Les platico: soy de los que difiere de que en México está sucediendo lo mismo que en Venezuela.

No señor, allá fueron mentes rupestres quienes llevaron a una potencia mundial en ciernes -por el petróleo- a la ruina en que está convertida ahora.

En cambio en México están actuando verdaderos discípulos de “El Príncipe”, que hacen a Maquiavelo bailar en su tumba de contento.

A diferencia del incendio que quemó de un fregadazo las estructuras económicas, políticas y sociales en Venezuela, en México, pequeñas hogueras encendidas aquí y allá estratégicamente, consumen de a poquito y a fuego lento al País.

Y para ilustrar mejor lo que sucede en México en comparación a lo que ya ocurrió en Venezuela, va la siguiente escena:

Las columnas más leídas de hoy

Chávez -al principio- y Maduro, después, mataron a su presa -los venezolanos-; luego se la “comieron”.

En cambio, la 4T se está comiendo vivos a los mexicanos, como lo hacen las leonas cuando entre varias, clavan sus afilados colmillos con una precisión mortífera en las gargantas de sus presas y comienzan a devorarlas mientras sus órganos vitales aún palpitan.

Durante mis visitas de varios meses de duración a Venezuela, durante el 2019 y en marzo del 2020, donde nos pescó la declaración de pandemia en la ciudad de Mérida -homónima de la hermana República de Yucatán- en las tres reuniones que tuve con militares en retiro, de la llamada “reserva bolivariana”, me dijeron que cuando Maduro asestó sus supremos golpes constitucionales contra los venezolanos, los indicadores económicos, sociales, médicos y de seguridad, habían sido ya muertos por Chávez.

Aquí están las ligas de dichos artículos:

“Cubanos al acecho entre los mexicanos”

“Venezuela estalla”

Y la última “el populismo ama tanto a los pobres que busca multiplicarlos” en alcontacto.com

En contraste, los indicadores de esos rubros en México siguen vivos, agonizantes, pero vivos.

A saber:

Aunque el crecimiento económico es nulo, las actividades industrial, turística, agrícola, de servicios y otros segmentos; al igual que las exportaciones e importaciones, siguen activos, medio jodidones todos, pero continúan activos.

La inflación está controlada (5.66% anual) más por la inercia de los gobiernos anteriores que por la misma acción lopezobradorista.

Vean lo jodida que está la economía venezolana

El poder adquisitivo de los mexicanos se mantiene, más empobrecido que nunca, pero no se dan aquí -todavía-  los deterioros de paridad monetaria y escasez de bienes que padecen los venezolanos, donde 5 bolívares equivalen a 0.000032 pesos mexicanos o a 0.0000000000159984 dólares.

Para darnos una idea del deterioro que provocan los gobiernos populistas en la economía de los países que sufren ese fenómeno, a inicios de 1983, un dólar de EU equivalía a 4.30 bolívares.

Hoy, para comprar un solo dólar se ocupan 248,000 bolívares.

Sin embargo, la inflación no es el único problema para la economía venezolana, ya que su PIB sufrirá una contracción del 10% en el 2021, la caída más abrupta del mundo para este año, según datos del FMI.

La inflación en Venezuela es del 2,840% anual, hasta mayo 31 de este 2021.

Por eso el clamor generalizado que captamos en nuestras visitas allá es que no se puede vivir en un país con semejante deterioro económico.

Y en México...

Los anaqueles de las tiendas están surtidos, a diferencia de la vaciedad de los de los almacenes y supers venezolanos, que solo tienen producto para quienes pueden comprar con los dólares que alimentan al mercado negro, los militares y los protegidos del gobierno chavista, que ejecuta Maduro como marioneta de los cubanos, de los chinos y los rusos.

En México, el INSS (Instituto Nórdico del Seguro Social) sigue atendiendo -aunque cada vez en forma más precaria- las necesidades de salud de millones de mexicanos que no tienen los recursos para ir a los hospitales y a los médicos privados.

El desabasto de medicinas y de camas se sigue dando, pero todavía hay de ambos, medio fregadones esos temas, pero hay.

En cambio en Venezuela, la gente se muere cada día como moscas debido a que los servicios médicos están al mismo nivel de las naciones más pobres del continente africano.

Los venezolanos se mueren en las calles esperando una atención médica que nunca llega.

La clase media venezolana fue aniquilada por el gobierno chavista de Maduro, porque a ningún régimen populista le viene bien el fenómeno aspiracionista de quienes quieren mejorar cada día sus calidades de vida.

