La marcha del pasado domingo dejó una lección clara para Morena: la oposición es real y sigue respirando pese a estar en terapia intensiva. De hecho, el problema mayúsculo de Morena, especialmente del ala radical del partido, es que son ellos mismos los que están alimentando y nutriendo para que el contrapeso inhale oxígeno puro para recuperarse de lo moribunda que quedó después de la paliza del 2018.

Seguramente el secretario de Gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres, quedó atónito de observar la capacidad de organización que tuvo la derecha y recurrió equivocadamente a descalificar con un término numérico que -nos recordó lo que son capaces de realizar- con tal de no aceptar lo que ellos mismos están provocando para sacar provecho en el seno morenista.

A menudo lo hacen, sin embargo, minimizar y subestimar demasiado a la oposición es caer en el error clásico de superioridad. No hace falta creer en el resumen de Martí Batres porque fue inverosímil. No sé cuánta gente marchó, pero es evidente que había una multitud que inundó Paseo de la Reforma, pero igualmente se sintió con poder de convocatoria en distintas partes del país. Eso lo deben admitir quienes gobiernan porque debemos ser tolerantes de las expresiones.

Esa es la esencia de la democracia en nuestro país. Sería un error tratar de seguir siendo intolerantes, sobre todo en aras de un proceso sucesorio presidencial que cada día muestra más signos de polarización dentro de Morena. Lo dije hace poco: sí Morena sigue minimizando a la oposición y machacando con defenestrar a los aspirantes presidenciales desde el ala radical, esa combinación puede dar vida a un proyecto sólido a través del Bloque de Contención.

Y, esa irresponsabilidad, recaerá en los grupos radicales de Morena por querer acaparar la atención mediática de la población a través de la hostilidad, como lo están haciendo usando espectáculos televisivos como el Martes del Jaguar, que se lanza mostrando la exacerbación irresponsable e innecesaria utilizada, eso sí, con fines políticos que solo ponen en peligro la unidad de Morena y precipitan su rompimiento.

Es necesario que -desde la presidencia y el propio partido que encabeza Mario Delgado- recapaciten y evalúen realmente el agujero que pueden provocar, incluyendo los mecanismos punitivos que solo apresuran la ruptura en el seno obradorista.

Eso debe de alarmar por lo inflexible o, mejor dicho, el exceso de confianza irracional que hay en las filas de Morena, en especial del grupo radical que se ha dedicado a crear una atmósfera haciéndonos notar que, en el juego sucesorio, no quieren competencia interna pues son afines a una sola “corcholata”.

Como dice un viejo adagio: “el que mucho abarca poco aprieta”. Con esa actitud será muy difícil sostenerse en vísperas del proceso interno de Morena porque personajes afines a la jefa de Gobierno están precipitando su declive por la postura intransigente y equivocada que estan tomando, usando una estrategia manipulada que no ha servido para el verdadero propósito del ala radical. Layda Sansores es el mejor ejemplo de ello.

Es cierto que hoy en día Morena conserva -de acuerdo con la encuestas- una ventaja en comparación a los demás partidos. Seguramente no han contemplado que la aritmética puede moverse en cualquier momento, máxime sí hay capacidad o voluntad de organizar un Bloque Amplio que luche al tú por tú contra Morena en 2024.

Con lo que pudimos observar el pasado domingo, la oposición tiene vigor y esperanza para que la situación se vuelva competitiva. Saben perfectamente que solos no podrán; necesitan inminentemente la unión de varios partidos para ser- en el plano electoral- una expresión vigorosa. Dado que los grupos radicales de Morena insisten en allanar el camino para una sola corcholata, eso puede generar un éxodo o efecto de división hacia otra causa.

Imaginemos un hipotético escenario: Morena llega a dividirse y los partidos de oposición deciden ir juntos en coalición. Hablo de todos, incluyendo a Movimiento Ciudadano ¿se han puesto a pensar la maquinaria que construirían? Y como dice otro viejo adagio: “para que la cuña apriete tiene que ser del mismo palo”. Intuyo, no sé, al menos de que puede venir una invitación para que alguien desde adentro de Morena encabece la mega alianza electoral. Alguien a quien le depositen esa responsabilidad o quizá, porque el destino político lo coloque en la antesala de la boleta presidencial electoral luego de ser forzado por la hostilidad de los grupos radicales de Morena. Dados esos posibles escenarios, el futuro de la oposición lograría ser prometedor.

Solo no pueden. Es verdad que el pasado domingo mostraron músculo, sin embargo, necesitan a un actor clave con vasta experiencia y madurez para encarar ese tipo de coyunturas. Mientras tanto, nos demostraron que son reales y debemos ser tolerantes ante los equilibrios que han salido a las calles a manifestarse abrazando sus motivos y razones.

Repito: es un error o mal cálculo seguir minimizándolos. Las imágenes que circularon no fueron de 12 mil, ni 60 mil asistentes como lo aseguró Batres; fue una multitud que abarrotó Paseo de la Reforma y, Morena, debe de aceptarlo sí son conscientes de lo que está pasando.

Notas finales

A Layda se le olvida que, con esta, serán tres veces que recibirá un contraataque certero pues -el coordinador de los Senadores de Morena- no se deja, ni se raja, a pesar de que Sansores siga en esa postura irracional de continuar desobedeciendo el mandato judicial que le impuso la Ley para frenar la andanada a costa, incluso, de seguir perdiendo la credibilidad de la sociedad que gobierna en Campeche ya que la población civil no tiene, hasta ahora, quien administre la entidad porque Layda les ha dado la espalda a sus paisanos puesto que, el único objetivo de la jefa del despacho estatal, es tratar de sabotear el juego sucesorio presidencial con puras vaciladas y espectáculos televisivos que dan pena como el Martes del Jaguar.

Propuesta de reforma Electoral

Nos cuenta que, una vez que concluya la Cámara de Diputados su revisión de la Reforma Electoral, el Senado va a realizar un minucioso análisis y se va a escuchar a todos. De hecho, el líder de la fracción de Morena en el Senado puntualizó: “que no se preocupen quienes han expresado opiniones, porque van a actuar de manera responsable, con mucha seriedad, no de manera apresurada, con ecuanimidad, seriedad y prudencia que es lo que corresponde”.

Para reafirma eso, se reunió Ricardo Monreal y el secretario de Gobierno, Adán Augusto para analizar la agenda legislativa o, quizá, para ver cómo fortalecer el tema de la unidad en Morena ante la dañina estrategia de la gobernadora de Campeche que sigue obsesionada en dar golpes bajos para desencadenar la división que, eso sí, no ha podido ni podrá porque el propio titular de Bucareli sabe perfectamente de dónde viene y quién orquesta esa manifestación.