“El negocio de venderle a los pobres es bueno”. Esta frase la escribió en 2011 un analista de Expansión en la elaboración de un perfil del propietario de Minsa, Raymundo Gómez Flores.

Y vaya que para ese empresario —desde los años noventa del siglo XX cuando Carlos Salinas le entregó Minsa— ha sido altamente rentable comprar barato, procesar con tecnología de punta y vender caro el maíz que con muchísimo esfuerzo producen pequeños agricultores, que es por lo demás una mercancía de primera necesidad ya que, transformada en tortilla, alimenta a todo el pueblo de México, sobre todo a sus sectores más empobrecidos.

La empresa de Gómez Flores —subrayo: una de las tantas privatizaciones del sexenio de Carlos Salinas de Gortari— fabrica y distribuye harina de maíz y, decía el citado experto de Expansión “resultó ser todo lo buen negocio que esperaban” porque “el changarro” en ese momento estaba sacando “de la barranca” al mencionado hombre de negocios y a sus socios.

No sé si las privatizaciones han beneficiado a México —habría que probarlo o refutarlo caso por caso—, pero resulta innegable que han sido maravillosas para los empresarios beneficiados.

Maseca o Gruma no es una privatización, pero sí un imperio que floreció gracias a relaciones políticas y familiares entre los fundadores —Roberto González Barrera y su padre— y el linaje probablemente más poderoso del viejo sistema autoritario priista, el de los Hank.

Maseca es también una empresa, muchísimo más grande que Minsa, que sabe sacar utilidades comprando barato el maíz a agricultores pequeños y manufacturando y vendiendo lo que la gente pobre más necesita.

Cargill es un monstruo global con sede en Minnesota, Estados Unidos, infinitamente más rentable que Maseca y Minsa.

La pagina de internet de las operaciones de Cargill en México afirma que directivos y propietarios de la multinacional “asumimos un gran compromiso con la industria mexicana del nixtamal y la tortilla, operamos para servir directamente a los usuarios finales de maíz blanco, así como a la industria de la masa y la tortilla”.

Nixtamal y tortilla. Es decir, maíz. Dicho en otras palabras, ganar —y mucho— haciendo negocio con los pequeños agricultores y la gente más pobre.

En efecto, Nixtamal, tortilla y maíz. Es lo que producen y comercializan dos empresas mexicanas que no hubieran crecido tanto sin relaciones políticas —probablemente inconfesables— y una gigantesca compañía estadounidense que responde a intereses financieros ajenos a México.

Hay una crisis en Sinaloa por el precio del maíz. El gobernador Rubén Rocha Moya ha diagnosticado —correctamente en mi opinión— que el problema se arreglaría si las tres empresas que lucran con los pobres actuaran con responsabilidad social.

Es el mismo diagnóstico que en años anteriores ha hecho el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien llegó a pedir al secretario de Hacienda dialogar, para hacerles entrar en razón, con los dueños de Minsa y Maseca.

Si tal diálogo se dio, evidentemente n sirvió de nada: no hay manera de que actúen pensando en la gente tales empresarios, sin duda abusivos. Por tal motivo, el gobernador Rocha los está poniendo en el centro del debate, para ver si el desprecio de la sociedad que tanto hace por ellos les hace cambiar de actitud.

Hago mío este mensaje de Twitter del gobernador Rocha:

  • ‘El Estado debe intervenir en justicia para los agricultores, frente a la voracidad del mercado y los industriales, que no tienen la mínima reciprocidad con las 27 mil familias de productores de maíz blanco de Sinaloa’.
  • ‘Hago un llamado a los industriales de la harina a que en un acto de elemental justicia, mejoren razonablemente el precio del maíz que compran’.
  • ‘Fueron ellos, a través de sus intermediarios, quienes incitaron la toma del aeropuerto de Culiacán, atentando contra las vías de comunicación y el Estado de derecho’.
  • ‘En el reporte 2023 de World Justice Project (México), Sinaloa se ubica en el 5o lugar nacional en certeza jurídica, respeto a la legalidad y a los derechos humanos’.
  • ‘Auspiciamos y protegemos la inversión de las empresas con utilidades razonables, pero censuramos la rapacidad de quienes devoran la modesta ganancia que merecen nuestros productores del campo’.
  • ‘No cejaremos en construir desarrollo con justicia’.
  • ‘Reitero mi agradecimiento al presidente Andrés Manuel López Obrador por su invaluable apoyo para la compra del maíz de nuestros pequeños y medianos productores, y con su venia, solicito a las respectivas dependencias del gobierno de México, instar a los grandes compradores a mejorar en justicia su precio por el maíz blanco de Sinaloa’.

Si la izquierda gobierna y no apoya a los pobres, ¿para qué carajos gobierna?

Rocha Moya no es un político que se haya enriquecido con los conflictos de interés, como lo fueron los funcionarios que en el sexenio de Salinas privatizaron tantas empresas, como Minsa, sí.

El gobernador de Sinaloa no es de los políticos que ha hecho negocios o emparentado con hombres de negocios como quienes dirigen Maseca; sí ha sido, en efecto, el caso de los Hank.

Rubén Rocha tampoco se ha dedicado a ser coyote de compañías globales como Cargill que invierten en México maximizando utilidades aprovechando la ventaja comparativa de la corrupción o de la falta de controles por parte del Estado.

Rubén Rocha Moya ha sido toda su vida un honesto e idealista luchador social. Su trayectoria es admirable:

  • Profesor normalista, desde los 19 años de edad a nivel primaria.
  • Después dio clases de matemáticas en preparatoria.
  • Cursó estudios universitarios de ciencias de la educación.
  • Obtuvo un doctorado en la Universidad Autónoma de Sinaloa.
  • En la UNAM se graduó de licenciado en derecho.
  • Secretario general de la Universidad Autónoma de Sinaloa.
  • Rector de esa universidad.
  • En política, siempre a la izquierda.
  • A los 20 años de edad fue secretario general de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México —cito a Wikipedia—, “organización estudiantil que agrupaba a 29 escuelas normales rurales de México, y que se caracterizó por su compromiso con las luchas por la reivindicación de la educación campesina y la defensa de los derechos de la ciudadanía y de las comunidades rurales”.
  • Fue secretario general del Sindicato Único de Trabajadores de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Sección Académicos.
  • Eb 1983 fue electo diputado local de representación proporcional en la LII Legislatura del Estado de Sinaloa, por el Partido Socialista Unificado de México (PSUM).
  • Candidato a gobernador de Sinaloa en tres ocasiones, siempre abanderando a la izquierda.
  • En su primera candidatura a gobernador, en 1986, representó a la alianza de izquierda Movimiento Popular Sinaloense (MPS).
  • En su segunda candidatura fue apoyado por Andrés Manuel López Obrador, entonces líder del PRD.
  • Fundador de Morena.
  • En 2018 fue electo senador en Sinaloa.
  • A partir de 2021 es gobernador.

Un hombre con su perfil no va a quedarse callado solo porque ciertos fanáticos del neoliberalismo se molesten cuando se trata de controlar a empresas abusivas.

Soy tan neoliberal como el que más, pero entiendo dos hechos fundamentales: (i) Gruma, Minsa y Cargill están abusando de los pequeños productores de Sinaloa, y esto no es aceptable, y (ii) sin maíz no hay país.

Si no se regula a Gruma, Minsa y Cargill estas empresas seguirán siendo rentables solo negociando con los grandes productores de maíz, pero la mayoría de quienes a tal actividad se dedican perderán, y con ellos perderá México. Debe evitarse.