Dicho de otra manera, a los populistas les revientan el hígado los de la clase media, esa que se fortalece en democracias maduras con más de 200 años, como la norteamericana.

El avance de la democracia se mide por generaciones, no por años.

La de México tiene apenas un siglo. Por eso, los avances democráticos se miden por generaciones, no por años.

No hay mejor aspiración para una persona que tener una casa y para poder comprar otra, hipotecar la primera.

El aspiracionismo se revela a través del crédito al que accede la gente.

En los Estados Unidos, sus nacionales viven del crédito. En México, el Buró de Crédito está reventando de tanta gente que les quedó mal a las tarjetas, a las tiendas y a otros acreedores y por ende, se acabó el crédito para ellos.

Se acabó también su aspiracionismo.

En México, la clase media está a un paso de desaparecer debido a que López Obrador y sus marionetas en el gobierno y en los órganos legislativos, la atacan todos los días tildándola de conservadora y apátrida.

Todos los días, la 4T alimenta de odio a los más pobres, señalando a la clase media aspiracionista como madre de todas las desgracias que sufre el País.

A la 4T y a sus representantes republicanos, les falta carácter o están coludidos con la banca, porque no han sido capaces de obligarla a bajar las tasas para que el crédito -y el aspiracionismo de la clase media y también el de los pobres- fluya como en otros países.

A AMLO se le olvidó...

A AMLO se le olvidó que el desarrollo económico de un país depende de mantener encendidos los motores de las fábricas, esas que generan los empleos y para que esto suceda, se tienen que dar prórrogas para el pago de impuestos -que no condonaciones- y créditos que permitan a los empresarios pagar las nóminas.

A AMLO se le olvidó que para que la economía produzca se necesita ampliar la base gravable de contribuyentes para darle madrazos a la informalidad, que no paga imuestos y se roba las prestaciones de servicios sociales y médicos de sus empleados.

A AMLO se le olvidó que ordenarle al SAT que demore hasta seis meses las citas a nuevos emprendedores -con el pretexto del méndigo bicho- equivale a impedirle al erario la recaudación de casi un billón de pesos cada año, que estarían pagando de impuestos las empresas que no pueden operar porque no pueden facturar por no contar con la méndiga firma electrónica.

A AMLO se le olvidó su promesa de campaña de descentralizar a las secretarías de Estado; sacarlas de la CDMX fue su oferta y ahí siguen todas, apelotonadas en la Capital, porque al populismo le conviene el centralismo.

La inseguridad

En Venezuela, cuando vas en un taxi o conduciendo un auto, tienes que ir muy pendiente de los espejos laterales o del retrovisor del vehículo, porque apenas aparecen una moto tripulada por dos encascados, debes sumirte en el piso porque te van a asaltar sin piedad, con balazos tirados a matar para arrebatarte una cartera, con los pocos dólares que lleves.

Dicho de otra manera, la inseguridad priva a la vuelta de cualquier esquina y en todo semáforo en rojo que se cruce en tu camino.

La inseguridad -alimentada por la ineficacia o complicidad de la policía militar, federal, estatal y provincial con los criminales- hace presa a los venezolanos hasta en sus propias casas, porque se te meten hasta por las rendijas y los delincuentes matan porque tienen hambre, tanta como sus víctimas.

En México, poquito falta para que eso ocurra, porque si mataron a tantos candidatos a alcaldías y diputaciones, no fue por una cosa de rencillas políticas.

Fue porque el crimen organizado reclamó para sí las posiciones que ocupaban los muertos y a quienes les sucedieron y ganaron, los tienen amenazados: o plata o plomo, como en los más viejos y anquilosados tiempos del PRI.. y también del PAN.

Los empresarios venezolanos que vieron venir el vendaval populista chavista, rescataron lo que pudieron y huyeron a Panamá y a Miami. A otros les alcanzó para venirse a México o irse a España, pero se fueron con sus chivas a otros lugares donde pudieran empezar de nuevo.

Pero la ola populista socialista parece estar alcanzando a México, y un reducto otrora libre de esa plaga -Colombia- está a un paso de sucumbir, debido al hartazgo de los colombianos hacia sus gobernantes.

Hagan de cuenta lo mismo que les sucedió a los venezolanos cuando eligieron a Chávez... y lo que le ocurrió a México en julio del 2018.

CAJÓN DE SASTRE

“Por lo tanto, México no se parece a Venezuela. Verdad?”, se pregunta la irreverente de mi agente, mostrando su característico sarcasmo.