrador, a los partidos de oposición y aun a la clase política de Morena que lucha por hacer permanentes las transformaciones de Andrés Manuel. Tendrá que ser prudente en la consolidación del obradorismo inclusive la persona que vaya a gobernar México a partir del próximo sexenio —según todas las encuestas no hay ninguna posibilidad de que Morena pierda las elecciones de 2024, y según todos los sondeos casi seguramente será Claudia Sheinbaum—.

Las preguntas siguientes van dirigidas a siete ministros y cuatro ministras:

  • Norma Lucía Piña Hernández, presidenta de la SCJN.
  • José Mario Pardo Rebolledo, presidente de la primera sala.
  • Alberto Pérez Dayán, presidente de la segunda sala.
  • Arturo Zaldívar Lelo de Larrea.
  • Ana Margarita Ríos Farjat.
  • Javier Laynez Potisek.
  • Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena.
  • Yasmín Esquivel Mossa.
  • Juan Luis González Alcántara Carrancá
  • Loretta Ortiz Ahlf
  • Luis María Aguilar Morales

Primera pregunta: ¿Era necesario votar una tras otra todas las inconformidades de la oposición o de órganos autónomos molestos con la 4T, como el plan b electoral, la adscripción de la Guardia Nacional, el considerar de seguridad nacional los proyectos prioritarios del gobierno, etcétera?

Segunda pregunta: ¿La prudencia no les aconsejaba decidir sobre un tema y dejar pasar tiempo —precisamente un tiempo prudente— antes de ver los otros, de tal forma de evitar la confrontación entre poderes del Estado?

Tercera pregunta: ¿En serio la SCJN había invalidado tantos proyectos de anteriores presidentes?

Cuarta pregunta: ¿Acaso fue por prudente temor a la reacción furiosa y autoritaria de los anteriores presidentes que la corte suprema no se atrevió a retarlos tanto y con tanta frecuencia?

Quinta pregunta: ¿Les anima a ser tan imprudentes —o tan valientes o patriotas, según la oposición política, empresarial y mediática—, el hecho demostrable de que AMLO, más allá de sus críticas en las mañaneras, no reprime a nadie?

Voy a responder tales preguntas:

  • Sí podían ministros y ministras, claro que sí, haber dejado pasar tiempo prudente entre cada votación solicitada por la gente inconforme con la 4T.
  • Al no haber actuado con prudencia —política, que queda claro: porque ministros y ministras hacen política— las votaciones de la corte menos importantes o urgentes han contaminado a las más relevantes y perentorias.
  • Después de todo lo que ha hecho la corte suprema, queda claro que la discusión de la segunda parte del plan b electoral —apremiante porque ya vienen las elecciones presidenciales—, ya no podrá celebrarse con relativa tranquilidad democrática, lo que necesariamente provocará una fuerte reacción de parte de quienes simpatizan con la 4T.
  • Porque en la cúpula del poder judicial, por más que lo intenten, no podrán declarar inconstitucional aquella ley de Newton aplicada a la política: “A toda acción le corresponde una reacción igual en magnitud, pero de sentido contrario”.
  • Supongo que los y las juristas más importantes de México entienden que, en política, tal ley de Newton, si no se aplica con prudencia, lleva al conflicto.
  • ¿Es lo que busca la SCJN, el conflicto? No lo creo, entonces no deberían ministros y ministras actuar con una prisa que pareciera decidida con el único fin de provocar enfrentamientos que comprometan la gobernabilidad.
  • Si hay conflicto —que sin duda es la intención de políticos, empresarios y columnistas hostiles a la 4T, que son quienes más animan a la corte a actuar como partido de oposición—, tratarán de aprovecharlos algunos grupos de poder que evidentemente sueñan con acciones golpistas en México.
  • Aunque el presidente AMLO no ha reprimido a nadie que se oponga a sus planes —y no lo hará, algo que lo diferencia de anteriores gobernantes—, tampoco impedirá que sus seguidores realicen acciones absolutamente legales y constitucionales, como la movilización social.
  • ¿Que en la 4T también deberían actuar con prudencia? Deberían, sin duda. Pero donde las dan las toman, dice el refrán.
  • Y, por cierto, las personas de izquierda que toda la vida han luchado en las calles contra las injusticias no se andan con chiquitas si hay que movilizarse.

Ojalá ya impere la prudencia en la corte suprema, donde sus integrantes no deben, por elemental cordura, seguir retando a la 4T cada semana. Porque, la verdad sea dicha, no logran que disminuya a la base social de AMLO, no crece la oposición con eso y siempre el presidente sabrá responder con más iniciativas legales.

La ministra presidenta

La imprudencia es mala consejera. Fue imprudente la ministra Norma Piña al chatear con el senador Alejandro Armenta. No lo amenazó, pero este dirá que sí.

Ese es un round que perderá la jurista. Como sugiere Carlos Marín en Milenio, si doña Norma tenía ganas de pelear, mejor se hubiera lanzado contra el presidente AMLO: este no habría tomado como su prioridad máxima enjuiciar a la presidenta de la corte, algo que el senador Armenta y la mayoría de Morena en el Senado sí harán.

No escuchó Norma Piña, por lo demás una abogada excepcional, aquella de Juan Gabriel: “Pero qué necesidad”.