Más de la mitad de las alcaldías de la Ciudad de México en 2021 se perdieron debido a una mala operación y exceso de confianza. Se durmieron y la oposición aprovechó la parsimonia de quienes tenían a cargo la coordinación de la defensa del voto.

Tuvo que ser la jefa de Gobierno de la Ciudad de México en aquel momento quien diera la cara y tomara la responsabilidad de qué, lo que aconteció en 2021, era su tarea, no sólo de planear una buena estrategia para encarar la elección, sino de vigilar que la población civil refrendará el respaldo al presidente a favor de los aspirantes que competían porque, eso sí, muchos de los candidatos fueron elegidos sin contar con la madurez para enfrentar este tipo de coyunturas políticas.

Fue más fácil crear teorías conspiratorias y fomentar un tipo de relación beligerante para sacudirse la responsabilidad.

A todos nos sorprendió porque de pronto el discurso del presidente cambió. Fueron a persuadirlo para sembrar intrigas con tal de no cargar con la culpa de haber entregado más de la mitad de alcaldías de la Ciudad de México a la oposición. La responsabilidad siempre fue de Claudia Sheinbaum que demostró errores y desaciertos en la toma de decisiones que costó gran pérdida del territorio que, en algún momento, fue bastión lopezobradorista.

Ahora entendemos esta indiferencia del presidente López Obrador hacia otros presidenciables. Seguramente no se atrevió a pedirle cuentas a Claudia y fue más fácil- para él- comerse el cuento de la traición que jamás sucedió porque fue una mala operación política de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México.

Todo comenzó allí. Después vinieron los casos de José Manuel del Río Virgen que se aclararon porque jamás hubo pruebas en su contra más que puras conjeturas. Asimismo, personeros de la jefa de Gobierno totalmente subyugados trataron de sembrar una guerra propagandística desde el Senado de la República. Intentaron tomar el control, sin embargo, únicamente fueron exhibidos por su mala capacidad y la reducida “fuerza” con la que contaban.

De pronto, también apareció la guerra sucia de Layda Sansores. En seguida de ello o, paralelamente, un esquema de publicidad desde las redes sociales atizó fuerte sin el menor respeto ni prudencia pues se nota que eso corresponde a un plan de maquinación porque, curiosamente, esas cuentas alaban el quehacer de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México.

Con ayuda de Layda Sansores es como han querido provocar la división interna en Morena. Son los grupos radicales o el ala dura quienes, por consigna, abrieron el fuego amigo que cada vez va subiendo de tono.

No era para menos: a los grupos radicales no les gustó -ni tantito- que el propio presidente reconociera por derecho legítimo e histórico a otros perfiles en la carrera por el juego sucesorio presidencial.

De hecho, sin ningún mérito, los grupos radicales se han ido apoderando de las estructuras del partido; una especie de esquema de cuotas para beneficiar a los más allegados sin respetar la esencia más sagrada del movimiento que es: no mentir, no robar y no traicionar. Es verdad que el eslogan de esa campaña sirvió, pero está comenzando a desgastarse cuando -desde adentro- reviven las prácticas más antidemocráticas, incluso, pisoteando la constitución como lo hace Layda Sansores.

Aplaudo a quienes siguen firmes en la resistencia. El partido es del pueblo. No flaquear y no quebrarse en el camino es el único antídoto para luchar contra la adversidad, pues se olvidan en Morena que, si no hay unidad y reconciliación, en serio, hay un riesgo mayúsculo de abrirle las puertas a la oposición. De hecho, en este momento, Morena no es favorito, ni siquiera, en la propia Ciudad de México.

Ayer la encuesta de Massive Caller sitúa a Morena y a la oposición en un empate técnico. Lo dijimos: sí los grupos radicales de Morena siguen estirando la liga la van a romper. No están previendo o contemplando que sí hay una división quien más se beneficiaría es el Bloque de Contención.

La única vía para Morena es la unidad y la reconciliación.

Notas finales

Siguen las manifestaciones en contra de la hostilidad de Layda Sansores. De hecho, por medio de un pronunciamiento conjunto, más de 88 senadoras y senadores (mayoría calificada) de diferentes grupos parlamentarios expresaron su solidaridad al presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara Alta, Ricardo Monreal Ávila, ante los ataques sistemáticos e ilegales que ha recibido en los últimos días.

En la declaración, que suscribieron este miércoles, las y los legisladores rechazaron las agresiones contra integrantes de la Cámara de Senadores, órgano en el que se representa la pluralidad de la nación.

Entre las y los firmantes, se encuentra el presidente de la Mesa Directiva del Senado, Alejandro Armenta Mier y diversos coordinadores parlamentarios.

Una vez preguntaron: ¿Cuántos senadores vale Ricardo Monreal? La respuesta es 88 que, en términos legislativos, representa mayoría calificada, esa que se necesita para reformar la Constitución Política. Así de simple.

Michoacán

Diversos estudios metodológicos han calificado el trabajo de Alfonso Martínez, presidente municipal de Morelia, como muy bueno. De hecho, el edil se sitúa en los 30 mejores alcaldes de México que alcanzan una ponderación arriba del apoyo ciudadano del 60%, incluso, en la capital del estado de Michoacán, tiene mayor respaldo que el presidente López Obrador según la investigación que recolectó Demoscopia Digital en el mes de octubre. Ésta es, sin duda, una manifestación de qué se está trabajando bien, dado que el punto de vista de los morelianos es muy positivo a favor de su causa.

Sin embargo, dicen los que saben de política que detrás de un buen funcionario hay un buen gabinete. De hecho, un punto de apoyo o el detonante para caminar con éxito se debe a la gran determinación de elegir a los personajes idóneos para encabezar las dependencias.

Por ello, el gran paso del presidente municipal es gracias a la proyección que ha tenido la ciudad en tareas de fomento económico que son, sin duda, un mecanismo indispensable para el desarrollo de una ciudad como Morelia. Eso se lo debemos reconocer a Guadalupe Herrera Calderón, titular de la dependencia quien, por cierto, sigue presentando muchas alternativas innovadoras para detonar la economía en la emblemática Morelia, ciudad de las Canteras Rosas.