Comenzaron con el anuncio de “intermitencias” en el servicio, pero fue una falla de la que no existe precedente y que el martes 6 de febrero afectó a las 50 aduanas instaladas en el territorio nacional.

Un alto total como éste en los sistemas de aduanas no había ocurrido en este siglo vaya, ni el Y2K, ni las modificaciones estructurales que han sufrido los sistemas, nada de esto lo había ocasionado.

No fue un incidente menor, al SAT se le cayó el sistema de aduanas del país número 12 por su importancia en materia de comercio exterior a nivel mundial, creando por más de 48 horas un caos por la parálisis del sistema que desahoga el flujo informativo fiscal en puertos, ferrocarriles, trasporte aéreo y carga terrestre, con pérdidas que se estiman en varios millones de dólares.

Para darse una idea, nada más en el puente de Nuevo Laredo el intercambio es de 18 a 20 mil tráileres al día, y ese cruce tardará hasta otros cinco días más en volver a funcionar con normalidad.

Por otra parte la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM) divulgó que en 2022 se recaudaron 1 billón 417,875 millones de pesos, que representaron un crecimiento nominal de 8.76% en comparación con el cierre del 2021.

¿Qué falló?

Lo que hasta ahora se sabe es que hubo problemas con equipos HP y CISCO, equipo obsoleto, aunado a dificultades que se identificaron en el servicio denominado Servicios de Soporte Operativo SSO5 que lleva T-systems, que es el que debe validar la correcta operación de las aplicaciones que tienen algún mantenimiento y forman parte de alguna liberación por actualización.

En ambiente de pruebas el sistema no presentó algún error, sin embargo, con este antecedente, habría que considerar la falta de actualización tecnológica y la falta de una reingeniería (modernización) del SAAI como factores de que, ante alguna actualización de versionamientos, incluyendo las del validador por normatividad, el sistema queda expuesto a riesgos como los que desafortunadamente se materializaron en esta ocasión.

El costo de militarizar y la “austeridad”

El principal error del gobierno de López Obrador al militarizar las aduanas fue pensar que son materia de seguridad nacional cuando su verdadera función es la facilitación del comercio exterior mexicano y brindar apoyo para dar cumplimiento a las normas, tratados y reglas establecidas para mantener la competitividad en comercio exterior.

Entre los grandes problemas que enfrentan las aduanas en México se encuentran la falta de personal especializado, falta de mantenimiento y la urgente necesidad de modernización de la infraestructura tecnológica, así como una integración saludable que hoy no existe, lo que hay es una “ensalada” de sistemas que han crecido como enredadera.

Los sistemas quedaron a cargo del SAT y no de aduanas, un problema grave ya que, además de tratarse de sistemas relativamente obsoletos que habían presentado algunas fallas, al separar los fideicomisos FACLA y FAPA entre el ANAM y el SAT ahora las dependencias se tienen que estar pidiendo presupuesto entre ellas, los que además son muy cortos, porque como se sabe, se disminuyeron dramáticamente y a ello se suma la falta de experiencia del personal que se cambió por la militarización.

El daño

Entre los fideicomisos que desapareció la administración actual está FIDEMICA, que fue creado hace más de 20 años para concentrar los recursos que se invertían en las instalaciones aduanales y que sirvió para modernizar, ampliar y ejecutar proyectos. Al extinguirlo el gobierno trasladó su administración a la Secretaría de Hacienda. El dinero que concentraba el FIDEMICA provenía del pago bancario ejecutado por agentes o apoderados aduanales al momento de hacer la prevalidación de los pedimentos y se destinaban al mejoramiento de la infraestructura física y tecnológica de las 50 aduanas instaladas en el territorio nacional.

Es urgente que se tomen cartas en el asunto, porque el comercio exterior representa un porcentaje altísimo del PIB, un 47% y es la fuente de ingreso y empleo de millones de mexicanos.

En comercio exterior la pérdida más grande es no cumplir con un compromiso, pues implica la posibilidad de que se cancele un contrato o un paro de línea porque las partes no llegaron. Este sector trabaja “justo a tiempo”, es decir, para reducir costos las empresas no tienen grandes inventarios y cualquier paro o demora es costosísimo o representa enormes pérdidas. Por ejemplo, un solo día de horas extra de los choferes de cada tráiler cuesta muchos dólares, eso sin contar otras complicaciones como el estrés mental, el incumplimiento de plazos y que los trasportistas quedan expuestos a robos, asaltos y extorsiones, en un escenario así es complicado parar dos o más días.

Golpe al nearshoring

La candidata de la oposición Xóchitl Gálvez expresó su preocupación porque el fallo ocurrió en momentos cuando “más tenemos que demostrar que estamos listos para aprovechar el nearshoring, [no para que] salgan con sus cuatrotadas”.

Lo cierto es que la opacidad en la reacción de las autoridades de las dependencias encargadas evidencia una profunda falta de conocimiento y experiencia. Las pérdidas no son solo económicas si consideramos que ocurren en momentos en que las empresas voltean a nuestro país como alternativa viable en la relocalización de sus procesos, servicios y funciones.

Yo confío que la separación SAT, Agencia Nacional de Aduanas priorice la facilitación aduanera de mano de agentes aduanales y expertos en comercio exterior, menos grilla y más México ¡carajo!

X: @diaz_manuel