En los tres años que han transcurrido del sexenio de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), la oposición se ha manifestado de manera mediocre, sin narrativa propia y cada vez más alejados de las políticas públicas que promovieron por décadas.

La oposición ausente y callada permitió que AMLO, con su retórica y desde el privilegio de su tribuna mañanera, que ya suma más de 700 conferencias, los acusara de corruptos, insensibles, clasistas, fifis, y conservadores según le conviniera y se sintiera omnipotente.

Los partidos le han quedado a deber a quienes les confiaron su voto: el PAN con Marko Cortés, el PRI con Alejandro Moreno, el PRD, con Jesús Zambrano y hasta MC de Dante Delgado que, si bien mandaba sus cartas en contra de AMLO, al final, él y sus legisladores votaban en el Congreso con Morena, todos funcionaron como simples patiños, donde cada vez que disque se oponían, generaban un efecto contrario, el de fortalecer la imagen del compañero y camarada presidente.

Tan mal está la oposición que ante las “ocurrencias sobre la electricidad” (como bien las calificó el primer secretario de Hacienda de AMLO) que se concretaron en una iniciativa de reforma Constitucional de la Industria Eléctrica, cuatro personajes con un gran peso político tuvieron que saltar al ruedo: los cuatro, ex dirigentes del PRI.

Manlio Fabio Beltrones, Pedro Joaquín Cadwell, Dulce María Sauri Riancho y Enrique Ochoa, quienes, para empezar, sí saben del tema eléctrico y de energía -no como AMLO y Bartlett- y tienen un alto calibre político e influencia tanto en el PRI, como en otros partidos.

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Que la oposición despierte

En su reaparición en la escena pública, Beltrones calificó la propuesta de reforma como: “un retroceso o quedarse petrificado en el pasado” que “significa su verdadera extinción. El PRI debe jugársela con el futuro”.

Pedro Joaquín Coldwell dijo que de aprobarse “una reforma tan radical y estatista como esta, no va a haber diferencia con Morena. El PRI se va a convertir en un partido satélite de un nuevo partido hegemónico del siglo 21″.

Para Dulce María Sauri, la iniciativa “no tiene reparación, no tiene compostura alguna; es necesario que quede o en el ‘congelador’ o simple y llanamente sea desechada por quienes tienen compromiso con el futuro”.

Y Enrique Ochoa recordó a su partido que: “Honrando sus documentos básicos existentes, el PRI debe de avanzar en la ruta de defender al medio ambiente, a los servicios públicos, a la salud pública y a la ciudadanía de percibir los beneficios de la transformación energética que vive México en el mundo”.

Por su parte, otra expresidenta del PRI, la actual senadora Claudia Ruiz Massieu, con firmeza y conocimiento de causa, señaló: “Es una iniciativa que no sólo representa un retroceso, es idéntica a la ley de Industria eléctrica que nosotros impugnamos junto con el bloque de contención ante la Suprema Corte porque creemos que además de ser un retroceso no es lo que el país necesita en materia de desarrollo no va a permitir que la planta productiva para generar empleo y eso va a afectar a las familias va a generar un alza en los precios y que se va a resentir en todos los hogares mexicanos”.

Para rematar, el líder del Senado, el morenista Ricardo Monreal, reconoció el peso real de estos políticos y advirtió que la voz de cuatro de los ex presidentes del PRI, opuestos a la Reforma Eléctrica impulsada por el gobierno, alterará y sacudirá a sus grupos parlamentarios. En pocas palabras, se complicaron las cosas para AMLO y Morena.

La oposición ya comienza a esgrimir sus argumentos, así se vio durante la votación de la autoritaria ley de la Miscelánea Fiscal, donde el dictamen, si bien se aprobó en lo general con la alianza morenista, PVEM y PT con 260 votos, quedo un claro mensaje de que la oposición ya no está vacilando y se emitieron 218 votos en contra de PAN, PRI, MC y PRD.

Otro grupo al que AMLO ha ignorado, atacado y cuestionados, son las Cámaras empresariales, industriales y sociales, que esta vez se han sumado en el mismo sentido que los expresidentes del PRI: la Asociación Mexicana de la Industria Fotovoltaica, el CCE, IMEF, Coparmex, Canacintra, Concamin, Coparmex y tres asociaciones que aglutinan a la mayoría de los alcaldes del país.

Por otra parte, está la cuantiosa inversión social que se ya se había realizado en proyectos energéticos, eólicos, solares y ductos de gas natural, que tenían beneficio directo para comunidades que no habían sido atendidas. ¿Qué pasará con aquellos propietarios que rentaron su tierra y que perciben un ingreso como usufructo de la comercialización de la electricidad? ¿Qué pasará con esas familias cuando por la iniciativa de AMLO pierdan ingresos de más de 30 mil pesos mensuales?

Por medio de la contrarreforma eléctrica y la Miscelánea Fiscal, el gobierno de AMLO pretende abrogar para sí el monopolio de la entrega de bienes, visto desde una visión clientelar, es decir, dádivas a cambio del voto y del control político, lo que nada tiene que ver con la Responsabilidad Social y otros compromisos que México asumió con los ODS de la ONU, para el desarrollo social y económico sustentables.

Esperemos que la oposición despierte y que, de forma congruente y sensata, asuma los compromisos de la sociedad que representa, que cambie su discurso y actúe sin temor a las represalias o amenazas que a diario les propina el compañero presidente López Obrador.

¿Cómo reaccionará AMLO si en la votación de la Reforma a la Ley Eléctrica la oposición vota igual que en la Miscelánea Fiscal? ¿Aceptará democráticamente el resultado?