Se han cumplido dos semanas del arranque de precampañas. De hecho, quien mejor ritmo de la contienda ha mostrado es la precandidata de Morena, Claudia Sheinbaum. Así lo muestran las propias encuestas de opinión pública que, por mucho, colocan a la heredera del bastón del mando con más de 25 puntos de ventaja de la abanderada del Frente Amplio por México. El punto es que, conforme los días pasan, la distancia va en aumento. Estamos, ni más ni menos, ante una realidad inminente del triunfo que tendrá el lopezobradorismo en las urnas. Incluso, las tendencias, ante el fracaso de la irrupción de la derecha, apuntan qué es muy probable que, a la postre, Movimiento Ciudadano asuma la segunda posición y, con ello, se convierta en la segunda fuerza política del país.

La primera fuerza política, claro está, será la ratificación del paso dominante de Morena en todo el país. Su gran influencia y el efecto que jala el presidente son factores inherentes que suman a favor. Además de ello, Claudia Sheinbaum, en un comparativo reflexivo, es muy superior a todos los aspirantes presidenciales. Hablamos no solo de la preparación académica y política, sino de la plataforma que representa en aras de profundizar el proyecto de transformación. Con base en ello, el ejercicio demanda un trabajo de altura y nivel. Algo que, desde todos los sentidos, asuma la responsabilidad que conlleva construir las condiciones propicias para ganar.

A diferencia del Frente, ya lo dijimos, el equipo que presentó Claudia Sheinbaum es muy superior a cualquiera. No hay duda que la designación de quienes integran su primer círculo, fue la mejor decisión que tomó la abanderada de Morena. Con ello, Sheinbaum garantiza efectividad y trabajo, lo mismo que presencia territorial y, como hemos podido percibir, una planeación y logística que logren las expectativas planteadas. En pocas palabras, alguien que conozca a la perfección la operación que, en consecuencia, traiga buenos dividendos o, dicho sea de paso, votos que sean determinantes para legitimar el triunfo inexorable de Sheinbaum.

Eso se debe, en gran medida, al trabajo quirúrgico que se lleva a cabo tras bambalinas. En Michoacán, por ejemplo, se notó la mano de Ricardo Monreal en una tarea clave que le delegó Sheinbaum. Como sabemos, el zacatecano pasó a ser ratificado como coordinador territorial de precampaña y, con eso, gestionará todo lo que tenga que ver con la movilización y logística que, conforme los días avances, se intensificará ese quehacer. De hecho, la visita de la precandidata del lopezobradorismo a tierras purépechas fue todo un éxito. Eso requirió, en efecto, una labor de colaboración con quienes forman parte de la estructura territorial de Monreal.

Y como Ricardo Monreal, a lo largo y ancho del territorio ha construido una estructura territorial, se apoya en elementos claves para operar tareas específicas que, por supuesto, incluye la movilización de contingentes. Al contar con un equipo de esas características, Monreal dio claras muestras de eficiencia. Visto desde ese ángulo, la mano del zacatecano se notó en Michoacán, en función de las tareas. De hecho, Casimiro Méndez, senador de Morena, se enfocó en tareas de organización. Se sabe que, en ese sentido, el legislador Ortiz hizo posible, con quienes están a cargo de la circunscripción, poner en marcha el esquema de logística.

Por tal motivo, Ricardo Monreal se ha vuelto una pieza clave del engranaje presidencial de Claudia Sheinbaum. Incluso, aún y cuando tiene encomiendas claves en el Senado de la República, el zacatecano, con una estructura calificada en todo el país, ha integrado a personajes claves para apuntalar los trabajos, especialmente para encontrar áreas de oportunidad y, con ello, diseñar estrategias para fortalecer el rendimiento territorial de Sheinbaum. De hecho, sabemos que Monreal, además de la asignación territorial, tiene encomiendas para establecer interlocución con muchos sectores de la población. Ese diseño, por cierto, se notó en Michoacán, donde generó un marco apropiado para recibir a Claudia. Esto se debe a la gran estructura que, durante mucho tiempo, ha ido hilvanando Ricardo Monreal. Y no solo destacó la organización, sino también la presencia del zacatecano que compartió el marco con Sheinbaum. De hecho, su efecto provocó, además de una logística de primera, una voz protagonista desde las arengas de la Cuarta Transformación.

A propósito, Ricardo Monreal encajó perfectamente en la tarea que le delegó Claudia Sheinbaum. Emulando las palabras del presidente: le cayó con anillo al dedo esa encomienda, función que ha demostrado operar con altura. Lo hizo con el presidente López Obrador en dos ocasiones consecutivas y Claudia, en ese sentido, sabe que el mejor operador político es el zacatecano.