Reconocido y querido por escritores como José Agustín y Angeles Mastretta y otros tantos, el músico mexicano, ya de culto, Rockdrigo González, originario de Tampico, Tamaulipas, también conocido como el “sacerdote del rock” o “profeta del nopal” se nos adelantó la fatídica mañana, más cercana al mismísimo fin del mundo que otra cosa, para la Ciudad de México, la del 19 de Septiembre de 1985 (hoy hace ya 37 años) al derrumbarse el edificio en el que vivía en la colonia Juárez del todavía llamado Distrito federal. Ciudad a dónde había llegado después de tocar en algunos grupos de su natal Tampico, con influencias del blues y del rock norteamericano y de la música tradicional tamaulipeca, fue de los precursores del llamado movimiento RUPESTRE, dejando huella su estilo y canciones, también algunas de ellas extraña y melancólicamente premonitorias, porque eso fue, antes que “fatal, poeta maldito o apocalíptico”, cómo algunos lo encasillaban, premonitorio hasta lo inaudito, con letras en sus canciones y poemas cómo el contenido de un manuscrito hallado junto a él, en los escombros de su departamento, dónde compartía su lecho con su esposa Francoise, de nacionalidad francesa y fallecida en el mismo momento, que decía: “Mañana podría morir en la gran ciudad... he estado observando cosas misteriosas en gente que le hace a las ciencias ocultas” o un fragmento de su vasta poesía que reza: “me dijeron que la sintaxis era una señora muy severa, y que en los temblores había que tomar cerveza debajo de las puertas (...)”, u otro inédito por mucho tiempo y también rescatado de entre las ruinas: “Si el día de hoy no fuera un camino sin fin/ Si esta noche no fuera una sombra quebrada/ Si mañana no fuera demasiado tarde”.

Rockdrigo compuso e interpretó también, canciones cuya letra contenía enunciados cómo: “sobre historias de concreto”, “he llenado mis bolsillos con escombros del destino”, o “cuándo tenga la suerte de encontrarme a la muerte, le voy a ofrecer todo el tiempo vivido”, o aquella canción muy famosa llamada “no tengo tiempo”... y realmente, es que el no tuvo ya tanto tiempo.

Su hija, la cantante Amandititita vivió en Ciudad de México, con pavor e incredulidad, el 19 de septiembre del 2017, la macabra coincidencia de la réplica de la desgracia citadina, justo 32 años después, que aunque significativamente menor en cuánto a sus daños materiales y víctimas, esta fue una experiencia muy traumática, que también sin duda marcó a la gran Ciudad.

El legado de González a la Cultura popular citadina es indeleble, y está inmortalizado en su música; la Gran Ciudad lo extraña, pero perdura, a pesar de la diferencia de tiempo y estilo musical, con el Gran Chava Flores; no por nada en la estación del metro Balderas hay una estatua de bronce suya. Debido a que partió de este mundo en el día en que todo cambio para la Ciudad de México, la tan particular picardía mexicana acuñó aquello de que había muerto, evocando a no pocos iconos del rock mundial debido a excesos, “por un pasón de cemento”.

Pero aunque parezca increíble, no sólo Rockdrigo González escribió y cantó estrofas tan inquietantemente premonitorias, sino que también la más grande agrupación musical en español en toda la historia, los ibéricos MECANO. Para la grabación de un video clip de su disco “YA VIENE EL SOL”, y su sencillo “BUSCO ALGO BARATO”, filmado en dos inmuebles que resultaron icónicos: el hotel Regis y la tienda departamental Salinas y Rocha, ambos ubicados a un costado de la Alameda central; el primero siendo quizás el Hotel más lujoso por varias décadas en el centro de la Ciudad y que quedó reducido a escombros, incendiado además, cobrando docenas de víctimas mortales. Las estrofas e imágenes con un sabor extrañamente esotéricos rezan: “los almacenes de la calle 20 son el museo de toda la gente” esto se asemeja en que dicha tienda quedó (si bien inutilizado el edificio) en pie, por muchos días, pareciendo eso, un museo a la vista de los transeúntes, de lo que había sido antes del cataclismo, pero a la vez también ya no era; otra dice: “una vibración que genera un ambiente tenso”, ante esta, poco se podría agregar; una más, habla de un olor: “hay algo extraño en todo este ambiente, cosas usadas con olor a gente”, que bien pudieran evocar a los nauseabundos olores que, días después, despedían los cadáveres atrapados en todos los edificios que lucían en ruinas; otra línea nos dice: “un CEMENTERIO de cosas de gran valor...”. Para finalizar y por si todo lo anterior fuera ya poco, en la playera que porta Ana Torroja en ese video clip, a pesar de haber sido grabado en 1984, se lee claramente la leyenda: “stay alive in 1985″ (mantente con vida en 1985), sin duda, un consejo al que a muchos en las inmediaciones de las locaciones utilizadas para el multicitado video, simplemente habría sido IMPOSIBLE el seguirlo. Casualidad de premonición o premoniciones paranormales, eso queda a criterio de cada quien, pero los hechos tan sui generis, ahí están.