Cualquier manifestación pacífica debe ser tomada con respeto y tolerancia, máxime porque vivimos en un país democrático en el que deben caber todas las expresiones y como una virtud de qué radicamos en un territorio nacional donde se garantiza el derecho a disentir. Desde ese punto de vista reconocimos la capacidad de convocatoria que tuvo la oposición el pasado fin de semana para salir a mostrar su inquietud en uno de los epicentros más importantes para el presidente Obrador como lo es la Ciudad de México.

Los que mostraron su respeto y tolerancia es porque reconocen que hay libertad para tomar esas decisiones. Nadie está exento de no poder hacerlo, sobre todo en un país que padeció -por décadas- la intolerancia a la manifestación como los gobiernos represores de los años 60´s y 70´s. Recordemos que, este movimiento que hoy gobierna, nació precisamente como una respuesta al sometimiento que muchos mexicanos padecieron en tiempos del presidencialismo.

De hecho, esas expresiones de manifestación tomaron un auge importante. El propio presidente López Obrador encabezó un sinfín de protestas pacíficas en defensa de la democracia. Esa sociedad organizada fue uno de los detonantes para llegar al poder en 2018. Hoy, nuevamente el mandatario será quien encabece una marcha en la previa del aniversario del cuarto año de la toma de protesta del gobierno de la Cuarta Transformación.

De hecho, convocó a los ciudadanos a salir a marchar como una manifestación de que hay democracia participativa en nuestro país. Muchos dirán que es una respuesta a lo que sucedió el pasado fin de semana; quizá, sin embargo, el presidente tiene todo el derecho de realizarlo y debemos respetar esa decisión, aunque a la oposición no le guste.

Será, sin duda, una de las manifestaciones democráticas más grandes de la historia del país, especialmente por el clima que generó la marcha de la oposición.

No tengo ninguna duda que, el respaldo que recibirá el presidente, será inmenso; más grande, incluso, que la ola social que salió en defensa del desafuero.

En aquella ocasión había motivos de exacerbación por el atropello que intentaron hacerle a López Obrador. Hoy, las circunstancias son distintas y todos aquellos que saldrán el 27 de noviembre de este mes llevan la consigna de continuar legitimando la gestión del jefe de estado a través de una expresión de solidaridad ante la polarización que reina en el país.

De hecho, personajes importantes del movimiento como Adán Augusto, David Monreal, Mario Delgado, Marcelo Ebrard, Salomón Jara, entre otros, han desencadenado una respuesta positiva al mostrar su apoyo a la manifestación. Será una oportunidad para reivindicar y sanar cicatrices internas porque debe predominar la hermandad por un movimiento.

Sería una pena politizar una manifestación que está tomando fuerza para salir a mostrar la solidaridad con el presidente Obrador porque el compromiso es con el proyecto que él representa, no con los confines que algunos tienen para descargar sus frustraciones. Espero que Layda Sansores se comporte a la altura de las circunstancias ese día, sobre todo que las condiciones lo ameriten.

Ojalá que reine un ambiente de tranquilidad pues sería lamentable para el movimiento que, desde adentro, se utilice como un mecanismo para seguir golpeando a los presidenciables a través del ala radical del partido. Eso pasaría a ser, sin duda, la mancha o la degradación de algo que nació auténtico.

Espero, como muchos que simpatizamos con la expresión, que la fraternidad sea una acción que predomine ese día. Insisto, sí continúan utilizando estrategias de desaire o alguna que otra señal de odio y rechifla hacia otros perfiles, lo que nació como una manifestación democrática se contaminará -y tendrá repercusiones negativas- ya que ahondará más a precipitar la división interna en un momento clave.

A propósito, el Senador Ricardo Monreal ya confirmó su asistencia al evento del 27 de noviembre. Fue una buena determinación porque tiene todo el derecho político e histórico al ser, desde hace 25 años, un precursor del movimiento.

Por ello, tiene que haber tolerancia; quizá a muchos no les parezca que se declare un hombre libre en su pensamiento y personalidad, pero eso debe ser una de las características de la izquierda el saber aceptar la crítica como una acción ligada a la democracia interna.

A muchos no les parece porque no son tolerantes, sin embargo, la prudencia, el respeto y la flexibilidad deben ser fundamentales en un sistema democrático y un movimiento que abandera conceptos importantes como la pluralidad y el derecho a disentir. Así, la convivencia no sólo será sana, sino que podemos hablar que son indicios para fortalecer la unidad y acabar con la hostilidad y las ambiciones vulgares.

Si pasa lo contrario y la marcha se infecta con algunas muestras de intolerancia -en caso de que lleguen a expresarse reacciones de ofensas y groserías entonces sí- no habrá retorno, y Morena está condenada a la decadencia política porque esos son sí síntomas de favoritismo desde el oficialismo.

Notas finales

Nos cuenta que, en Zacatecas, la buena organización y planeación está comenzando a rendir frutos importantes luego de ir sanando las finanzas del estado. No hay que olvidar que -cuando tomó protesta como gobernador- David Monreal recibió una entidad quebrada que impidió que el arranque fuera óptimo. Tuvieron que pasar algunos meses para que las acciones o estrategias institucionales tomarán efecto positivo a través de las directrices trazadas. De hecho, en esa toma de decisiones, nos platican, fue fundamental la austeridad republicana que puso en marcha David Monreal porque esos mecanismos fueron muy oportunos para sacar adelante los compromisos en el tema económico, especialmente con el magisterio y el personal que labora en áreas administrativas.

Muy bien.