Centro a la olla

Desde la llegada de Andrés Lillini a la dirección técnica de los Pumas en julio de 2020, el equipo universitario comenzó a edificar una imagen combativa ante la adversidad de ser un club que con una nómina “modesta” podía lograr cosas importantes.

Mucho de ello apelando al espíritu y a la raza azul y oro, cosas muy de la UNAM, con lo que se sobrepusieron a situaciones adversas hasta poder pelear por títulos de Liga, como en ese primer torneo cuando cayeron ante el León en el regreso del futbol tras el estallido de la pandemia.

La realidad de Pumas ya es otra

Tener ese rol fue bien recibido por Lillini y sus futbolistas; sin embargo, la realidad hoy de los Pumas ya es otra. Es un equipo bien armado, de lo mejor en este Apertura 2022, y tienen que asumir otro papel dentro de la Liga MX: un equipo contendiente, protagonista, que no necesita de remontadas, sino que puede imponer su estilo y futbol.

La llegada de refuerzos como Dani Alves, Eduardo Salvio y Gustavo del Prete -sin olvidar a Adrián Alerte y César Huerta, quienes también aportarán bastante- hace del cuadro auriazul un plantel completo, pese a las dudas que se puedan generar en la portería por la salida de Alfredo Talavera.

Pumas e mucho más que simple “garra”

Y Lillini lo debe entender, sus jugadores lo deben asumir. Hoy el rol de Pumas va más allá de un equipo capaz de darle la vuelta a una eliminatoria solamente con garra. Este equipo que han construido debe reflejar en la cancha lo superior que es en cuanto a plantilla, al 80 por ciento de sus rivales.

Hoy deben dejar de vivir y de apelar a tener una buena reacción, porque tiene todo el material para imponer sus condiciones y estar del lado de los favoritos para ganar los partidos y el torneo. Hoy Lillini también debe cambiar su manera de pensar. Hoy ya no dirige a un equipo “modesto”, dirige a una de las mejores plantillas de la Liga MX y debe demostrarlo. Hoy Pumas debe dejar atrás el papel de víctima, para meterse en el rol de mandón, de un equipo capaz de ir por el título (once años después del último que tuvieron) a partir de la calidad de su plantel y de sus futbolistas, y no solamente por una cuestión de garra.